La más antigua

Adolfo Coronel Illescas

La historia y tradición de la feria de Loja se ajusta al decreto del Libertador Simón Bolívar de julio de 1829, en el que implícitamente le rinde pleitesía a la Virgen del Cisne, que es un elemento poderoso, porque con su presencia se inicia la feria religioso-comercial. Son dos eventos anclados para determinar que la feria de Loja al cumplir 190 años, se destaca como la más antigua del país y acaso de América.

La feria ha tenido varias etapas de crecimiento. Nace el 28 de julio de 1829 mediante decreto, el mismo que fue modificado en 1831 por el presidente Juan José Flores en el asunto de restituir al Cisne la fiesta del 15 de agosto, dejando a Loja la del 8 de septiembre. Crece a partir de 1971, el presidente Velasco Ibarra provee recursos para construir el actual Complejo Ferial, que no está terminado y debe hacérselo. Se fortalece en 1972 cuando los gobiernos de Ecuador y Perú celebran el convenio que crea las ferias de Integración Fronteriza, aprovechando los eventos tradicionales de Loja, Machala, Piura y Tumbes; integración llamada a procurar el desarrollo socio-económico de estos pueblos hermanos con metas y anhelos comunes, lamentablemente no se ha dado importancia a dicho convenio y tampoco a la promoción y desarrollo de las zonas de frontera. Finalmente se logra un mejor valor a partir de 2015, con la creación de la Corporación de Ferias de Loja, donde hay compromiso y ganas de salir adelante “logrando engranar sinergias” entre el sector público y privado.

Han transcurrido 190 años de historia y tradición. Conviene un repaso a lo actuado, estimando lo realizado en tan largo trayecto, para proyectarnos con un compromiso común hacia el Bicentenario que están muy cerca, aumentando su valor y trascendencia, reto obligado de quienes estamos vinculados por un amplio patrimonio espiritual y comprometidos a conseguir feria tras feria o mejor año tras año hasta el 2029, no una simple repetición de lo mismo y lo mismo, sino pasar de la tradición a la innovación, destacando siempre los valores de este pueblo que, a pesar de sus infortunios, sigue con “lojanística” pasión incrementando su fe en el progreso y desarrollo, en base a sus excepcionales virtudes: culto, creyente, creador, generoso y hospitalario. (O)