Responsabilidad ciudadana

Daniel Jerez

En una época globalizada con información abundante e instantánea que bombardea los medios convencionales y digitales accesibles, es fácil enterarse de lo que sucede en todas partes y en todos los ámbitos. Todos conocemos en cierto grado las decisiones o acciones que se toman para una situación determinada, sabemos las problemáticas que son recurrentes en nuestra sociedad y en su mayoría me atrevo a decir que pasamos a ser simples espectadores, esperando que alguien más solucione las cosas o proponga que todo funcione.

Problemas evidentes como el cambio climático, la movilidad, la corrupción, la violencia, la pobreza, el desempleo, la delincuencia, entre otros son del diario vivir generalizado y que nos afecta en cierta medida a todos los ciudadanos y que poco nos activamos para que esta realidad vaya cambiando. Si bien es cierto, existe varias corrientes activistas que se dedican a trabajar algunos temas en la reivindicación de derechos o en la consigna de luchas de las minorías por cambiar algunas de estas realidades y que de a poco se van sumando conquistas para mejorar el mundo, también debemos todos los ciudadanos ir tomando esa conciencia y actuar desde lo cotidiano, ese cambio que queremos, con actitudes, acciones que van desde los más esencial que es desde nosotros mismos, nuestras familias y nuestros entornos.

No botar basura en la calle, reciclar, utilizar menos plástico, usar medios de transporte alternativos, no desperdiciar el agua, limpieza de manera eficiente, no comprar lo robado, no dar coimas a funcionarios públicos o autoridades, analizar bien el voto, respetar las filas o los turnos, ser puntuales, educar con amor, ser asertivos, ser empáticos, tener un plan de ahorro o financiero, emprender, en fin, son acciones que podemos irlas desarrollando en primera persona y con nuestro círculo cercano que motive una réplica en todo los entornos y estoy seguro cambiara las cosas y realmente nos dará un mejor vivir.

La frase trillada “Los buenos somos más” puede ser posible si tomamos conciencia ciudadana desde lo más simple y educáramos desde el afecto, la solidaridad y la empatía el mundo realmente fuera diferente y preparado para futuras generaciones.