Los cantos sagrados de los Shuar

RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.
RITUAL. Hombres y mujeres realizan diferentes entonaciones.

Los anent y los nampet son entonados para evocar a los dioses en sus actividades diarias.

La cultura Shuar tiene cantos que, unos son entonados por las mujeres para ofrendar a la tierra y a la fertilidad y otros por los hombres en sus labores de cacería.

Los cantos llamados anent, son composiciones de versos acompañados de música que son entonados por hombres y mujeres cuando se preparan para desarrollar una actividad productiva, o en situaciones especiales, como por ejemplo el miedo a una persona que ha muerto o cuando un esposo abandona a su esposa.

Cantos especiales

Las mujeres lo hacen para relatar la historia de Nunkui, la diosa de la tierra y la fertilidad. Una parte de la letra dice: ‘porque soy una mujer Nunkui, llamo al alimento’… comparte Nataly Orbe Ortiz, del Museo Abya Yala.

En cambio los hombres modulan los anent de guerra (tsantsa), es decir los cantos de cacería. Le cantan a la productividad de la caza con relación a Etsa, el dios que enseña la cacería y que es el dueño de los animales.

En general, los anent son cantados para pedir una buena productividad y alejar las plagas: y que los hombres tengan una buena cacería o pesca.

También para que las relaciones familiares se mantengan en buen estado.

Inspiración

Muchos de los cantos han sido aprendidos en sueños o bajo el efecto de alucinógenos que les permiten unir el pasado y el presente, señaló Orbe.

Sin embargo esta inspiración ha ido disminuyendo por la occidentalización que ha influenciado a estos pueblos y que ha provocado que las tradiciones de los shuar se vayan perdiendo.

Por ejemplo las mujeres ya no van solo a la chakra, también salen a comprar arroz y pan en una tienda, y en esa actividad ya no se les escucha cantar. Los hombres también están perdiendo relación con ‘Etsa’ porque ya no salen a cazar.

A pesar de esta situación, esos cantos continúan de una u otra forma a pesar del ingreso de la cultura occidental. (DLH)

Shuar
Los dioses que invocan

° Las mujeres piden autorización a la diosa de la tierra y de la fertilidad Nunkui

° El hombre cazador se identifica con Etsa, en la pesca con Tsunki, en la labor agrícola con Shakaim y en la guerra con Ayumpun

° Estos tres seres están identificados con el bien

° Pero el mal está tipificado en Iwia, el gigante destructor acompañado por sus antepasados los Iwianchi.

EL DATO

Las comunidades Shuar se encuentran en las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe y al sur de Pastaza.

Los anent y los nampet son entonados para evocar a los dioses en sus actividades diarias.

La cultura Shuar tiene cantos que, unos son entonados por las mujeres para ofrendar a la tierra y a la fertilidad y otros por los hombres en sus labores de cacería.

Los cantos llamados anent, son composiciones de versos acompañados de música que son entonados por hombres y mujeres cuando se preparan para desarrollar una actividad productiva, o en situaciones especiales, como por ejemplo el miedo a una persona que ha muerto o cuando un esposo abandona a su esposa.

Cantos especiales

Las mujeres lo hacen para relatar la historia de Nunkui, la diosa de la tierra y la fertilidad. Una parte de la letra dice: ‘porque soy una mujer Nunkui, llamo al alimento’… comparte Nataly Orbe Ortiz, del Museo Abya Yala.

En cambio los hombres modulan los anent de guerra (tsantsa), es decir los cantos de cacería. Le cantan a la productividad de la caza con relación a Etsa, el dios que enseña la cacería y que es el dueño de los animales.

En general, los anent son cantados para pedir una buena productividad y alejar las plagas: y que los hombres tengan una buena cacería o pesca.

También para que las relaciones familiares se mantengan en buen estado.

Inspiración

Muchos de los cantos han sido aprendidos en sueños o bajo el efecto de alucinógenos que les permiten unir el pasado y el presente, señaló Orbe.

Sin embargo esta inspiración ha ido disminuyendo por la occidentalización que ha influenciado a estos pueblos y que ha provocado que las tradiciones de los shuar se vayan perdiendo.

Por ejemplo las mujeres ya no van solo a la chakra, también salen a comprar arroz y pan en una tienda, y en esa actividad ya no se les escucha cantar. Los hombres también están perdiendo relación con ‘Etsa’ porque ya no salen a cazar.

A pesar de esta situación, esos cantos continúan de una u otra forma a pesar del ingreso de la cultura occidental. (DLH)

Shuar
Los dioses que invocan

° Las mujeres piden autorización a la diosa de la tierra y de la fertilidad Nunkui

° El hombre cazador se identifica con Etsa, en la pesca con Tsunki, en la labor agrícola con Shakaim y en la guerra con Ayumpun

° Estos tres seres están identificados con el bien

° Pero el mal está tipificado en Iwia, el gigante destructor acompañado por sus antepasados los Iwianchi.

EL DATO

Las comunidades Shuar se encuentran en las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe y al sur de Pastaza.

Los anent y los nampet son entonados para evocar a los dioses en sus actividades diarias.

La cultura Shuar tiene cantos que, unos son entonados por las mujeres para ofrendar a la tierra y a la fertilidad y otros por los hombres en sus labores de cacería.

Los cantos llamados anent, son composiciones de versos acompañados de música que son entonados por hombres y mujeres cuando se preparan para desarrollar una actividad productiva, o en situaciones especiales, como por ejemplo el miedo a una persona que ha muerto o cuando un esposo abandona a su esposa.

Cantos especiales

Las mujeres lo hacen para relatar la historia de Nunkui, la diosa de la tierra y la fertilidad. Una parte de la letra dice: ‘porque soy una mujer Nunkui, llamo al alimento’… comparte Nataly Orbe Ortiz, del Museo Abya Yala.

En cambio los hombres modulan los anent de guerra (tsantsa), es decir los cantos de cacería. Le cantan a la productividad de la caza con relación a Etsa, el dios que enseña la cacería y que es el dueño de los animales.

En general, los anent son cantados para pedir una buena productividad y alejar las plagas: y que los hombres tengan una buena cacería o pesca.

También para que las relaciones familiares se mantengan en buen estado.

Inspiración

Muchos de los cantos han sido aprendidos en sueños o bajo el efecto de alucinógenos que les permiten unir el pasado y el presente, señaló Orbe.

Sin embargo esta inspiración ha ido disminuyendo por la occidentalización que ha influenciado a estos pueblos y que ha provocado que las tradiciones de los shuar se vayan perdiendo.

Por ejemplo las mujeres ya no van solo a la chakra, también salen a comprar arroz y pan en una tienda, y en esa actividad ya no se les escucha cantar. Los hombres también están perdiendo relación con ‘Etsa’ porque ya no salen a cazar.

A pesar de esta situación, esos cantos continúan de una u otra forma a pesar del ingreso de la cultura occidental. (DLH)

Shuar
Los dioses que invocan

° Las mujeres piden autorización a la diosa de la tierra y de la fertilidad Nunkui

° El hombre cazador se identifica con Etsa, en la pesca con Tsunki, en la labor agrícola con Shakaim y en la guerra con Ayumpun

° Estos tres seres están identificados con el bien

° Pero el mal está tipificado en Iwia, el gigante destructor acompañado por sus antepasados los Iwianchi.

EL DATO

Las comunidades Shuar se encuentran en las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe y al sur de Pastaza.

Los anent y los nampet son entonados para evocar a los dioses en sus actividades diarias.

La cultura Shuar tiene cantos que, unos son entonados por las mujeres para ofrendar a la tierra y a la fertilidad y otros por los hombres en sus labores de cacería.

Los cantos llamados anent, son composiciones de versos acompañados de música que son entonados por hombres y mujeres cuando se preparan para desarrollar una actividad productiva, o en situaciones especiales, como por ejemplo el miedo a una persona que ha muerto o cuando un esposo abandona a su esposa.

Cantos especiales

Las mujeres lo hacen para relatar la historia de Nunkui, la diosa de la tierra y la fertilidad. Una parte de la letra dice: ‘porque soy una mujer Nunkui, llamo al alimento’… comparte Nataly Orbe Ortiz, del Museo Abya Yala.

En cambio los hombres modulan los anent de guerra (tsantsa), es decir los cantos de cacería. Le cantan a la productividad de la caza con relación a Etsa, el dios que enseña la cacería y que es el dueño de los animales.

En general, los anent son cantados para pedir una buena productividad y alejar las plagas: y que los hombres tengan una buena cacería o pesca.

También para que las relaciones familiares se mantengan en buen estado.

Inspiración

Muchos de los cantos han sido aprendidos en sueños o bajo el efecto de alucinógenos que les permiten unir el pasado y el presente, señaló Orbe.

Sin embargo esta inspiración ha ido disminuyendo por la occidentalización que ha influenciado a estos pueblos y que ha provocado que las tradiciones de los shuar se vayan perdiendo.

Por ejemplo las mujeres ya no van solo a la chakra, también salen a comprar arroz y pan en una tienda, y en esa actividad ya no se les escucha cantar. Los hombres también están perdiendo relación con ‘Etsa’ porque ya no salen a cazar.

A pesar de esta situación, esos cantos continúan de una u otra forma a pesar del ingreso de la cultura occidental. (DLH)

Shuar
Los dioses que invocan

° Las mujeres piden autorización a la diosa de la tierra y de la fertilidad Nunkui

° El hombre cazador se identifica con Etsa, en la pesca con Tsunki, en la labor agrícola con Shakaim y en la guerra con Ayumpun

° Estos tres seres están identificados con el bien

° Pero el mal está tipificado en Iwia, el gigante destructor acompañado por sus antepasados los Iwianchi.

EL DATO

Las comunidades Shuar se encuentran en las provincias de Morona Santiago, Zamora Chinchipe y al sur de Pastaza.