La precariedad de ser joven

Giuseppe Cabrera

Ser joven hoy es más difícil que hace treinta años, en Ecuador y en el mundo. Si algo nos lega la globalización es la universalización de los problemas derivados del neoliberalismo. La situación material de los jóvenes es peor que décadas pasadas y resulta evidente. La edad de independencia económica de los hijos de sus padres ha aumentado en comparación con generaciones pasadas.

Tal vez lo peor de todo, es cómo nos venden la idea de precarización en la que vivimos muchos jóvenes como una consecuencia de la nueva forma de vivir que tenemos los Millennials. Los titulares de prensa siempre llevan leyendas como “hoy, los jóvenes prefieren un trabajo con horarios flexibles y mejores ambientes laborales”, por no decir: cada vez aumenta más el trabajo precario en los jóvenes. Con salarios bajos y horarios extendidos en el sector privado o sobreexplotación en la dichosa panacea del emprendimiento. Uber y Cabify son los nuevos estilos de trabajo, sin horarios, sin estabilidad laboral, sobre explotados y además con una empresa que tributa en el extranjero, en paraísos fiscales.

Que los jóvenes cada vez desean menos formar una familia, cuando la realidad es que, aunque en buena parte esa sea una decisión propia, mucha de esa estadística la engrosan jóvenes que queriendo formar una familia, no pueden hacerlo, porque el sueldo no les alcanza para solventar los gastos familiares.

Estamos más preparados que nunca y aún así tenemos las peores condiciones y oportunidades laborales.

Y encima, ahora quieren ponernos a prueba 3 años, sí pasar de 3 meses a 3 años, porque claro, a quién no le toma más de 3 años el conocer el trabajo de uno de sus empleados. Ahora lo nuevo es ser explotados 13 horas diarias, ese es el futuro, cómo podemos estar en contra de esas nuevas formas de contratación laboral, no importa que hayamos luchado contra eso en el siglo XIX. Que los tiempos pasados siempre fueron mejores, solo hay que agregarle alguna palabra simpática como innovación o mejor si usamos algún anglicismo que suene interesante, no sé, ¿couching, tal vez? Es lo de menos, lo importantes es que creamos que nosotros buscamos esa inestabilidad, que la anhelamos.