Ecuador, ante todo

Santiago Armijos Valdivieso

Las medidas económicas del gobierno afrontan numerosas movilizaciones, protagonizadas por los transportistas y por el sector indígena. Lamentablemente, ese justo derecho a expresarse ha sido opacado por el protervo accionar de vándalos, quienes han encontrado en la protesta social la oportunidad para perpetrar saqueos, agresiones y destrucción a la propiedad pública y privada.

En medio de esta grave situación, no sorprende el aparecimiento de impresentables correístas quienes con descaro azuzan el problema, dizque, para reclamar mejores días para el pueblo, es decir, gritando lo que precisamente nunca hicieron durante 10 años de gobierno porque se dedicaron a cometer tropelías.

En ese contexto, las medidas económicas llegan como una lamentable consecuencia de ese largo e irresponsable festín de dilapidación y corruptelas, cuya factura, penosamente, debemos asumir los ciudadanos.

La de mayor impacto es la eliminación de los subsidios para los combustibles que aumentará el precio de pasajes y de bienes de consumo masivo.

En todo caso, debemos entender que los principales beneficiarios de los subsidios a los combustibles han sido los contrabandistas y los sectores más pudientes.

Siendo durísimas las medidas, de no tomárselas, nuestra economía dolarizada tendría impredecibles consecuencias.

Por otro lado, se debe reconocer que no todo es apretón del cinturón, pues, también se prevé el aumento del bono de desarrollo y el destino del ahorro por subsidios al pago de la deuda social, así como la existencia de incentivos para la inversión privada y la generación de nuevas fuentes de empleo.

En tan duros momentos hay que defender la patria de quienes pescando a río revuelto pretenden dar un golpe de Estado; eso sí, respetando las manifestaciones sociales de los sectores más vulnerables, pero sin pillajes. (O)

Santiago Armijos Valdivieso

Las medidas económicas del gobierno afrontan numerosas movilizaciones, protagonizadas por los transportistas y por el sector indígena. Lamentablemente, ese justo derecho a expresarse ha sido opacado por el protervo accionar de vándalos, quienes han encontrado en la protesta social la oportunidad para perpetrar saqueos, agresiones y destrucción a la propiedad pública y privada.

En medio de esta grave situación, no sorprende el aparecimiento de impresentables correístas quienes con descaro azuzan el problema, dizque, para reclamar mejores días para el pueblo, es decir, gritando lo que precisamente nunca hicieron durante 10 años de gobierno porque se dedicaron a cometer tropelías.

En ese contexto, las medidas económicas llegan como una lamentable consecuencia de ese largo e irresponsable festín de dilapidación y corruptelas, cuya factura, penosamente, debemos asumir los ciudadanos.

La de mayor impacto es la eliminación de los subsidios para los combustibles que aumentará el precio de pasajes y de bienes de consumo masivo.

En todo caso, debemos entender que los principales beneficiarios de los subsidios a los combustibles han sido los contrabandistas y los sectores más pudientes.

Siendo durísimas las medidas, de no tomárselas, nuestra economía dolarizada tendría impredecibles consecuencias.

Por otro lado, se debe reconocer que no todo es apretón del cinturón, pues, también se prevé el aumento del bono de desarrollo y el destino del ahorro por subsidios al pago de la deuda social, así como la existencia de incentivos para la inversión privada y la generación de nuevas fuentes de empleo.

En tan duros momentos hay que defender la patria de quienes pescando a río revuelto pretenden dar un golpe de Estado; eso sí, respetando las manifestaciones sociales de los sectores más vulnerables, pero sin pillajes. (O)

Santiago Armijos Valdivieso

Las medidas económicas del gobierno afrontan numerosas movilizaciones, protagonizadas por los transportistas y por el sector indígena. Lamentablemente, ese justo derecho a expresarse ha sido opacado por el protervo accionar de vándalos, quienes han encontrado en la protesta social la oportunidad para perpetrar saqueos, agresiones y destrucción a la propiedad pública y privada.

En medio de esta grave situación, no sorprende el aparecimiento de impresentables correístas quienes con descaro azuzan el problema, dizque, para reclamar mejores días para el pueblo, es decir, gritando lo que precisamente nunca hicieron durante 10 años de gobierno porque se dedicaron a cometer tropelías.

En ese contexto, las medidas económicas llegan como una lamentable consecuencia de ese largo e irresponsable festín de dilapidación y corruptelas, cuya factura, penosamente, debemos asumir los ciudadanos.

La de mayor impacto es la eliminación de los subsidios para los combustibles que aumentará el precio de pasajes y de bienes de consumo masivo.

En todo caso, debemos entender que los principales beneficiarios de los subsidios a los combustibles han sido los contrabandistas y los sectores más pudientes.

Siendo durísimas las medidas, de no tomárselas, nuestra economía dolarizada tendría impredecibles consecuencias.

Por otro lado, se debe reconocer que no todo es apretón del cinturón, pues, también se prevé el aumento del bono de desarrollo y el destino del ahorro por subsidios al pago de la deuda social, así como la existencia de incentivos para la inversión privada y la generación de nuevas fuentes de empleo.

En tan duros momentos hay que defender la patria de quienes pescando a río revuelto pretenden dar un golpe de Estado; eso sí, respetando las manifestaciones sociales de los sectores más vulnerables, pero sin pillajes. (O)

Santiago Armijos Valdivieso

Las medidas económicas del gobierno afrontan numerosas movilizaciones, protagonizadas por los transportistas y por el sector indígena. Lamentablemente, ese justo derecho a expresarse ha sido opacado por el protervo accionar de vándalos, quienes han encontrado en la protesta social la oportunidad para perpetrar saqueos, agresiones y destrucción a la propiedad pública y privada.

En medio de esta grave situación, no sorprende el aparecimiento de impresentables correístas quienes con descaro azuzan el problema, dizque, para reclamar mejores días para el pueblo, es decir, gritando lo que precisamente nunca hicieron durante 10 años de gobierno porque se dedicaron a cometer tropelías.

En ese contexto, las medidas económicas llegan como una lamentable consecuencia de ese largo e irresponsable festín de dilapidación y corruptelas, cuya factura, penosamente, debemos asumir los ciudadanos.

La de mayor impacto es la eliminación de los subsidios para los combustibles que aumentará el precio de pasajes y de bienes de consumo masivo.

En todo caso, debemos entender que los principales beneficiarios de los subsidios a los combustibles han sido los contrabandistas y los sectores más pudientes.

Siendo durísimas las medidas, de no tomárselas, nuestra economía dolarizada tendría impredecibles consecuencias.

Por otro lado, se debe reconocer que no todo es apretón del cinturón, pues, también se prevé el aumento del bono de desarrollo y el destino del ahorro por subsidios al pago de la deuda social, así como la existencia de incentivos para la inversión privada y la generación de nuevas fuentes de empleo.

En tan duros momentos hay que defender la patria de quienes pescando a río revuelto pretenden dar un golpe de Estado; eso sí, respetando las manifestaciones sociales de los sectores más vulnerables, pero sin pillajes. (O)