Cuidado con los incendios forestales

ATILIO RUGEL ALBÁN

Es lamentable observar lo que sucede en el entorno de nuestro territorio. Cuando leemos y vemos noticias en los canales de TV quedamos sorprendidos de ver cómo en otros lugares del mundo se producen pavorosos incendios que consumen cientos de miles de hectáreas, la mayor de las veces ocasionados por piromaniáticos que disfrutan con la destrucción del ecosistema, que no solo acaba con los recursos naturales sino también con poblaciones que cercadas por las llamas y ante la impotencia de poder combatir los flagelos en países donde los cuerpos de bomberos están bien organizados y con una infraestructura de primer orden.

De todas formas, resulta imposible defender la propiedad privada y los daños materiales que se operan, toda vez que es difícil acceder a montañas que carecen de caminos y que las llamas se avivan por las altas temperaturas del ambiente y los vientos que se desplazan a grandes velocidades, lo que ocasiona que solo queden ruinas, lamentos y pobreza de familias que todo lo pierden y terminan como mendigos pidiendo ayuda a los gobiernos.

Esto es lo que está sucediendo en el momento actual en las Islas Canarias en España, donde se han consumido más de 6.000 hectáreas y en Bolivia que se han destruido reservas ecológicas cercanas a 5.000 hectáreas. Ahora se está produciendo un incendio que no se ha podido parar en la selva amazónica de Brasil y que lleva casi tres semanas imposibles de controlarlo, corriendo el riesgo de que pase a países fronterizos como Perú, la misma Bolivia y Paraguay.

Todos los años se repite la misma historia y a pesar de las medidas previsivas que se difunden en los medios de comunicación colectiva, donde se pide que quienes frecuentan bosques en excursiones deben evitar prender fogatas o botar colillas de cigarrillo en esos lugares donde el verano tiene resecas muchas especies vegetales y de un momento a otro se prende el fuego y se esparce ligeramente.

En el caso de Esmeraldas, hay una institución bomberil moribunda y a pesar de tener una refinería, un Puerto Marítimo, grandes tanques de almacenamiento de petróleo y como también esferas cargadas de gas y con la insuficiencia de agua, hace que estemos desprotegidos y no sería extraño que se repita la mala costumbre de quemar potreros que llenan de ceniza la ciudad y patios de las casas ante la vista y paciencia de autoridades que tienen un accionar lento parecido al paso de las tortugas.