Enseñar y educar

Ángel Polibio Chaves

Constituye particular preocupación para los padres de familia la iniciación del nuevo año lectivo; en mayor o menor medida, miles de papás y mamás acuden a los establecimientos educativos por matrícula, y se procura que uniformes y útiles estén listos para el primer día de clases; los responsables de las escuelas y colegios por su parte, afinan todos los detalles para que las actividades se reinicien de la mejor manera; en definitiva, en los hogares y en los establecimientos educativos, se concede enorme importancia a la educación.

Por ello, resulta oportuno una vez más plantearse las responsabilidades de unos y otros en este trascendental proceso. Se dice que la escuela enseña y la familia educa. Creo sin embargo que estos dos aspectos fundamentales son responsabilidad de las dos partes. Hay escuelas en las que la presencia de los padres de familia es muy ocasional; hay otras en cambio, en las que es frecuente, por la comprensión de la necesidad de que esta relación sea estrecha y permanente, para que ambas partes cumplan mejor su función. No es suficiente matricular al niño en una buena escuela y proveerle de lo necesario para que pueda desempeñar eficientemente sus labores; tampoco lo es procurar solamente que el aprendizaje esté rodeado de los mejores métodos e instrumentos: es necesario que estas dos entidades tengan sobre todo una clara conciencia de lo que significa EDUCAR.

Enseñar implica no solo transferir conocimientos sino proveer al niño de la capacidad para comprender y desarrollar más conocimiento. Educar implica a su vez, hacer del niño un ser integrado a una sociedad y comprometido con ella, a través de la práctica permanente de las mejores actitudes. En definitiva no basta con enseñar, hay también que educar y para ello, es indispensable que la familia y la escuela en forma conjunta se comprometan a ello.