Puntos de inflexión

Nicolás Merizalde

Cuántas cuestiones por resolver. La asamblea acelerada en debates prolongados y hasta risibles del proyecto de reformas al COIP, la inseguridad campea y la alcaldesa de Guayaquil recomienda que los medios vuelvan a publicar los rostros de los delincuentes con una lógica respetable pero altamente peligrosa. ¿Acaso no es posible que una medida como esa no aliente la apología del delito o lo que es aún peor una normalización y hasta culto por la mente criminal? No sería de extrañarse, de hecho, algo muy parecido estamos viviendo con el fenómeno de las narco novelas que son fabricaciones de culto a las personas más nocivas de la realidad latinoamericana. Y, aun así, aceptadas, seguidas y promovidas por una tergiversación de la realidad que acaba exponiendo la maldad atenuada con una mezcla terrorífica de excesos, lujos y muerte. ¿Qué sociedad puede surgir de la glorificación de sus villanos?

El problema de la migración que aqueja y aquejará durante los próximos años a la población, y el gobierno sin responder con medidas prácticas que no se concentren en la limitación y desplazamiento del migrante que es una víctima más de los atropellos del socialismo del siglo XXI. Sin concentrarse en el fomento de una industria sana que pueda brindar trabajo a propios y extraños y asegurar la prosperidad del futuro. Las trabas a los empresarios siguen levantadas, la flexibilización laboral sigue siendo la verdadera utopía y la informalidad y el contrabando una realidad secuencial al ahogo de la empresa privada en nuestro país.

Los casos de corrupción no solo revelan el asalto del que fuimos víctimas, sino la férrea maquinaria legal de la que se valieron para sistematizar el bandidaje. ¿Cómo desmontar el aparato legal que no condena, y camufla al deshonesto?

Son muchos puntos de inflexión, o seguimos con parches o salvamos el barco.