Críticas ilógicas ante la lógica de Greta

“Me han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías”, acusó Greta Thunberg a los líderes mundiales en su discurso ante la ONU. En seguida, sus frases se viralizaron en redes sociales gracias a quienes la consideran un ejemplo a seguir. No obstante, también llovieron las críticas tanto desde sectores de la derecha que dudan de la veracidad del cambio climático, como desde cierta izquierda que considera a Thunberg un títere de intereses políticos y económicos. Localmente circulan textos y memes que indignados ironizan sobre el hecho de que una sueca a la que “nunca le ha faltado nada” se atreva a quejase de su infancia perdida cuando en países como en el nuestro existen tantos niños y niñas que pasan hambre y que sufren abusos.

¿Los privilegios anulan el derecho a denunciar lo que consideramos injusto?
Cuando, a los ocho años, Thunberg –quien tiene síndrome de asperger– se enteró de las consecuencias del inminente cambio climático, se deprimió tanto que dejó de comer y desarrolló un desorden alimenticio. Es por eso que habla de infancia robada. Se trata de una reacción extrema para aquellos que no padecemos autismo y podemos distraer nuestra mente irresponsablemente. Pero es una reacción lógica ante la hambruna, la falta de agua, las inundaciones, los incendios y las pestes que amenazan a nuestro planeta. Thunberg responsabiliza a las grandes transnacionales y a los gobiernos de fallarle a su generación, pues si estos no reducen sus emisiones tóxicas, los esfuerzos individuales por detener el calentamiento global son inútiles.

El cambio climático afectará al mundo entero y en especial a los países pobres. Los enemigos de Greta son los mismos que los de aquellas comunidades y aquellos activistas locales que luchan en contra del extractivismo minero y petrolero que antepone el enriquecimiento de unos pocos a la calidad de vida de todos. ¿Cuál es el sentido de criticar activismos coherentes porque vienen desde lugares privilegiados? En lugar de invalidar derechos, los privilegios conllevan la responsabilidad de ser reconocidos como tales por quienes los portan y de ser direccionados a luchar por un mundo mejor.

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