Lo de arriba parte de acá abajo

Pablo Ruiz Aguirre

Si seguimos dividiéndonos entre ellos y nosotros, entre gobierno y los otros, ¿cómo podemos exigir que se construya estado?; si seguimos diciendo yo mestizo, tu indio, tu cholo, yo negro, ¿cómo podemos hablar de ecuatorianos? Si seguimos creyendo que ganar es que prevalezca mi posición y que perder es escuchar al otro ¿cómo podemos hablar de diálogo?

Si seguimos fomentando el odio en cada espacio que podemos expresarnos, en las calles, en la redes so pretexto de la paz ¿cómo pido paz del otro?

¿Qué podemos pedir a los de arriba? si ellos son tan solo la consecuencia de los de abajo.

Si seguimos diciéndole «indio de mierda» pero también «presidente patojo» no es de asustarse que un policía no tenga conciencia de hasta dónde llega su fuerza, ni de que un protestante lance una piedra que pueda lastimar.

Si seguimos pensando que lo que uno piensa es lo correcto y que ello debería pensar el otro o que, si yo actúo de una manera en este escenario histórico, el otro debe actuar de la misma manera, imponiendo mi pensar, mi sentir, mi actuar, ¿cómo exijo que arriba se respete la pluralidad si lo que yo considero adecuado es lo que sale de mi boca y se hace con mis manos y soy unilateral? Si me molesta no poder trabajar, pero no me molesta que otros no tengan lo que uno o si apoyo una lección histórica de los indígenas que pacíficamente han salido, pero no la decencia de la fuerza pública que en paz también simplemente defiende la institucionalidad ¿cómo exijo coherencia arriba? Si no veo el panorama completo, el pasado para aprender, la situación en la que estamos, el futuro que debemos decidir en conjunto y tan solo mi interés ¿cómo pido paz? ¿Cómo pido visión de país? «

Esta es una crisis, así que o somos lo suficientemente inteligentes todos, y digo todos, porque todos desde cada espacio podemos colaborar, para aprovechar y construir, o nos hundimos escuchándonos tan solo a nosotros mismos. Esta es una oportunidad o un problema. No hay más. En estos momentos lo único que nos salva de que este caos continúe es lo más humano que tenemos y parece hemos perdido, hablar, comunicarse, ver al otro, escuchar al otro. El lado correcto de la historia es el de la paz social.

El problema de no saber hablar y escuchar no es de arriba, es de nosotros, acá abajo. Algo que necesitamos en estos tiempos, es lo que decía Gabriela Mistral «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino». (O)

[email protected]

Pablo Ruiz Aguirre

Si seguimos dividiéndonos entre ellos y nosotros, entre gobierno y los otros, ¿cómo podemos exigir que se construya estado?; si seguimos diciendo yo mestizo, tu indio, tu cholo, yo negro, ¿cómo podemos hablar de ecuatorianos? Si seguimos creyendo que ganar es que prevalezca mi posición y que perder es escuchar al otro ¿cómo podemos hablar de diálogo?

Si seguimos fomentando el odio en cada espacio que podemos expresarnos, en las calles, en la redes so pretexto de la paz ¿cómo pido paz del otro?

¿Qué podemos pedir a los de arriba? si ellos son tan solo la consecuencia de los de abajo.

Si seguimos diciéndole «indio de mierda» pero también «presidente patojo» no es de asustarse que un policía no tenga conciencia de hasta dónde llega su fuerza, ni de que un protestante lance una piedra que pueda lastimar.

Si seguimos pensando que lo que uno piensa es lo correcto y que ello debería pensar el otro o que, si yo actúo de una manera en este escenario histórico, el otro debe actuar de la misma manera, imponiendo mi pensar, mi sentir, mi actuar, ¿cómo exijo que arriba se respete la pluralidad si lo que yo considero adecuado es lo que sale de mi boca y se hace con mis manos y soy unilateral? Si me molesta no poder trabajar, pero no me molesta que otros no tengan lo que uno o si apoyo una lección histórica de los indígenas que pacíficamente han salido, pero no la decencia de la fuerza pública que en paz también simplemente defiende la institucionalidad ¿cómo exijo coherencia arriba? Si no veo el panorama completo, el pasado para aprender, la situación en la que estamos, el futuro que debemos decidir en conjunto y tan solo mi interés ¿cómo pido paz? ¿Cómo pido visión de país? «

Esta es una crisis, así que o somos lo suficientemente inteligentes todos, y digo todos, porque todos desde cada espacio podemos colaborar, para aprovechar y construir, o nos hundimos escuchándonos tan solo a nosotros mismos. Esta es una oportunidad o un problema. No hay más. En estos momentos lo único que nos salva de que este caos continúe es lo más humano que tenemos y parece hemos perdido, hablar, comunicarse, ver al otro, escuchar al otro. El lado correcto de la historia es el de la paz social.

El problema de no saber hablar y escuchar no es de arriba, es de nosotros, acá abajo. Algo que necesitamos en estos tiempos, es lo que decía Gabriela Mistral «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino». (O)

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Pablo Ruiz Aguirre

Si seguimos dividiéndonos entre ellos y nosotros, entre gobierno y los otros, ¿cómo podemos exigir que se construya estado?; si seguimos diciendo yo mestizo, tu indio, tu cholo, yo negro, ¿cómo podemos hablar de ecuatorianos? Si seguimos creyendo que ganar es que prevalezca mi posición y que perder es escuchar al otro ¿cómo podemos hablar de diálogo?

Si seguimos fomentando el odio en cada espacio que podemos expresarnos, en las calles, en la redes so pretexto de la paz ¿cómo pido paz del otro?

¿Qué podemos pedir a los de arriba? si ellos son tan solo la consecuencia de los de abajo.

Si seguimos diciéndole «indio de mierda» pero también «presidente patojo» no es de asustarse que un policía no tenga conciencia de hasta dónde llega su fuerza, ni de que un protestante lance una piedra que pueda lastimar.

Si seguimos pensando que lo que uno piensa es lo correcto y que ello debería pensar el otro o que, si yo actúo de una manera en este escenario histórico, el otro debe actuar de la misma manera, imponiendo mi pensar, mi sentir, mi actuar, ¿cómo exijo que arriba se respete la pluralidad si lo que yo considero adecuado es lo que sale de mi boca y se hace con mis manos y soy unilateral? Si me molesta no poder trabajar, pero no me molesta que otros no tengan lo que uno o si apoyo una lección histórica de los indígenas que pacíficamente han salido, pero no la decencia de la fuerza pública que en paz también simplemente defiende la institucionalidad ¿cómo exijo coherencia arriba? Si no veo el panorama completo, el pasado para aprender, la situación en la que estamos, el futuro que debemos decidir en conjunto y tan solo mi interés ¿cómo pido paz? ¿Cómo pido visión de país? «

Esta es una crisis, así que o somos lo suficientemente inteligentes todos, y digo todos, porque todos desde cada espacio podemos colaborar, para aprovechar y construir, o nos hundimos escuchándonos tan solo a nosotros mismos. Esta es una oportunidad o un problema. No hay más. En estos momentos lo único que nos salva de que este caos continúe es lo más humano que tenemos y parece hemos perdido, hablar, comunicarse, ver al otro, escuchar al otro. El lado correcto de la historia es el de la paz social.

El problema de no saber hablar y escuchar no es de arriba, es de nosotros, acá abajo. Algo que necesitamos en estos tiempos, es lo que decía Gabriela Mistral «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino». (O)

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Pablo Ruiz Aguirre

Si seguimos dividiéndonos entre ellos y nosotros, entre gobierno y los otros, ¿cómo podemos exigir que se construya estado?; si seguimos diciendo yo mestizo, tu indio, tu cholo, yo negro, ¿cómo podemos hablar de ecuatorianos? Si seguimos creyendo que ganar es que prevalezca mi posición y que perder es escuchar al otro ¿cómo podemos hablar de diálogo?

Si seguimos fomentando el odio en cada espacio que podemos expresarnos, en las calles, en la redes so pretexto de la paz ¿cómo pido paz del otro?

¿Qué podemos pedir a los de arriba? si ellos son tan solo la consecuencia de los de abajo.

Si seguimos diciéndole «indio de mierda» pero también «presidente patojo» no es de asustarse que un policía no tenga conciencia de hasta dónde llega su fuerza, ni de que un protestante lance una piedra que pueda lastimar.

Si seguimos pensando que lo que uno piensa es lo correcto y que ello debería pensar el otro o que, si yo actúo de una manera en este escenario histórico, el otro debe actuar de la misma manera, imponiendo mi pensar, mi sentir, mi actuar, ¿cómo exijo que arriba se respete la pluralidad si lo que yo considero adecuado es lo que sale de mi boca y se hace con mis manos y soy unilateral? Si me molesta no poder trabajar, pero no me molesta que otros no tengan lo que uno o si apoyo una lección histórica de los indígenas que pacíficamente han salido, pero no la decencia de la fuerza pública que en paz también simplemente defiende la institucionalidad ¿cómo exijo coherencia arriba? Si no veo el panorama completo, el pasado para aprender, la situación en la que estamos, el futuro que debemos decidir en conjunto y tan solo mi interés ¿cómo pido paz? ¿Cómo pido visión de país? «

Esta es una crisis, así que o somos lo suficientemente inteligentes todos, y digo todos, porque todos desde cada espacio podemos colaborar, para aprovechar y construir, o nos hundimos escuchándonos tan solo a nosotros mismos. Esta es una oportunidad o un problema. No hay más. En estos momentos lo único que nos salva de que este caos continúe es lo más humano que tenemos y parece hemos perdido, hablar, comunicarse, ver al otro, escuchar al otro. El lado correcto de la historia es el de la paz social.

El problema de no saber hablar y escuchar no es de arriba, es de nosotros, acá abajo. Algo que necesitamos en estos tiempos, es lo que decía Gabriela Mistral «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino». (O)

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