Acuarela populista

Yadira C. Torres

Las movilizaciones suscitadas en el país han despertado ciertas sensaciones de resentimiento e inconformidades con el actuar de este y anteriores gobiernos. Haciendo un enlace con la memoria, retornan aciagos personajes que pretendieron y pretenden entronizarse en los mismísimos altares que seres valerosos y honestos lo lograron.

Retroceder el tiempo en que las arcas del Estado se abrieron y la beneficencia pública motivaba a ganar adhesiones, la imitación populista entregaba emblemáticas obras, y la caridad bajo denominación institucional abría espacio a una formidable parafernalia. Parte del pueblo confiaba en la bonanza petrolera y la euforia por acceder a un empleo o beneficiarse de un bono era sorda a las insensateces y ciega a la circunstancias; hasta que la corrupción atravesó límites insospechados y nos abofeteó en la economía, en la intolerancia, volviéndonos a la realidad. Nuestro petróleo se encontraba hipotecado y los grandes negociados hacían sucumbir nuestra idiosincrasia.

Una acuarela con pigmentos populistas nos esgrimió, heredándonos una recesión económica que el pueblo se reíste a aceptarla y manifiesta su inconformidad en las calles. Oprime la conciencia el hecho de saber que el sector público y la clase obrera tendrán que trabajar honradamente, para pagar lo que otros se festinaron.

La culminación del cierre de vías por parte de transportistas da muestras claras de la búsqueda de beneficios gremiales, mientras se espera propuestas concretas del sector indígena. Somos conscientes de la necesidad de generar empleos, combatir la corrupción e impunidad, pagar las deudas que tanto nos afectan; por lo que esperamos que los políticos de siempre no se aprovechen de los mismos para tomar sus pinceles y esbozar en sus sensibilidades cálculos electorales. (O)

[email protected]

Yadira C. Torres

Las movilizaciones suscitadas en el país han despertado ciertas sensaciones de resentimiento e inconformidades con el actuar de este y anteriores gobiernos. Haciendo un enlace con la memoria, retornan aciagos personajes que pretendieron y pretenden entronizarse en los mismísimos altares que seres valerosos y honestos lo lograron.

Retroceder el tiempo en que las arcas del Estado se abrieron y la beneficencia pública motivaba a ganar adhesiones, la imitación populista entregaba emblemáticas obras, y la caridad bajo denominación institucional abría espacio a una formidable parafernalia. Parte del pueblo confiaba en la bonanza petrolera y la euforia por acceder a un empleo o beneficiarse de un bono era sorda a las insensateces y ciega a la circunstancias; hasta que la corrupción atravesó límites insospechados y nos abofeteó en la economía, en la intolerancia, volviéndonos a la realidad. Nuestro petróleo se encontraba hipotecado y los grandes negociados hacían sucumbir nuestra idiosincrasia.

Una acuarela con pigmentos populistas nos esgrimió, heredándonos una recesión económica que el pueblo se reíste a aceptarla y manifiesta su inconformidad en las calles. Oprime la conciencia el hecho de saber que el sector público y la clase obrera tendrán que trabajar honradamente, para pagar lo que otros se festinaron.

La culminación del cierre de vías por parte de transportistas da muestras claras de la búsqueda de beneficios gremiales, mientras se espera propuestas concretas del sector indígena. Somos conscientes de la necesidad de generar empleos, combatir la corrupción e impunidad, pagar las deudas que tanto nos afectan; por lo que esperamos que los políticos de siempre no se aprovechen de los mismos para tomar sus pinceles y esbozar en sus sensibilidades cálculos electorales. (O)

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Las movilizaciones suscitadas en el país han despertado ciertas sensaciones de resentimiento e inconformidades con el actuar de este y anteriores gobiernos. Haciendo un enlace con la memoria, retornan aciagos personajes que pretendieron y pretenden entronizarse en los mismísimos altares que seres valerosos y honestos lo lograron.

Retroceder el tiempo en que las arcas del Estado se abrieron y la beneficencia pública motivaba a ganar adhesiones, la imitación populista entregaba emblemáticas obras, y la caridad bajo denominación institucional abría espacio a una formidable parafernalia. Parte del pueblo confiaba en la bonanza petrolera y la euforia por acceder a un empleo o beneficiarse de un bono era sorda a las insensateces y ciega a la circunstancias; hasta que la corrupción atravesó límites insospechados y nos abofeteó en la economía, en la intolerancia, volviéndonos a la realidad. Nuestro petróleo se encontraba hipotecado y los grandes negociados hacían sucumbir nuestra idiosincrasia.

Una acuarela con pigmentos populistas nos esgrimió, heredándonos una recesión económica que el pueblo se reíste a aceptarla y manifiesta su inconformidad en las calles. Oprime la conciencia el hecho de saber que el sector público y la clase obrera tendrán que trabajar honradamente, para pagar lo que otros se festinaron.

La culminación del cierre de vías por parte de transportistas da muestras claras de la búsqueda de beneficios gremiales, mientras se espera propuestas concretas del sector indígena. Somos conscientes de la necesidad de generar empleos, combatir la corrupción e impunidad, pagar las deudas que tanto nos afectan; por lo que esperamos que los políticos de siempre no se aprovechen de los mismos para tomar sus pinceles y esbozar en sus sensibilidades cálculos electorales. (O)

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Las movilizaciones suscitadas en el país han despertado ciertas sensaciones de resentimiento e inconformidades con el actuar de este y anteriores gobiernos. Haciendo un enlace con la memoria, retornan aciagos personajes que pretendieron y pretenden entronizarse en los mismísimos altares que seres valerosos y honestos lo lograron.

Retroceder el tiempo en que las arcas del Estado se abrieron y la beneficencia pública motivaba a ganar adhesiones, la imitación populista entregaba emblemáticas obras, y la caridad bajo denominación institucional abría espacio a una formidable parafernalia. Parte del pueblo confiaba en la bonanza petrolera y la euforia por acceder a un empleo o beneficiarse de un bono era sorda a las insensateces y ciega a la circunstancias; hasta que la corrupción atravesó límites insospechados y nos abofeteó en la economía, en la intolerancia, volviéndonos a la realidad. Nuestro petróleo se encontraba hipotecado y los grandes negociados hacían sucumbir nuestra idiosincrasia.

Una acuarela con pigmentos populistas nos esgrimió, heredándonos una recesión económica que el pueblo se reíste a aceptarla y manifiesta su inconformidad en las calles. Oprime la conciencia el hecho de saber que el sector público y la clase obrera tendrán que trabajar honradamente, para pagar lo que otros se festinaron.

La culminación del cierre de vías por parte de transportistas da muestras claras de la búsqueda de beneficios gremiales, mientras se espera propuestas concretas del sector indígena. Somos conscientes de la necesidad de generar empleos, combatir la corrupción e impunidad, pagar las deudas que tanto nos afectan; por lo que esperamos que los políticos de siempre no se aprovechen de los mismos para tomar sus pinceles y esbozar en sus sensibilidades cálculos electorales. (O)

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