Verde sucio

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Y arroz podrido, conceptos nada nada alejados de las palabras lorquianas ‘verde que te quiero verde’ o de la canción infantil ‘arroz con leche, me quiero casar con una señorita de San Nicolás’. El gran globo de los engaños se desinfla poquito a poquito, todos los días un agujero chiquito, en el campo costeño dirían un caliche, es seguido de otro agujero chiquito, chiquito es 6 mil dólares -incomprensible para el Capo-, 20 mil más, 100 mil más allá, 2 milloncitos, 14 milloncitos y en las cábalas se anuncia que puede llegar a 70 mil millones el desmadre de la ‘revolución ciudadana’ con cuentas en Andorra, Panamá y tal vez hasta en Macao y Hong Kong (centros financieros turbios, ambos en la nueva China imperial).

que pagaron los vestidos y atuendos de Versa ce, Armani, Luis Vuitton o de cualquier otro modisto internacional de altísimos precios. Toda persona -medianamente informada- sabe que la justicia norteamericana no pudo comprobar la oleada de crímenes cometidos por Al Capone, pero el Servicio de Rentas Internas logró meterlo en la cárcel por la terrestre defraudación de impuestos. La gran diferencia, que en nuestro terruño el SRI también era guarida de depredadores gubernamentales en ese momento. Los supuestos controladores y jueces trabajaban arduamente -no lo hacían gratis- para proteger y encubrir a los atracadores oficiales.

Nos aconsejan olvidar al causante y creo que eso es una mala idea, todos los males actuales no van a componerse con dos o cinco años de medidas tibias y las penurias que ya sufren las nuevas generaciones las seguirán sufriendo los niños que ya van hombreando. Viejitos contemporáneos queridos, lo único que van a dejar a sus adorados nietos son deudas y caos. Urge separar de sus cargos a todos los cómplices de estos crímenes y, por si acaso, a todos los falsos arrepentidos.

[email protected]