Qué podemos esperar

Pablo Ortiz Muñoz

Cada día que uno escucha el noticiero en la televisión, ya no es de sorprenderse al escuchar hablar a la clase política. Sin distinción alguna es el segmento de la sociedad más sinvergüenza y descarado que pueda existir en el país. No es para menos mi comentario estimados lectores, es que no existe un solo día que hablen con veracidad. Hablan cualquier estupidez y con tal cinismo que cualquier incauto les puede creer.

Solo imaginen, los honorables ofreciéndose como mediadores para solucionar el problema del paro en la provincia de Carchi, y para sorprenderse, dando soluciones. Sería de preguntarles qué porcentaje del sueldo se redujeron cuando el Gobierno pidió austeridad por la seria crisis económica que atraviesa el país. Ojo, con esto no estoy justificando la incapacidad del actual Gobierno.

Por otro lado imaginemos al Gobierno y sus representantes, qué derroche de capacidad, solo oírlo hablar al señor vicepresidente y podemos imaginar todo ese conglomerado de intelectualidad que lidera al país.

Solo imaginen la respuesta que la ministra Romo dio al problema de Carchi (Noticiero Gamavisión 27/09/2019, edición 19:00), digno de elogiar, nos demostró tal capacidad que como lojanos deberíamos sentirnos orgullosos. Prácticamente les dijo que la mesa estaba servida, que se han creado una serie de incentivos para promulgar el desarrollo de esa zona fronteriza, y que si los ciudadanos no conocían o no han aprovechado los mismos están listos para darles la información necesaria. Esa solución solo es comparable a la solución que Pilatos le dio al pueblo cuando lo condenaron a Jesucristo y luego se lavó las manos señores.

Los carchensen sin lugar a dudas nos están dando una lección de unidad, que los lojanos deberíamos tomarlo como un ejemplo. Pero de pronto recapacito y me digo, si nosotros promulgamos un paro, a quién le importa nuestras relaciones, así como la movilidad de carga y personas entre vecinos no es nada comparado con lo que se mueve en el norte. Además, cómo poder olvidar esa solidaridad y esa lucha fehaciente y constante entre autoridades por el progreso de Loja y su provincia, que hace que cada día nos sintamos más orgullosos de ser lojanos. (O)