Música para el alma

Gabriela Rosero

Sorprendida grandemente de cómo en nombre de la ‘creatividad’ varias propuestas musicales han dejado de involucrar lo que la hace realmente bella como son los sentimientos, emociones, experiencias, ritmo, rima, sincronización y compás, en este nuevo editorial quiero darle un espacio especial a la compañera de nuestro día a día ‘la música’. Partamos de lo que el mismísimo Platón dijo: «si yo tuviera que dedicarme a la enseñanza, enseñaría solo música». Como cualquier profesión la música se estudia, se capacita, se prepara, jamás se improvisa.

Hoy, quiero hacer propias las palabras del Señor Pablo Balarezo Duque (escritor), ilustre ambateño quien a través de sus cuentas digitales se expresó con palabras acertadas de un gran maestro, artista y músico, quien, con su amigo fiel el príncipe de los instrumentos ‘El violín’ a flameado la bandera tungurahuense en diferentes escenarios interpretando las más exquisitas piezas musicales de grandes maestros y compositores de talla mundial, lleva 30 años estudiando música día tras día para poder deleitar a públicos exigentes, musicalmente hablando, además de su amor y pasión por el arte.

Con el título de ‘música sublime’ el autor de estas palabras manifestó: «Auténticos ejemplares humanos de espléndida estirpe musical, viven y se desviven por la música clásica, folklore, jazz, rock, pop, folk, techo y lo mejor de la música ecuatoriana muy bien ejecutados, con sublime contenido musical, ritmo, melodía, armonía, matices, poseen “Arte Académico”, estupendo efluvio transmitiendo emociones diversas y profundas a todos quienes escuchamos. En toda esta pequeña aseveración, sin lugar a duda, está incluido el maestro Jorge W. Rosero Díaz, de quien, la evidencia está en todas sus presentaciones y en su disco, el cual nos complace escucharlo tema por tema».

Ambato siendo la cuna del arte, tiene hombres y mujeres talentosos escondidos bajo la sombra de una oportunidad.

Esperemos que nuestras autoridades reflexionen sobre la importancia de apoyar a los artistas ambateños y evalúen las evidencias expuestas.

Tungurahua, tiene talento y es de exportación, empecemos por valorar lo nuestro.