Política y religión

Eduardo F. Naranjo C.

La creencia, supuesto mental anclado en nuestras emociones, nos produce percepciones de distinta dimensión, que en determinado momento se convierten en obsesiones que nos alivian o condenan. Esta actividad mental ocurre en la zona inferior del cerebro, la parte antigua, anterior a que el humano desarrollara el neocortex.

Así, desde tiempos inmemoriales la humanidad se guía por sus “creencias” religiosas que, por lo general van unidas a las políticas, haciendo que esto constituya la clave secreta del poder para el control de las masas.

El lenguaje permitió acuñar conceptos que involucran descripciones teóricas de todas las cosas y así algunos se convierten en mitos, con los que se conduce a los creyentes. Desde el inicio las religiones estuvieron junto al poder político que a su vez se apoyó en éstas, consolidando el dominio de los fieles.

Sin embargo, siendo el Reino de otro mundo el que se ofrece, es aquí donde se actúa y ahora vemos con mucho poder a las sectas cristianas que han crecido asumiendo una ligazón con el poder político, desde luego la católica yaera hegemónica desde el siglo IV, pero hoy existe una disputa de territorios.

Brasil es el último ejemplo donde una secta apoyó al populista Bolsonaro y le dio el triunfo demostrándose así que, “ambas creencias” son un motor muy potente, caminan muy bien juntas y la historia muestra estas conjunciones en todo tiempo y espacio.

La verdad es que las sectas organizadas confluyen con los idearios políticos de diverso modelo, pero siempre en función de salvaguardar los intereses de los que manipulan el mundo y que hoy lo hacen abiertamente, multiplicando y reforzando creencias a través de los medios de comunicación, para tener súbditos “convencidos” y utilizarlos en su provecho, sin escape, ni Reino.

[email protected]