La justicia no la imparten máquinas

Sin un sistema judicial ética y profesionalmente seguro, la democracia en Ecuador y en cualquier otra parte está en riesgo o en un “callejón sin salida”. “Lastimosamente, el trabajo efectivo de la Policía no tiene el apoyo requerido por parte de ciertos jueces y fiscales, que actúan de manera deshonesta, y que permiten que los criminales puedan circular libremente por la calle en busca de otras víctimas”, dijo ayer el presidente Lenín Moreno. Una queja que se viene oyendo desde hace ya bastante tiempo.

Precisó que su régimen ha invertido 560 millones de dólares en la Función Judicial, es decir, por lun promedio de 47 millones mensuales. “Tenemos derecho a reclamar. Hay funcionarios correctos y honestos, pero su labor es opacada, ante la opinión pública, por la actuación de ciertos malos elementos”, dijo en tono enfático. Es decir, en buen romance, el Gobierno hizo lo que constitucionalmente debe en aras de garantizar la seguridad pública. Ni más ni menos: cumplió con algo ineludible.

No es el dinero. Correa lo regó por todos lados y se proclamó “campeón” en todas las materias: educación, construcción, petróleo y un largo etcétera. El saldo es desastroso, está a la vista. Hay que dar una fuerte sacudida a la Función Judicial, no en cuanto a los escritorios, sino a quienes los ocupan. Es otro de los “secretos” que, desde hace demasiado tiempo, nos abruma. La justicia no la imparten máquinas a ciegas, por ahora, con el paso del tiempo tal vez lo hagan. No son piezas de recambio lo que debe desecharse, sino a funcionarios con serias irresponsabilidades.


El pensamiento no va a superar el miedo, sino la voluntad de acción”. William Clement Stone Escritor estadounidense (1902-2002)

La muerte es cosa vieja, pero una novedad para todo el que le toca”. Iván Turguénev Escritor, novelista y dramaturgo ruso (1818-1883)