Libertad Vs. seguridad

LUIS COELLO KUON YENG

El presidente Lenín Moreno expresó unos días atrás un pensamiento acerca del emprendimiento y la libertad, palabras que han dado mucho de qué hablar y no precisamente se trata de rosas o claveles, por el contrario, son espinas, clavos y memes al ser consideradas un exabrupto. Para dar un calificativo adecuado a las palabras del Primer Mandatario, analicémoslas desde un inicio.

Él habló sobre las personas que eligen trabajar en independencia siendo libres para emprender con sus recursos cualquier negocio o empresa, a sabiendas de los riesgos económicos y así poder generar trabajo y riqueza. Al contrario, aquellos que optan por la seguridad de un trabajo fijo con los beneficios sociales, sanitarios, posibilidades de préstamos y de jubilarse luego de haber laborado un tiempo estipulado. Estas personas aceptan estos agrados, pero pierden libertad de emprender para generar más y otros recursos, perdiendo espacio para hacer lo que a bien les convenga.

Hasta ahí, bien, pero luego dijo que emprender es como los “manitos emprendedores” aquellos niños que venden agua, gaseosas u otros productos en las calles para generar recursos. Creo entender lo primero a que este país no es de emprendedores, innovadores que generen por sí mismos recursos económicos y fuentes de empleo. Colijo que se refería a que buscamos ser dependientes del Estado. Así creo verlo, bajo mi perspectiva debo enfatizar. Pero no es tan cierto aquello que dijo Moreno.

Hay personas con empleos públicos que con sus recursos propios (préstamos en una vasta mayoría) inician negocios particulares desde venta de productos por catálogo hasta negocios fijos con pago de impuestos, con la compra de productos a empresas particulares extranjeras, generan empleo a otros y con aportaciones a la seguridad social, pregunto: ¿Acaso eso no es emprender? Y, es más, invierten dinero a sabiendas de los riesgos económicos. Yo sí creo que eso se denomina ser emprendedor.

De los niños vendedores en las calles, eso con todo respeto no se llama ‘emprendimiento’ se llama necesidad, pobreza, carencia. Falta de oportunidades laborales adecuadas para sus padres inmersos en un sistema corrupto que esquilma recursos para educación, salud, para innovaciones productivas. Un niño trabajando no es un autoincentivo, al contrario, es una afrenta y dar la espalda al futuro. Niños en las calles son presas fáciles del abuso delincuencial, de las drogas con una nefasta dependencia a ellas.

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