Paro sin acuerdos

CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.
CONAIE. Dirigencia se organizó para detectar infiltrados.

Las cuatro horas que duró la movilización indígena por el Centro Histórico, en Quito, en contra de la eliminación del subsidio a la gasolina extra y diesel, fue pacífica en la mayoría de su trayecto.

Los dirigentes armaron su propio operativo de seguridad para evitar incidentes. La guardia indígena, con escudos de madera y latón, abrieron paso a los dirigentes, y retiraban a cualquier extraño que intentaba incorporarse a la manifestación. Así evitaban la presencia de infiltrados, que buscaban provocar desmanes.

«Les advertimos, cualquier infiltrado o ladrón, será sometida a la justicia indígena», advertía uno de los jefes de guardia. De esta manera, retiraron a manifestantes que portaban llantas y piedras.

El recorrido
Tras arengar a sus bases, los dirigentes y miles de indígenas salieron del parque El Arbolito rumbo al Centro Histórico. A la altura del Banco Central hicieron un alto para no unirse a manifestantes de sectores obreros y estudiantiles, que protestaban de forma violenta.

Para evitar cualquier confusión, optaron por tomar otra ruta: cruzaron la Marín para bordear el casco colonial y arribar la Plaza de Santo Domingo. Ese era el sitio previsto de concentración, pero decidieron continuar hacia la Plaza de San Francisco, cometido que no se dio al ser impedido por un fuerte cordón policial.

Dirigentes de la marcha -como Jaime Vargas, Yaku Pérez, Jorge Herrera-, dialogaron con los uniformados explicando que era una marcha pacífica, que les dieran paso para no encontrarse con manifestantes violentos, pero la Policía les negó el acceso aduciendo que la Plaza estaba con arreglos recientes, y los indígenas se retiraron hacia El Arbolito.

Policía dispersa manifestación
La marcha continuó rodeando el convento de San Francisco. Se atoró en las calles Galápagos y Benalcázar. Ahí algunos querían ir al Palacio de Gobierno, otros regresar al El Arbolito. Lo cierto es que un carro antimotines, que circulaba por el lugar, fue bloqueado por los indígenas, que se treparon al techo, entre ellos Vargas, mientras otros buscaban pinchar las llantas e incluso hubo quien quiso abrir las puertas de la tanqueta y sacar a los policías.

Esto generó que intervengan los motorizados que con bombas lacrimógenas dispersaron a los manifestantes. Cada grupo buscó salir por donde mejor podía en medio de la persecución policial. En la tarde, los indígenas se reagruparon en Ágora de la CCE. (HCR)

Las cuatro horas que duró la movilización indígena por el Centro Histórico, en Quito, en contra de la eliminación del subsidio a la gasolina extra y diesel, fue pacífica en la mayoría de su trayecto.

Los dirigentes armaron su propio operativo de seguridad para evitar incidentes. La guardia indígena, con escudos de madera y latón, abrieron paso a los dirigentes, y retiraban a cualquier extraño que intentaba incorporarse a la manifestación. Así evitaban la presencia de infiltrados, que buscaban provocar desmanes.

«Les advertimos, cualquier infiltrado o ladrón, será sometida a la justicia indígena», advertía uno de los jefes de guardia. De esta manera, retiraron a manifestantes que portaban llantas y piedras.

El recorrido
Tras arengar a sus bases, los dirigentes y miles de indígenas salieron del parque El Arbolito rumbo al Centro Histórico. A la altura del Banco Central hicieron un alto para no unirse a manifestantes de sectores obreros y estudiantiles, que protestaban de forma violenta.

Para evitar cualquier confusión, optaron por tomar otra ruta: cruzaron la Marín para bordear el casco colonial y arribar la Plaza de Santo Domingo. Ese era el sitio previsto de concentración, pero decidieron continuar hacia la Plaza de San Francisco, cometido que no se dio al ser impedido por un fuerte cordón policial.

Dirigentes de la marcha -como Jaime Vargas, Yaku Pérez, Jorge Herrera-, dialogaron con los uniformados explicando que era una marcha pacífica, que les dieran paso para no encontrarse con manifestantes violentos, pero la Policía les negó el acceso aduciendo que la Plaza estaba con arreglos recientes, y los indígenas se retiraron hacia El Arbolito.

Policía dispersa manifestación
La marcha continuó rodeando el convento de San Francisco. Se atoró en las calles Galápagos y Benalcázar. Ahí algunos querían ir al Palacio de Gobierno, otros regresar al El Arbolito. Lo cierto es que un carro antimotines, que circulaba por el lugar, fue bloqueado por los indígenas, que se treparon al techo, entre ellos Vargas, mientras otros buscaban pinchar las llantas e incluso hubo quien quiso abrir las puertas de la tanqueta y sacar a los policías.

Esto generó que intervengan los motorizados que con bombas lacrimógenas dispersaron a los manifestantes. Cada grupo buscó salir por donde mejor podía en medio de la persecución policial. En la tarde, los indígenas se reagruparon en Ágora de la CCE. (HCR)

Las cuatro horas que duró la movilización indígena por el Centro Histórico, en Quito, en contra de la eliminación del subsidio a la gasolina extra y diesel, fue pacífica en la mayoría de su trayecto.

Los dirigentes armaron su propio operativo de seguridad para evitar incidentes. La guardia indígena, con escudos de madera y latón, abrieron paso a los dirigentes, y retiraban a cualquier extraño que intentaba incorporarse a la manifestación. Así evitaban la presencia de infiltrados, que buscaban provocar desmanes.

«Les advertimos, cualquier infiltrado o ladrón, será sometida a la justicia indígena», advertía uno de los jefes de guardia. De esta manera, retiraron a manifestantes que portaban llantas y piedras.

El recorrido
Tras arengar a sus bases, los dirigentes y miles de indígenas salieron del parque El Arbolito rumbo al Centro Histórico. A la altura del Banco Central hicieron un alto para no unirse a manifestantes de sectores obreros y estudiantiles, que protestaban de forma violenta.

Para evitar cualquier confusión, optaron por tomar otra ruta: cruzaron la Marín para bordear el casco colonial y arribar la Plaza de Santo Domingo. Ese era el sitio previsto de concentración, pero decidieron continuar hacia la Plaza de San Francisco, cometido que no se dio al ser impedido por un fuerte cordón policial.

Dirigentes de la marcha -como Jaime Vargas, Yaku Pérez, Jorge Herrera-, dialogaron con los uniformados explicando que era una marcha pacífica, que les dieran paso para no encontrarse con manifestantes violentos, pero la Policía les negó el acceso aduciendo que la Plaza estaba con arreglos recientes, y los indígenas se retiraron hacia El Arbolito.

Policía dispersa manifestación
La marcha continuó rodeando el convento de San Francisco. Se atoró en las calles Galápagos y Benalcázar. Ahí algunos querían ir al Palacio de Gobierno, otros regresar al El Arbolito. Lo cierto es que un carro antimotines, que circulaba por el lugar, fue bloqueado por los indígenas, que se treparon al techo, entre ellos Vargas, mientras otros buscaban pinchar las llantas e incluso hubo quien quiso abrir las puertas de la tanqueta y sacar a los policías.

Esto generó que intervengan los motorizados que con bombas lacrimógenas dispersaron a los manifestantes. Cada grupo buscó salir por donde mejor podía en medio de la persecución policial. En la tarde, los indígenas se reagruparon en Ágora de la CCE. (HCR)

Las cuatro horas que duró la movilización indígena por el Centro Histórico, en Quito, en contra de la eliminación del subsidio a la gasolina extra y diesel, fue pacífica en la mayoría de su trayecto.

Los dirigentes armaron su propio operativo de seguridad para evitar incidentes. La guardia indígena, con escudos de madera y latón, abrieron paso a los dirigentes, y retiraban a cualquier extraño que intentaba incorporarse a la manifestación. Así evitaban la presencia de infiltrados, que buscaban provocar desmanes.

«Les advertimos, cualquier infiltrado o ladrón, será sometida a la justicia indígena», advertía uno de los jefes de guardia. De esta manera, retiraron a manifestantes que portaban llantas y piedras.

El recorrido
Tras arengar a sus bases, los dirigentes y miles de indígenas salieron del parque El Arbolito rumbo al Centro Histórico. A la altura del Banco Central hicieron un alto para no unirse a manifestantes de sectores obreros y estudiantiles, que protestaban de forma violenta.

Para evitar cualquier confusión, optaron por tomar otra ruta: cruzaron la Marín para bordear el casco colonial y arribar la Plaza de Santo Domingo. Ese era el sitio previsto de concentración, pero decidieron continuar hacia la Plaza de San Francisco, cometido que no se dio al ser impedido por un fuerte cordón policial.

Dirigentes de la marcha -como Jaime Vargas, Yaku Pérez, Jorge Herrera-, dialogaron con los uniformados explicando que era una marcha pacífica, que les dieran paso para no encontrarse con manifestantes violentos, pero la Policía les negó el acceso aduciendo que la Plaza estaba con arreglos recientes, y los indígenas se retiraron hacia El Arbolito.

Policía dispersa manifestación
La marcha continuó rodeando el convento de San Francisco. Se atoró en las calles Galápagos y Benalcázar. Ahí algunos querían ir al Palacio de Gobierno, otros regresar al El Arbolito. Lo cierto es que un carro antimotines, que circulaba por el lugar, fue bloqueado por los indígenas, que se treparon al techo, entre ellos Vargas, mientras otros buscaban pinchar las llantas e incluso hubo quien quiso abrir las puertas de la tanqueta y sacar a los policías.

Esto generó que intervengan los motorizados que con bombas lacrimógenas dispersaron a los manifestantes. Cada grupo buscó salir por donde mejor podía en medio de la persecución policial. En la tarde, los indígenas se reagruparon en Ágora de la CCE. (HCR)