Chilenos vuelven a las calles para protestar por quinto día consecutivo

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Santiago de Chile, EFE /AFP

Miles de personas en Chile volvieron a salir a la calle este martes, por quinto día consecutivo, para protestar contra el Gobierno en medio de los estados de emergencia y los nuevos toques de queda ya decretados en varias zonas del país.

En Santiago de Chile, miles de manifestantes comenzaron a llegar a la Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones de la capital, que durante las primeras horas de la mañana permaneció tranquila.

Con el paso de las horas los manifestantes se fueron agolpando en la zona, fuertemente custodiada por militares, que desde el viernes están desplegados en la capital y las localidades de la región Metropolitana.

Además de los que decidieron congregarse en la plaza, una gran columna de personas avanzó caminando por la avenida Bernardo O’Higgins para confluir con los que ya se encontraban allí.

Carabineros desplegó a las Fuerzas Especiales y los carros lanza-gua y lanza-gases para dispersar a los manifestantes, con el lanzamiento de bombas lacrimógenas, una estrategia que se ha repetido en la zona por días.

De hecho, el escozor de ojos y nariz fue sufrido por todos los ciudadanos que transitaron por la plaza y las calles aledañas ya que el polvo lacrimógeno que se había posado en el suelo después de las protestas de ayer se levantó desde primera hora de la mañana a causa del tráfico matinal.

Los manifestantes de nuevo se replegaron en las zonas aledañas pero volvieron pasados unos minutos, cuando la nube de gas se disipaba, sin querer marcharse del lugar.

Santiago de Chile, EFE /AFP

Miles de personas en Chile volvieron a salir a la calle este martes, por quinto día consecutivo, para protestar contra el Gobierno en medio de los estados de emergencia y los nuevos toques de queda ya decretados en varias zonas del país.

En Santiago de Chile, miles de manifestantes comenzaron a llegar a la Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones de la capital, que durante las primeras horas de la mañana permaneció tranquila.

Con el paso de las horas los manifestantes se fueron agolpando en la zona, fuertemente custodiada por militares, que desde el viernes están desplegados en la capital y las localidades de la región Metropolitana.

Además de los que decidieron congregarse en la plaza, una gran columna de personas avanzó caminando por la avenida Bernardo O’Higgins para confluir con los que ya se encontraban allí.

Carabineros desplegó a las Fuerzas Especiales y los carros lanza-gua y lanza-gases para dispersar a los manifestantes, con el lanzamiento de bombas lacrimógenas, una estrategia que se ha repetido en la zona por días.

De hecho, el escozor de ojos y nariz fue sufrido por todos los ciudadanos que transitaron por la plaza y las calles aledañas ya que el polvo lacrimógeno que se había posado en el suelo después de las protestas de ayer se levantó desde primera hora de la mañana a causa del tráfico matinal.

Los manifestantes de nuevo se replegaron en las zonas aledañas pero volvieron pasados unos minutos, cuando la nube de gas se disipaba, sin querer marcharse del lugar.

Santiago de Chile, EFE /AFP

Miles de personas en Chile volvieron a salir a la calle este martes, por quinto día consecutivo, para protestar contra el Gobierno en medio de los estados de emergencia y los nuevos toques de queda ya decretados en varias zonas del país.

En Santiago de Chile, miles de manifestantes comenzaron a llegar a la Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones de la capital, que durante las primeras horas de la mañana permaneció tranquila.

Con el paso de las horas los manifestantes se fueron agolpando en la zona, fuertemente custodiada por militares, que desde el viernes están desplegados en la capital y las localidades de la región Metropolitana.

Además de los que decidieron congregarse en la plaza, una gran columna de personas avanzó caminando por la avenida Bernardo O’Higgins para confluir con los que ya se encontraban allí.

Carabineros desplegó a las Fuerzas Especiales y los carros lanza-gua y lanza-gases para dispersar a los manifestantes, con el lanzamiento de bombas lacrimógenas, una estrategia que se ha repetido en la zona por días.

De hecho, el escozor de ojos y nariz fue sufrido por todos los ciudadanos que transitaron por la plaza y las calles aledañas ya que el polvo lacrimógeno que se había posado en el suelo después de las protestas de ayer se levantó desde primera hora de la mañana a causa del tráfico matinal.

Los manifestantes de nuevo se replegaron en las zonas aledañas pero volvieron pasados unos minutos, cuando la nube de gas se disipaba, sin querer marcharse del lugar.

Santiago de Chile, EFE /AFP

Miles de personas en Chile volvieron a salir a la calle este martes, por quinto día consecutivo, para protestar contra el Gobierno en medio de los estados de emergencia y los nuevos toques de queda ya decretados en varias zonas del país.

En Santiago de Chile, miles de manifestantes comenzaron a llegar a la Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones de la capital, que durante las primeras horas de la mañana permaneció tranquila.

Con el paso de las horas los manifestantes se fueron agolpando en la zona, fuertemente custodiada por militares, que desde el viernes están desplegados en la capital y las localidades de la región Metropolitana.

Además de los que decidieron congregarse en la plaza, una gran columna de personas avanzó caminando por la avenida Bernardo O’Higgins para confluir con los que ya se encontraban allí.

Carabineros desplegó a las Fuerzas Especiales y los carros lanza-gua y lanza-gases para dispersar a los manifestantes, con el lanzamiento de bombas lacrimógenas, una estrategia que se ha repetido en la zona por días.

De hecho, el escozor de ojos y nariz fue sufrido por todos los ciudadanos que transitaron por la plaza y las calles aledañas ya que el polvo lacrimógeno que se había posado en el suelo después de las protestas de ayer se levantó desde primera hora de la mañana a causa del tráfico matinal.

Los manifestantes de nuevo se replegaron en las zonas aledañas pero volvieron pasados unos minutos, cuando la nube de gas se disipaba, sin querer marcharse del lugar.

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Además de Santiago, en Valparaíso las protestas volvieron a la zona del puerto y se repitieron los enfrentamientos entre manifestantes y policías.

En la sureña Concepción, una multitudinaria marcha recorrió las calles de la capital de la región del Biobío, que junto a Valparaíso y Santiago han sido los principales focos de disturbios, incendios y saqueos, y las primeras ciudades en estar bajo el estado de emergencia y en las noches bajo toque de queda.

El balance oficial contabiliza 15 personas fallecidas en el marco de las protestas, 11 de ellos durante los saqueos, 3 en enfrentamientos con la Policía y uno atropellado por un camión de la Armada.

Entre los fallecidos se ha confirmado hasta el momento que hay dos ciudadanos colombianos y uno ecuatoriano.

Desde que comenzó el estallido social se han detenido a 2.643 personas.

El aumento del precio del Metro de Santiago desató una oleada de protestas que con el paso de los días despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por otros servicios, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, generando un estallido social sin precedentes en la historia reciente del país.

En respuesta, el Gobierno decretó el estado de emergencia, totalmente o en solo algunas ciudades, en casi todas las regiones del país, cediendo la seguridad al Ejército y decretando toques de queda.

Una noche menos violenta

La ola de violencia perdió intensidad durante la madrugada del martes, tercera noche con toque de queda en Santiago y otras ocho regiones chilenas.

En un recorrido realizado por la AFP se pudo observar un Santiago desierto, los vehículos militares patrullando las avenidas y el tránsito de convoyes de carabineros (policías).

«La ciudad durmió tranquila», dijo Javier Iturriaga, general a cargo de la seguridad en medio del «estado de emergencia» decretado por Piñera.

Los uniformados revisaban a los pasajeros de los escasos automóviles que circulaban con salvoconductos otorgados por las autoridades para emergencias y casos especiales.

Durante la noche se registraron sin embargo algunos incendios y saqueos en comercios, además de manifestaciones aisladas, dispersadas por las fuerzas del orden.

Grupos de vecinos vestidos con chalecos amarillos, como los que se hicieron famosos durante las protestas contra el gobierno en Francia, volvieron a organizar rondas de vigilancia armados con palos, picos y palas, para evitar saqueos en sus domicilios y en pequeños comercios.

Los destrozos por las movilizaciones y los saqueos de los últimos días son abundantes y están por todas partes: muros y monumentos repletos de pintadas y consignas, ventanas de los negocios rotas, fierros retorcidos por el fuego y basura esparcida por las veredas.

Además de Santiago, en Valparaíso las protestas volvieron a la zona del puerto y se repitieron los enfrentamientos entre manifestantes y policías.

En la sureña Concepción, una multitudinaria marcha recorrió las calles de la capital de la región del Biobío, que junto a Valparaíso y Santiago han sido los principales focos de disturbios, incendios y saqueos, y las primeras ciudades en estar bajo el estado de emergencia y en las noches bajo toque de queda.

El balance oficial contabiliza 15 personas fallecidas en el marco de las protestas, 11 de ellos durante los saqueos, 3 en enfrentamientos con la Policía y uno atropellado por un camión de la Armada.

Entre los fallecidos se ha confirmado hasta el momento que hay dos ciudadanos colombianos y uno ecuatoriano.

Desde que comenzó el estallido social se han detenido a 2.643 personas.

El aumento del precio del Metro de Santiago desató una oleada de protestas que con el paso de los días despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por otros servicios, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, generando un estallido social sin precedentes en la historia reciente del país.

En respuesta, el Gobierno decretó el estado de emergencia, totalmente o en solo algunas ciudades, en casi todas las regiones del país, cediendo la seguridad al Ejército y decretando toques de queda.

Una noche menos violenta

La ola de violencia perdió intensidad durante la madrugada del martes, tercera noche con toque de queda en Santiago y otras ocho regiones chilenas.

En un recorrido realizado por la AFP se pudo observar un Santiago desierto, los vehículos militares patrullando las avenidas y el tránsito de convoyes de carabineros (policías).

«La ciudad durmió tranquila», dijo Javier Iturriaga, general a cargo de la seguridad en medio del «estado de emergencia» decretado por Piñera.

Los uniformados revisaban a los pasajeros de los escasos automóviles que circulaban con salvoconductos otorgados por las autoridades para emergencias y casos especiales.

Durante la noche se registraron sin embargo algunos incendios y saqueos en comercios, además de manifestaciones aisladas, dispersadas por las fuerzas del orden.

Grupos de vecinos vestidos con chalecos amarillos, como los que se hicieron famosos durante las protestas contra el gobierno en Francia, volvieron a organizar rondas de vigilancia armados con palos, picos y palas, para evitar saqueos en sus domicilios y en pequeños comercios.

Los destrozos por las movilizaciones y los saqueos de los últimos días son abundantes y están por todas partes: muros y monumentos repletos de pintadas y consignas, ventanas de los negocios rotas, fierros retorcidos por el fuego y basura esparcida por las veredas.

Además de Santiago, en Valparaíso las protestas volvieron a la zona del puerto y se repitieron los enfrentamientos entre manifestantes y policías.

En la sureña Concepción, una multitudinaria marcha recorrió las calles de la capital de la región del Biobío, que junto a Valparaíso y Santiago han sido los principales focos de disturbios, incendios y saqueos, y las primeras ciudades en estar bajo el estado de emergencia y en las noches bajo toque de queda.

El balance oficial contabiliza 15 personas fallecidas en el marco de las protestas, 11 de ellos durante los saqueos, 3 en enfrentamientos con la Policía y uno atropellado por un camión de la Armada.

Entre los fallecidos se ha confirmado hasta el momento que hay dos ciudadanos colombianos y uno ecuatoriano.

Desde que comenzó el estallido social se han detenido a 2.643 personas.

El aumento del precio del Metro de Santiago desató una oleada de protestas que con el paso de los días despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por otros servicios, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, generando un estallido social sin precedentes en la historia reciente del país.

En respuesta, el Gobierno decretó el estado de emergencia, totalmente o en solo algunas ciudades, en casi todas las regiones del país, cediendo la seguridad al Ejército y decretando toques de queda.

Una noche menos violenta

La ola de violencia perdió intensidad durante la madrugada del martes, tercera noche con toque de queda en Santiago y otras ocho regiones chilenas.

En un recorrido realizado por la AFP se pudo observar un Santiago desierto, los vehículos militares patrullando las avenidas y el tránsito de convoyes de carabineros (policías).

«La ciudad durmió tranquila», dijo Javier Iturriaga, general a cargo de la seguridad en medio del «estado de emergencia» decretado por Piñera.

Los uniformados revisaban a los pasajeros de los escasos automóviles que circulaban con salvoconductos otorgados por las autoridades para emergencias y casos especiales.

Durante la noche se registraron sin embargo algunos incendios y saqueos en comercios, además de manifestaciones aisladas, dispersadas por las fuerzas del orden.

Grupos de vecinos vestidos con chalecos amarillos, como los que se hicieron famosos durante las protestas contra el gobierno en Francia, volvieron a organizar rondas de vigilancia armados con palos, picos y palas, para evitar saqueos en sus domicilios y en pequeños comercios.

Los destrozos por las movilizaciones y los saqueos de los últimos días son abundantes y están por todas partes: muros y monumentos repletos de pintadas y consignas, ventanas de los negocios rotas, fierros retorcidos por el fuego y basura esparcida por las veredas.

Además de Santiago, en Valparaíso las protestas volvieron a la zona del puerto y se repitieron los enfrentamientos entre manifestantes y policías.

En la sureña Concepción, una multitudinaria marcha recorrió las calles de la capital de la región del Biobío, que junto a Valparaíso y Santiago han sido los principales focos de disturbios, incendios y saqueos, y las primeras ciudades en estar bajo el estado de emergencia y en las noches bajo toque de queda.

El balance oficial contabiliza 15 personas fallecidas en el marco de las protestas, 11 de ellos durante los saqueos, 3 en enfrentamientos con la Policía y uno atropellado por un camión de la Armada.

Entre los fallecidos se ha confirmado hasta el momento que hay dos ciudadanos colombianos y uno ecuatoriano.

Desde que comenzó el estallido social se han detenido a 2.643 personas.

El aumento del precio del Metro de Santiago desató una oleada de protestas que con el paso de los días despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las altas tarifas que pagan por otros servicios, el nulo reparto del sistema de pensiones o los deficientes servicios de salud pública, generando un estallido social sin precedentes en la historia reciente del país.

En respuesta, el Gobierno decretó el estado de emergencia, totalmente o en solo algunas ciudades, en casi todas las regiones del país, cediendo la seguridad al Ejército y decretando toques de queda.

Una noche menos violenta

La ola de violencia perdió intensidad durante la madrugada del martes, tercera noche con toque de queda en Santiago y otras ocho regiones chilenas.

En un recorrido realizado por la AFP se pudo observar un Santiago desierto, los vehículos militares patrullando las avenidas y el tránsito de convoyes de carabineros (policías).

«La ciudad durmió tranquila», dijo Javier Iturriaga, general a cargo de la seguridad en medio del «estado de emergencia» decretado por Piñera.

Los uniformados revisaban a los pasajeros de los escasos automóviles que circulaban con salvoconductos otorgados por las autoridades para emergencias y casos especiales.

Durante la noche se registraron sin embargo algunos incendios y saqueos en comercios, además de manifestaciones aisladas, dispersadas por las fuerzas del orden.

Grupos de vecinos vestidos con chalecos amarillos, como los que se hicieron famosos durante las protestas contra el gobierno en Francia, volvieron a organizar rondas de vigilancia armados con palos, picos y palas, para evitar saqueos en sus domicilios y en pequeños comercios.

Los destrozos por las movilizaciones y los saqueos de los últimos días son abundantes y están por todas partes: muros y monumentos repletos de pintadas y consignas, ventanas de los negocios rotas, fierros retorcidos por el fuego y basura esparcida por las veredas.