Equilibrio fiscal

GUSTAVO ORTIZ HIDALGO

No hay peor farsa que la supuesta “mesa servida” que dejó Rafael Correa. El clientelismo y los cálculos electorales pesaron mucho más que la sensatez a la hora de administrar el país. En el marco de una nueva bonanza petrolera, los resultados de su gestión económica fueron pésimos. El excesivo y creciente gasto público se lo financió con petrodólares (mientras duró el boom), incremento de tributos y endeudamiento irresponsable.

Los impuestos juegan un papel esencial en la política fiscal, ya que su recaudación constituye una fuente de financiamiento del gasto público y permite la redistribución de la riqueza en la perspectiva de la equidad social. No obstante, la aplicación de impuestos tiene un límite: su incidencia negativa en la dinámica económica; ya que su exceso puede desestimular el ciclo: ahorro, inversión, empleo, producción, ingreso y mejoramiento de las condiciones de vida. La decisión del Gobierno Nacional de no incrementar el IVA es totalmente acertada; a pesar, del duro golpe que va a significar en la población la eliminación del subsidio a los combustibles.

Falta mucho por hacer. El combate a la evasión tributaria, la recuperación de los recursos robados por la secta mafiosa que nos gobernó y el achicamiento del tamaño del Estado (reducción del gasto público) son medidas urgentes que tienen que ser asumidas con responsabilidad por el Gobierno Nacional, los empresarios y los ciudadanos.

La necesidad del equilibrio fiscal no tiene ideología, el Ecuador tiene que reactivar su aparato productivo sobre la base de la inversión privada y disminuir la masa salarial del sector público. Seguramente son medidas impopulares, pero Lenín Moreno no tiene la obligación prioritaria de mantener altos índices de aceptación electoral, sino la de solucionar los graves problemas del país. (O)