El Gobierno nos ha informado sobre las pérdidas del Estado en las empresas públicas. Si hacemos un balance, con los datos de sus fuentes, en términos netos, el sector petrolero del país perdió 311 millones de enero a julio de este año. Tradicionalmente el Ecuador se consideraba un “país petrolero”, pero si operamos a pérdida en un sector tan estratégico, ¿qué nos queda como país?
Se persigue a ciertos corruptos, pero el Gobierno tiene graves deudas con la transparencia y la eficiencia de los recursos públicos. Esas cifras ofenden a la inteligencia ciudadana, pues esas empresas no son de su propiedad exclusiva, sino que nos corresponden a todos los ecuatorianos. Las pérdidas las cubrimos con nuestros impuestos, que a su vez salen del trabajo y los sacrificios que hacemos a diario.
Revertir esta tragedia es impostergable. Hay que mirar con lupa estas empresas improductivas, que son una pesada carga para el Estado, con el fin de revertir la situación desde dentro hacia afuera. En particular en un sector vital para el país, que es su oxígeno, y que debería convertirse en vector de nuestro desarrollo a corto y mediano plazos.
La crisis viene a recordarnos que los recursos son limitados. Bien haría el Gobierno en ordenar la casa, empezando por consolidar los balances de las 23 empresas públicas del Estado y transparentarlos ante la población. Al final, son los impuestos del ciudadano los que financian los más de 57 millones de dólares en pérdidas en 2019, y que en el futuro cercano deberán pagar los impuestos de la deuda pública para cubrir el hueco.
¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo?”. Alexander Pope Poeta inglés (1688-1744)
La medicina es el arte de acompañar al sepulcro con palabras griegas”. Enrique Jardiel Poncela Escritor español (1901-1952)