La participación femenina en los movimientos indígenas

Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.
Participación. Las mujeres encaminaron algunas marchas dentro del paro.

Tres mujeres de las bases de Unidad de Movimientos Indígenas hablan sobre la participación femenina en estos espacios.

Para las mujeres la política y ciertos espacios de liderazgo resultan más difíciles de alcanzar, a pesar de que existen procesos y voluntades el camino es duro, una muestra clara son las últimas elecciones donde apenas cuatro de las 23 prefecturas y 18 de 221 alcaldías fueron ocupadas por ellas.

Esto también se ve reflejado en la participación de las mujeres dentro de los movimientos sociales, donde las mesas de representación de dirigentes se ven llenas de hombres y con poca presencia femenina.

Esta situación se pudo observar en el último levantamiento en Tungurahua, donde varias fueron parte de las marchas, pero pocas fueron voceras o representantes de las organizaciones.

“Nadie nos ha regalado los derechos”

Rosa Matzabalin es una de las lideresas que ha sido parte de las luchas en los últimos tiempos, ella tiene 44 años y desde pequeña estuvo incluida en el movimiento indígena, fue parte de las escuelas de lideresas Dolores Cacuango y ha ocupado cargos dentro de la organización de la comunidad de Ambatillo Alto.

Ella cuenta que resultó y resulta aún difícil ganarse los espacios como mujer.

“Hemos sido las que portan la voz, hemos alzado nuestros pedidos, porque nosotras somos las que trabajamos más”, aseguró.

Matzabalin afirmó que dentro de muchas comunidades las mujeres son las que levantan los espacios, pues los hombres han migrado. “Somos madres, esposas, dirigentes, desde que hemos encaminado esto los compañeros ya nos identifican. Nadie nos ha regalado los derechos, eso ha sido parte de la lucha”, dijo la lideresa.

Para ella la labor de la mujer dentro del movimiento indígena va desde ocupar vocerías, dirigir comunidades y ser quienes transmitan a las próximas generaciones la memoria, idioma y tradiciones.

“De los nueve dirigente en el movimiento indígena, tres son mujeres, antes eran dos, pero hemos ganado un poco más de espacio y vamos encaminando”, comentó.

“Debemos hacer valer nuestras opiniones”

Gloria Tubón tiene 35 años, es de la comunidad de la Estancia y es parte de Asociación de Indígenas evangélicos de Tungurahua.

“Nos han dado apertura, varias mujeres asumieron esta lucha, es necesario que escuchen nuestros derechos, debemos hacer valer nuestras opiniones, que todos sepan que tenemos derecho al voto, que estamos preparadas para asumir cualquier reto”, comentó Tubón.

“La lucha comienza en la casa”

Marcia Ucapiña, pertenece a la comunidad del Obraje, tiene 54 años y es parte del MITA, desde los 17 ha buscado estar en los espacios de participación, ella cuenta que la mujer se va afianzando, pero que necesitan superar el machismo y seguir trabajando por la equidad de género.

“Como mujer toca dejar el hogar listo en la madrugada, de ahí hay que salir a las reuniones, a veces se crean problemas porque no se sabe cómo el esposo va a actuar, así que la lucha comienza en la casa”, confesó.

Ucapiña asegura que hacen falta más procesos sociales, el terminar con la rivalidad entre mujeres y formar más lideresas que puedan seguir ocupando espacios de participación. (AVI)

DATO

En las últimas elecciones seccionales a nivel nacional, apenas cuatro de las 23 prefecturas fueron ocupadas por mujeres.

Tres mujeres de las bases de Unidad de Movimientos Indígenas hablan sobre la participación femenina en estos espacios.

Para las mujeres la política y ciertos espacios de liderazgo resultan más difíciles de alcanzar, a pesar de que existen procesos y voluntades el camino es duro, una muestra clara son las últimas elecciones donde apenas cuatro de las 23 prefecturas y 18 de 221 alcaldías fueron ocupadas por ellas.

Esto también se ve reflejado en la participación de las mujeres dentro de los movimientos sociales, donde las mesas de representación de dirigentes se ven llenas de hombres y con poca presencia femenina.

Esta situación se pudo observar en el último levantamiento en Tungurahua, donde varias fueron parte de las marchas, pero pocas fueron voceras o representantes de las organizaciones.

“Nadie nos ha regalado los derechos”

Rosa Matzabalin es una de las lideresas que ha sido parte de las luchas en los últimos tiempos, ella tiene 44 años y desde pequeña estuvo incluida en el movimiento indígena, fue parte de las escuelas de lideresas Dolores Cacuango y ha ocupado cargos dentro de la organización de la comunidad de Ambatillo Alto.

Ella cuenta que resultó y resulta aún difícil ganarse los espacios como mujer.

“Hemos sido las que portan la voz, hemos alzado nuestros pedidos, porque nosotras somos las que trabajamos más”, aseguró.

Matzabalin afirmó que dentro de muchas comunidades las mujeres son las que levantan los espacios, pues los hombres han migrado. “Somos madres, esposas, dirigentes, desde que hemos encaminado esto los compañeros ya nos identifican. Nadie nos ha regalado los derechos, eso ha sido parte de la lucha”, dijo la lideresa.

Para ella la labor de la mujer dentro del movimiento indígena va desde ocupar vocerías, dirigir comunidades y ser quienes transmitan a las próximas generaciones la memoria, idioma y tradiciones.

“De los nueve dirigente en el movimiento indígena, tres son mujeres, antes eran dos, pero hemos ganado un poco más de espacio y vamos encaminando”, comentó.

“Debemos hacer valer nuestras opiniones”

Gloria Tubón tiene 35 años, es de la comunidad de la Estancia y es parte de Asociación de Indígenas evangélicos de Tungurahua.

“Nos han dado apertura, varias mujeres asumieron esta lucha, es necesario que escuchen nuestros derechos, debemos hacer valer nuestras opiniones, que todos sepan que tenemos derecho al voto, que estamos preparadas para asumir cualquier reto”, comentó Tubón.

“La lucha comienza en la casa”

Marcia Ucapiña, pertenece a la comunidad del Obraje, tiene 54 años y es parte del MITA, desde los 17 ha buscado estar en los espacios de participación, ella cuenta que la mujer se va afianzando, pero que necesitan superar el machismo y seguir trabajando por la equidad de género.

“Como mujer toca dejar el hogar listo en la madrugada, de ahí hay que salir a las reuniones, a veces se crean problemas porque no se sabe cómo el esposo va a actuar, así que la lucha comienza en la casa”, confesó.

Ucapiña asegura que hacen falta más procesos sociales, el terminar con la rivalidad entre mujeres y formar más lideresas que puedan seguir ocupando espacios de participación. (AVI)

DATO

En las últimas elecciones seccionales a nivel nacional, apenas cuatro de las 23 prefecturas fueron ocupadas por mujeres.

Tres mujeres de las bases de Unidad de Movimientos Indígenas hablan sobre la participación femenina en estos espacios.

Para las mujeres la política y ciertos espacios de liderazgo resultan más difíciles de alcanzar, a pesar de que existen procesos y voluntades el camino es duro, una muestra clara son las últimas elecciones donde apenas cuatro de las 23 prefecturas y 18 de 221 alcaldías fueron ocupadas por ellas.

Esto también se ve reflejado en la participación de las mujeres dentro de los movimientos sociales, donde las mesas de representación de dirigentes se ven llenas de hombres y con poca presencia femenina.

Esta situación se pudo observar en el último levantamiento en Tungurahua, donde varias fueron parte de las marchas, pero pocas fueron voceras o representantes de las organizaciones.

“Nadie nos ha regalado los derechos”

Rosa Matzabalin es una de las lideresas que ha sido parte de las luchas en los últimos tiempos, ella tiene 44 años y desde pequeña estuvo incluida en el movimiento indígena, fue parte de las escuelas de lideresas Dolores Cacuango y ha ocupado cargos dentro de la organización de la comunidad de Ambatillo Alto.

Ella cuenta que resultó y resulta aún difícil ganarse los espacios como mujer.

“Hemos sido las que portan la voz, hemos alzado nuestros pedidos, porque nosotras somos las que trabajamos más”, aseguró.

Matzabalin afirmó que dentro de muchas comunidades las mujeres son las que levantan los espacios, pues los hombres han migrado. “Somos madres, esposas, dirigentes, desde que hemos encaminado esto los compañeros ya nos identifican. Nadie nos ha regalado los derechos, eso ha sido parte de la lucha”, dijo la lideresa.

Para ella la labor de la mujer dentro del movimiento indígena va desde ocupar vocerías, dirigir comunidades y ser quienes transmitan a las próximas generaciones la memoria, idioma y tradiciones.

“De los nueve dirigente en el movimiento indígena, tres son mujeres, antes eran dos, pero hemos ganado un poco más de espacio y vamos encaminando”, comentó.

“Debemos hacer valer nuestras opiniones”

Gloria Tubón tiene 35 años, es de la comunidad de la Estancia y es parte de Asociación de Indígenas evangélicos de Tungurahua.

“Nos han dado apertura, varias mujeres asumieron esta lucha, es necesario que escuchen nuestros derechos, debemos hacer valer nuestras opiniones, que todos sepan que tenemos derecho al voto, que estamos preparadas para asumir cualquier reto”, comentó Tubón.

“La lucha comienza en la casa”

Marcia Ucapiña, pertenece a la comunidad del Obraje, tiene 54 años y es parte del MITA, desde los 17 ha buscado estar en los espacios de participación, ella cuenta que la mujer se va afianzando, pero que necesitan superar el machismo y seguir trabajando por la equidad de género.

“Como mujer toca dejar el hogar listo en la madrugada, de ahí hay que salir a las reuniones, a veces se crean problemas porque no se sabe cómo el esposo va a actuar, así que la lucha comienza en la casa”, confesó.

Ucapiña asegura que hacen falta más procesos sociales, el terminar con la rivalidad entre mujeres y formar más lideresas que puedan seguir ocupando espacios de participación. (AVI)

DATO

En las últimas elecciones seccionales a nivel nacional, apenas cuatro de las 23 prefecturas fueron ocupadas por mujeres.

Tres mujeres de las bases de Unidad de Movimientos Indígenas hablan sobre la participación femenina en estos espacios.

Para las mujeres la política y ciertos espacios de liderazgo resultan más difíciles de alcanzar, a pesar de que existen procesos y voluntades el camino es duro, una muestra clara son las últimas elecciones donde apenas cuatro de las 23 prefecturas y 18 de 221 alcaldías fueron ocupadas por ellas.

Esto también se ve reflejado en la participación de las mujeres dentro de los movimientos sociales, donde las mesas de representación de dirigentes se ven llenas de hombres y con poca presencia femenina.

Esta situación se pudo observar en el último levantamiento en Tungurahua, donde varias fueron parte de las marchas, pero pocas fueron voceras o representantes de las organizaciones.

“Nadie nos ha regalado los derechos”

Rosa Matzabalin es una de las lideresas que ha sido parte de las luchas en los últimos tiempos, ella tiene 44 años y desde pequeña estuvo incluida en el movimiento indígena, fue parte de las escuelas de lideresas Dolores Cacuango y ha ocupado cargos dentro de la organización de la comunidad de Ambatillo Alto.

Ella cuenta que resultó y resulta aún difícil ganarse los espacios como mujer.

“Hemos sido las que portan la voz, hemos alzado nuestros pedidos, porque nosotras somos las que trabajamos más”, aseguró.

Matzabalin afirmó que dentro de muchas comunidades las mujeres son las que levantan los espacios, pues los hombres han migrado. “Somos madres, esposas, dirigentes, desde que hemos encaminado esto los compañeros ya nos identifican. Nadie nos ha regalado los derechos, eso ha sido parte de la lucha”, dijo la lideresa.

Para ella la labor de la mujer dentro del movimiento indígena va desde ocupar vocerías, dirigir comunidades y ser quienes transmitan a las próximas generaciones la memoria, idioma y tradiciones.

“De los nueve dirigente en el movimiento indígena, tres son mujeres, antes eran dos, pero hemos ganado un poco más de espacio y vamos encaminando”, comentó.

“Debemos hacer valer nuestras opiniones”

Gloria Tubón tiene 35 años, es de la comunidad de la Estancia y es parte de Asociación de Indígenas evangélicos de Tungurahua.

“Nos han dado apertura, varias mujeres asumieron esta lucha, es necesario que escuchen nuestros derechos, debemos hacer valer nuestras opiniones, que todos sepan que tenemos derecho al voto, que estamos preparadas para asumir cualquier reto”, comentó Tubón.

“La lucha comienza en la casa”

Marcia Ucapiña, pertenece a la comunidad del Obraje, tiene 54 años y es parte del MITA, desde los 17 ha buscado estar en los espacios de participación, ella cuenta que la mujer se va afianzando, pero que necesitan superar el machismo y seguir trabajando por la equidad de género.

“Como mujer toca dejar el hogar listo en la madrugada, de ahí hay que salir a las reuniones, a veces se crean problemas porque no se sabe cómo el esposo va a actuar, así que la lucha comienza en la casa”, confesó.

Ucapiña asegura que hacen falta más procesos sociales, el terminar con la rivalidad entre mujeres y formar más lideresas que puedan seguir ocupando espacios de participación. (AVI)

DATO

En las últimas elecciones seccionales a nivel nacional, apenas cuatro de las 23 prefecturas fueron ocupadas por mujeres.