Dicho popular importante

Jaime A. Guzmán R.

Hay un refrán que dice: “Con virtud y bondad se adquiere autoridad”. Es una frase de origen popular y de un autor anónimo que expresa la idea de que para hacernos respetar es forzoso o ineludible actuar con justicia, demostrando nuestras virtudes y nuestra grandeza de corazón y no usando la fuerza.

Según varios pensadores, por muy diversos criterios negativos que existan, los refranes han constituido siempre un dicho que expresa una enseñanza, una reflexión, una experiencia, como un juicio y en forma de sentencia.

Así es. Desde la antigüedad y aún hoy en día, en las regiones más evolucionadas encontramos el mismo planteamiento. En palabras de Torrente Ballester (1995-10) “…. Su alcance o pretensiones son de la más profunda enjundia, y bien escogidos y ordenados pueden servir de sostén de toda una filosofía de vida” que de hecho nos servirá de base para dar un consejo que solo de esa manera impersonal, tradicional, nos atrevemos a dar, porque no es de la autoría del que lo dice, sino de todos”.

Si analizamos lo señalado, nos daremos cuenta que en realidad los refranes forman parte de nuestra vida cotidiana, perduran en el tiempo y se han trasmitido de padres a hijos con el fin de transmitir una formación y un mensaje instructivo que nos da pautas de comportamiento en la vida, tomados de la experiencia.

Así pues, sin querer crear, ni cuantitativa ni cualitativamente, una discusión entre los que están en contra y a favor en torno a la influencia de los adagios en nuestras vidas, no creo que exista mejor fórmula, como el presente refrán, para lograr que las autoridades enrumben su trabajo con justicia y sin abusos ilegales, para alcanzar el desarrollo, la armonía y la paz en la convivencia social. (O)

[email protected]

Jaime A. Guzmán R.

Hay un refrán que dice: “Con virtud y bondad se adquiere autoridad”. Es una frase de origen popular y de un autor anónimo que expresa la idea de que para hacernos respetar es forzoso o ineludible actuar con justicia, demostrando nuestras virtudes y nuestra grandeza de corazón y no usando la fuerza.

Según varios pensadores, por muy diversos criterios negativos que existan, los refranes han constituido siempre un dicho que expresa una enseñanza, una reflexión, una experiencia, como un juicio y en forma de sentencia.

Así es. Desde la antigüedad y aún hoy en día, en las regiones más evolucionadas encontramos el mismo planteamiento. En palabras de Torrente Ballester (1995-10) “…. Su alcance o pretensiones son de la más profunda enjundia, y bien escogidos y ordenados pueden servir de sostén de toda una filosofía de vida” que de hecho nos servirá de base para dar un consejo que solo de esa manera impersonal, tradicional, nos atrevemos a dar, porque no es de la autoría del que lo dice, sino de todos”.

Si analizamos lo señalado, nos daremos cuenta que en realidad los refranes forman parte de nuestra vida cotidiana, perduran en el tiempo y se han trasmitido de padres a hijos con el fin de transmitir una formación y un mensaje instructivo que nos da pautas de comportamiento en la vida, tomados de la experiencia.

Así pues, sin querer crear, ni cuantitativa ni cualitativamente, una discusión entre los que están en contra y a favor en torno a la influencia de los adagios en nuestras vidas, no creo que exista mejor fórmula, como el presente refrán, para lograr que las autoridades enrumben su trabajo con justicia y sin abusos ilegales, para alcanzar el desarrollo, la armonía y la paz en la convivencia social. (O)

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Jaime A. Guzmán R.

Hay un refrán que dice: “Con virtud y bondad se adquiere autoridad”. Es una frase de origen popular y de un autor anónimo que expresa la idea de que para hacernos respetar es forzoso o ineludible actuar con justicia, demostrando nuestras virtudes y nuestra grandeza de corazón y no usando la fuerza.

Según varios pensadores, por muy diversos criterios negativos que existan, los refranes han constituido siempre un dicho que expresa una enseñanza, una reflexión, una experiencia, como un juicio y en forma de sentencia.

Así es. Desde la antigüedad y aún hoy en día, en las regiones más evolucionadas encontramos el mismo planteamiento. En palabras de Torrente Ballester (1995-10) “…. Su alcance o pretensiones son de la más profunda enjundia, y bien escogidos y ordenados pueden servir de sostén de toda una filosofía de vida” que de hecho nos servirá de base para dar un consejo que solo de esa manera impersonal, tradicional, nos atrevemos a dar, porque no es de la autoría del que lo dice, sino de todos”.

Si analizamos lo señalado, nos daremos cuenta que en realidad los refranes forman parte de nuestra vida cotidiana, perduran en el tiempo y se han trasmitido de padres a hijos con el fin de transmitir una formación y un mensaje instructivo que nos da pautas de comportamiento en la vida, tomados de la experiencia.

Así pues, sin querer crear, ni cuantitativa ni cualitativamente, una discusión entre los que están en contra y a favor en torno a la influencia de los adagios en nuestras vidas, no creo que exista mejor fórmula, como el presente refrán, para lograr que las autoridades enrumben su trabajo con justicia y sin abusos ilegales, para alcanzar el desarrollo, la armonía y la paz en la convivencia social. (O)

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Jaime A. Guzmán R.

Hay un refrán que dice: “Con virtud y bondad se adquiere autoridad”. Es una frase de origen popular y de un autor anónimo que expresa la idea de que para hacernos respetar es forzoso o ineludible actuar con justicia, demostrando nuestras virtudes y nuestra grandeza de corazón y no usando la fuerza.

Según varios pensadores, por muy diversos criterios negativos que existan, los refranes han constituido siempre un dicho que expresa una enseñanza, una reflexión, una experiencia, como un juicio y en forma de sentencia.

Así es. Desde la antigüedad y aún hoy en día, en las regiones más evolucionadas encontramos el mismo planteamiento. En palabras de Torrente Ballester (1995-10) “…. Su alcance o pretensiones son de la más profunda enjundia, y bien escogidos y ordenados pueden servir de sostén de toda una filosofía de vida” que de hecho nos servirá de base para dar un consejo que solo de esa manera impersonal, tradicional, nos atrevemos a dar, porque no es de la autoría del que lo dice, sino de todos”.

Si analizamos lo señalado, nos daremos cuenta que en realidad los refranes forman parte de nuestra vida cotidiana, perduran en el tiempo y se han trasmitido de padres a hijos con el fin de transmitir una formación y un mensaje instructivo que nos da pautas de comportamiento en la vida, tomados de la experiencia.

Así pues, sin querer crear, ni cuantitativa ni cualitativamente, una discusión entre los que están en contra y a favor en torno a la influencia de los adagios en nuestras vidas, no creo que exista mejor fórmula, como el presente refrán, para lograr que las autoridades enrumben su trabajo con justicia y sin abusos ilegales, para alcanzar el desarrollo, la armonía y la paz en la convivencia social. (O)

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