¿Confiar en quienes se rehúsan a mostrarse?

La protección de derechos, la resolución de conflictos y la fiscalización del poder, son tareas que corresponden a nuestro sistema judicial. La violencia, la corrupción y la desigualdad de derechos figuran en ese entramado de obligaciones. Sin embargo, hacia el sistema es mayoritaria entre la población una opinión altamente desfavorable y demandante. ¿A qué se debe este desconocimiento y desconfianza?

La opacidad y el hermetismo con que opera podrían colocarse en primer lugar. Si los jueces se comunican con las personas a través de sus fallos, lo que tenemos son jueces silentes, indispuestos al escrutinio y al diálogo. Los casos que estuvieron a su consideración, ¿cómo los resolvieron? ¿Lo hicieron bien o mal? ¿Con apego a las normas? ¿Cómo confiar en quienes se rehúsan a mostrarse? Todo es una suma de paradojas.

No lo sabemos con certeza, solo sabemos de los escándalos que la corrupción, dentro del propio sistema, afloran semana tras semana. Hay fallos ilegibles, otros que tienden a ser largos, repetitivos, con problemas de redacción y plagados de supuestos “tecnicismos”. Obligan a conocer el lenguaje judicial para poder extraerles sentido y a veces ni con eso. También sobresale el formalismo con el que los jueces resuelven.

Ese es el problema de la opacidad: te exime de la crítica, pero también de la legitimidad. Una justicia basada en estereotipos, desapegada de la realidad, que solo pueden entender “los expertos”, no es justicia. Pero es la justicia que tenemos en la mayoría de los casos. Sin transparencia no hay justicia. No se puede mejorar lo que no se entiende.


La historia se entiende mejor cuando los hechos ya han tenido lugar”. Jim Lee Artista gráfico estadounidense

Cuando se trata de chismes, tengo que reconocer fácilmente que los hombres son tan culpables como las mujeres”. Marilyn Monroe Actriz estadounidense (1926-1962)