Inmigración venezolana, tema serio

ATILIO RUGEL ALBÁN

El Ecuador no está preparado para recibir la marea humana de tantas personas que por falta de trabajo en el lugar donde nacieron, donde se violentan las leyes contra un pueblo que ya no tiene capacidad para resistir; eso hace que nuestras calles estén llenas de familias con niños en los brazos, ancianos enfermos, mujeres en estado de gestación durmiendo en portales, terminales terrestres en condiciones deplorables de higiene, con falta de alimentos y soportando las inclemencias del tiempo en el día a día.

Con el anuncio que dio el Gobierno que los venezolanos podrían lograr una Visa Humanitaria de los que se encontraban en el país hasta el 26 de agosto, originó que el puente de Rumichaca se volviera intransitable por la cantidad de personas que superaron las 7.000 y al no poder concretar los trámites porque el tiempo no les alcanzó y porque, además no podían cubrir el costo que era de 50 dólares, procedieron a realizar la toma del puente durante 6 horas para exigir atención. Esta situación es muy seria y merece un análisis detenido. Se ha dicho que muchos buscan llegar a Perú y Chile y que solo desean que el Ecuador les permita el paso; pero resulta que esta regla no se cumple y muchos se quedan aquí en el país.

Me ha tocado conversar con personas que viven en otras ciudades del país y señalan que muchos de los restaurantes, negocios y otros están llenos de trabajadores venezolanos y colombianos, lo que quita la oportunidad para que el desempleo en el Ecuador que supera más del 20% no tenga solución, todo debido a que los dueños de negocios les pagan una cantidad inferior a la que deberían ganar, situación que no pueden hacerla con los ecuatorianos.

Hemos observado en la TV que muchos de nuestros visitantes tratan de introducirse a nuestro territorio evadiendo el cumplimiento de documentos por pasos escondidos, que para mi parecer los militares deben conocerlos como la palma de su mano porque ellos son los que vigilan la frontera. Se escucha en el argot popular que mejor resulta ser político para ser millonario, antes que perder el tiempo estudiando y no encontrar oportunidad de trabajo. Un amigo me decía: “Que la ignorancia es gratuita; pero no por eso hay que adueñarse de ella”.