Por una consensuada política de Estado

El rearme de excomandantes de las FARC y su tropa, que se apartaron del pacto de paz de 2016, obliga a recomponer la defensa del país de manera integral. Por un lado, impedir la filtración, a través de los más de 700 kilómetros de nuestra frontera norte, de la logística que esos remanentes de la narcoguerrilla requieren. El contrabando de armas y municiones es solo un aspecto y el tráfico y elaboración de drogas para su exportación por el territorio nacional, otro.

Esa logística incluye las relaciones internacionales, asistencia y amparo a dirigentes y sus familiares, y a miembros “quemados” o prófugos más notorios. Paralelamente están los asuntos financieros, en los que el lavado de dinero mal habido ocupa un lugar destacado, así como negocios “pantalla” como el comercio minorista, la minería ilegal y la construcción.

La infiltración en el aparato del Estado, universidades, partidos políticos, ONGs e instituciones religiosas fue otra de las estrategias de las FARC de antaño, así como el adoctrinamiento y reclutamiento de nuevos miembros y cuadros de dirección. Los secuestros y las extorsiones, entre otros delitos comunes tuvieron un papel muy destacado.

No es solo un asunto de las Fuerzas Armadas, la Policía y los órganos de inteligencia y contrainteligencia. Se precisa un plan de desarrollo social, político, económico y cultural dirigida en esa frontera y un trabajo minucioso mediático. Profilaxis e intervención solvente, unidad y esclarecimiento. En fin, una consensuada política de Estado en la que todos participemos y de la que todos seamos responsables activos.


Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. Martin Luther King Religioso estadounidense (1929-1968)

Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda”. Jean de La Fontaine Escritor y poeta francés (1621-1695)