La agricultura se desarrolló alrededor de los ‘taitas’ y las ‘mamas’

HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.
HISTORIA. La ‘mama’ Tungurahua lleva más de 15 años en proceso eruptivo.

Tras la erupción de los volcanes ‘mamas’, los suelos de su entorno se enriquecen con la ceniza volcánica que emanan y en ellos se puede cultivar. Esto no sucede en las inmediaciones de los volcanes ‘taitas’, cuenta la actriz y gestora cultural Adulcir Saad.

Ese conocimiento, que forma parte de la memoria geológica que era transmitida a través de la oralidad o la grafología, permitía a los pueblos saber qué suelos eran aptos para la agricultura.

“Basta ver alrededor de la ‘mama’ Tungurahua, la riqueza de sus suelos. Hace entender la bondad fértil de ese volcán”, manifiesta Saad.

A pesar de la caída de lava y lahares, y de las pérdidas momentáneas, la ceniza ha sido generosa y los agricultores siguen trabajando esas tierras aptas para el cultivo. En tanto que la ceniza del ‘taita’ Cotopaxi ha dejado zonas devastadas y poco aptas para la agricultura, asegura.

La gestora cultural también pone como ejemplo al Guagua Pichincha. Este volcán es un ‘taita’, y las cenizas que emitió en el 2002, “no beneficiaron en nada a la naturaleza. Durante algunos meses el panorama se volvió gris sobre todo en zonas agrícolas”.

Recuerda que la situación cambió con la ayuda de la ceniza volcánica que llegó, en el mismo 2002, después de una de las tantas erupciones del volcán Reventador, considerado una ‘mama’. Esas cenizas contribuyeron a fertilizar los campos.

En los alrededores de los ‘taitas’ Imbabura, que erupcionó por última vez hace 14 mil años; y del Pululahua, dejó suelos desgastados y arenosos, respectivamente.

Mientras que en las zonas de influencia de las ‘mamas’ Cayambe, que erupcionó por última vez entre 1785-1786; y Sangay, es muy fértil, señala la actriz y gestora cultural.

La ceniza volcánica es considerada beneficiosa para el suelo. Se la aprovechó para esparcirlas en diferentes plantaciones. (DLH)

Nevados y volcanes
Nombres originarios

° Tunkurihua – faringe del globo terráqueo – Tungurahua.

° Kari, wayra, rasu – Hombre, viento, nevado – Carihuairazo

° Chimpa Rasu – nevado del frente – Chimborazo

Tras la erupción de los volcanes ‘mamas’, los suelos de su entorno se enriquecen con la ceniza volcánica que emanan y en ellos se puede cultivar. Esto no sucede en las inmediaciones de los volcanes ‘taitas’, cuenta la actriz y gestora cultural Adulcir Saad.

Ese conocimiento, que forma parte de la memoria geológica que era transmitida a través de la oralidad o la grafología, permitía a los pueblos saber qué suelos eran aptos para la agricultura.

“Basta ver alrededor de la ‘mama’ Tungurahua, la riqueza de sus suelos. Hace entender la bondad fértil de ese volcán”, manifiesta Saad.

A pesar de la caída de lava y lahares, y de las pérdidas momentáneas, la ceniza ha sido generosa y los agricultores siguen trabajando esas tierras aptas para el cultivo. En tanto que la ceniza del ‘taita’ Cotopaxi ha dejado zonas devastadas y poco aptas para la agricultura, asegura.

La gestora cultural también pone como ejemplo al Guagua Pichincha. Este volcán es un ‘taita’, y las cenizas que emitió en el 2002, “no beneficiaron en nada a la naturaleza. Durante algunos meses el panorama se volvió gris sobre todo en zonas agrícolas”.

Recuerda que la situación cambió con la ayuda de la ceniza volcánica que llegó, en el mismo 2002, después de una de las tantas erupciones del volcán Reventador, considerado una ‘mama’. Esas cenizas contribuyeron a fertilizar los campos.

En los alrededores de los ‘taitas’ Imbabura, que erupcionó por última vez hace 14 mil años; y del Pululahua, dejó suelos desgastados y arenosos, respectivamente.

Mientras que en las zonas de influencia de las ‘mamas’ Cayambe, que erupcionó por última vez entre 1785-1786; y Sangay, es muy fértil, señala la actriz y gestora cultural.

La ceniza volcánica es considerada beneficiosa para el suelo. Se la aprovechó para esparcirlas en diferentes plantaciones. (DLH)

Nevados y volcanes
Nombres originarios

° Tunkurihua – faringe del globo terráqueo – Tungurahua.

° Kari, wayra, rasu – Hombre, viento, nevado – Carihuairazo

° Chimpa Rasu – nevado del frente – Chimborazo

Tras la erupción de los volcanes ‘mamas’, los suelos de su entorno se enriquecen con la ceniza volcánica que emanan y en ellos se puede cultivar. Esto no sucede en las inmediaciones de los volcanes ‘taitas’, cuenta la actriz y gestora cultural Adulcir Saad.

Ese conocimiento, que forma parte de la memoria geológica que era transmitida a través de la oralidad o la grafología, permitía a los pueblos saber qué suelos eran aptos para la agricultura.

“Basta ver alrededor de la ‘mama’ Tungurahua, la riqueza de sus suelos. Hace entender la bondad fértil de ese volcán”, manifiesta Saad.

A pesar de la caída de lava y lahares, y de las pérdidas momentáneas, la ceniza ha sido generosa y los agricultores siguen trabajando esas tierras aptas para el cultivo. En tanto que la ceniza del ‘taita’ Cotopaxi ha dejado zonas devastadas y poco aptas para la agricultura, asegura.

La gestora cultural también pone como ejemplo al Guagua Pichincha. Este volcán es un ‘taita’, y las cenizas que emitió en el 2002, “no beneficiaron en nada a la naturaleza. Durante algunos meses el panorama se volvió gris sobre todo en zonas agrícolas”.

Recuerda que la situación cambió con la ayuda de la ceniza volcánica que llegó, en el mismo 2002, después de una de las tantas erupciones del volcán Reventador, considerado una ‘mama’. Esas cenizas contribuyeron a fertilizar los campos.

En los alrededores de los ‘taitas’ Imbabura, que erupcionó por última vez hace 14 mil años; y del Pululahua, dejó suelos desgastados y arenosos, respectivamente.

Mientras que en las zonas de influencia de las ‘mamas’ Cayambe, que erupcionó por última vez entre 1785-1786; y Sangay, es muy fértil, señala la actriz y gestora cultural.

La ceniza volcánica es considerada beneficiosa para el suelo. Se la aprovechó para esparcirlas en diferentes plantaciones. (DLH)

Nevados y volcanes
Nombres originarios

° Tunkurihua – faringe del globo terráqueo – Tungurahua.

° Kari, wayra, rasu – Hombre, viento, nevado – Carihuairazo

° Chimpa Rasu – nevado del frente – Chimborazo

Tras la erupción de los volcanes ‘mamas’, los suelos de su entorno se enriquecen con la ceniza volcánica que emanan y en ellos se puede cultivar. Esto no sucede en las inmediaciones de los volcanes ‘taitas’, cuenta la actriz y gestora cultural Adulcir Saad.

Ese conocimiento, que forma parte de la memoria geológica que era transmitida a través de la oralidad o la grafología, permitía a los pueblos saber qué suelos eran aptos para la agricultura.

“Basta ver alrededor de la ‘mama’ Tungurahua, la riqueza de sus suelos. Hace entender la bondad fértil de ese volcán”, manifiesta Saad.

A pesar de la caída de lava y lahares, y de las pérdidas momentáneas, la ceniza ha sido generosa y los agricultores siguen trabajando esas tierras aptas para el cultivo. En tanto que la ceniza del ‘taita’ Cotopaxi ha dejado zonas devastadas y poco aptas para la agricultura, asegura.

La gestora cultural también pone como ejemplo al Guagua Pichincha. Este volcán es un ‘taita’, y las cenizas que emitió en el 2002, “no beneficiaron en nada a la naturaleza. Durante algunos meses el panorama se volvió gris sobre todo en zonas agrícolas”.

Recuerda que la situación cambió con la ayuda de la ceniza volcánica que llegó, en el mismo 2002, después de una de las tantas erupciones del volcán Reventador, considerado una ‘mama’. Esas cenizas contribuyeron a fertilizar los campos.

En los alrededores de los ‘taitas’ Imbabura, que erupcionó por última vez hace 14 mil años; y del Pululahua, dejó suelos desgastados y arenosos, respectivamente.

Mientras que en las zonas de influencia de las ‘mamas’ Cayambe, que erupcionó por última vez entre 1785-1786; y Sangay, es muy fértil, señala la actriz y gestora cultural.

La ceniza volcánica es considerada beneficiosa para el suelo. Se la aprovechó para esparcirlas en diferentes plantaciones. (DLH)

Nevados y volcanes
Nombres originarios

° Tunkurihua – faringe del globo terráqueo – Tungurahua.

° Kari, wayra, rasu – Hombre, viento, nevado – Carihuairazo

° Chimpa Rasu – nevado del frente – Chimborazo