Los cholos comparten con sus difuntos en Cerro Alto, Santa Elena

VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
VISITA. Familias de Cerro Alto comparten tiempo con sus difuntos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)

La elaboración de alimentos que eran preferidos por los difuntos, visitarlos en el cementerio y luego compartir con vecinos y amigos, son tradiciones que el pueblo cholo de la comuna Cerro Alto, en Santa Elena, aprendieron viendo y observando de sus mayores, y aún conservan.

Se trata de una comuna rodeada de bosque seco, y forma parte de un territorio ancestral donde se asientan familias identificadas con el pueblo ‘cholo’. “Aunque resulte despectiva esta denominación desde la Colonia -porque creo que nos decían así los españoles para identificarnos como sus sirvientes- nosotros lo sentimos propio; habla de nuestros ancestros los guancavilcas, de cómo amamos el mar y la pesca, y de cómo hemos resistido hasta hoy como una gran red de comunas de la región”, evoca Pedro Domínguez, en el artículo ‘Tradiciones cholas por difuntos’, escrito por Jorge Albuja y César Torres en la Revista Patrimonio Cultural Inmaterial.

Cerro Alto tiene 100 años. Sus antepasados llegaron al sitio porque era una tierra de muchos lagos y el ganado se alimentaba bien; y aunque después enfrentaron un periodo de sequía, no abandonaronel sitio.

La elaboración de alimentos que eran preferidos por los difuntos, visitarlos en el cementerio y luego compartir con vecinos y amigos, son tradiciones que el pueblo cholo de la comuna Cerro Alto, en Santa Elena, aprendieron viendo y observando de sus mayores, y aún conservan.

Se trata de una comuna rodeada de bosque seco, y forma parte de un territorio ancestral donde se asientan familias identificadas con el pueblo ‘cholo’. “Aunque resulte despectiva esta denominación desde la Colonia -porque creo que nos decían así los españoles para identificarnos como sus sirvientes- nosotros lo sentimos propio; habla de nuestros ancestros los guancavilcas, de cómo amamos el mar y la pesca, y de cómo hemos resistido hasta hoy como una gran red de comunas de la región”, evoca Pedro Domínguez, en el artículo ‘Tradiciones cholas por difuntos’, escrito por Jorge Albuja y César Torres en la Revista Patrimonio Cultural Inmaterial.

Cerro Alto tiene 100 años. Sus antepasados llegaron al sitio porque era una tierra de muchos lagos y el ganado se alimentaba bien; y aunque después enfrentaron un periodo de sequía, no abandonaronel sitio.

La elaboración de alimentos que eran preferidos por los difuntos, visitarlos en el cementerio y luego compartir con vecinos y amigos, son tradiciones que el pueblo cholo de la comuna Cerro Alto, en Santa Elena, aprendieron viendo y observando de sus mayores, y aún conservan.

Se trata de una comuna rodeada de bosque seco, y forma parte de un territorio ancestral donde se asientan familias identificadas con el pueblo ‘cholo’. “Aunque resulte despectiva esta denominación desde la Colonia -porque creo que nos decían así los españoles para identificarnos como sus sirvientes- nosotros lo sentimos propio; habla de nuestros ancestros los guancavilcas, de cómo amamos el mar y la pesca, y de cómo hemos resistido hasta hoy como una gran red de comunas de la región”, evoca Pedro Domínguez, en el artículo ‘Tradiciones cholas por difuntos’, escrito por Jorge Albuja y César Torres en la Revista Patrimonio Cultural Inmaterial.

Cerro Alto tiene 100 años. Sus antepasados llegaron al sitio porque era una tierra de muchos lagos y el ganado se alimentaba bien; y aunque después enfrentaron un periodo de sequía, no abandonaronel sitio.

La elaboración de alimentos que eran preferidos por los difuntos, visitarlos en el cementerio y luego compartir con vecinos y amigos, son tradiciones que el pueblo cholo de la comuna Cerro Alto, en Santa Elena, aprendieron viendo y observando de sus mayores, y aún conservan.

Se trata de una comuna rodeada de bosque seco, y forma parte de un territorio ancestral donde se asientan familias identificadas con el pueblo ‘cholo’. “Aunque resulte despectiva esta denominación desde la Colonia -porque creo que nos decían así los españoles para identificarnos como sus sirvientes- nosotros lo sentimos propio; habla de nuestros ancestros los guancavilcas, de cómo amamos el mar y la pesca, y de cómo hemos resistido hasta hoy como una gran red de comunas de la región”, evoca Pedro Domínguez, en el artículo ‘Tradiciones cholas por difuntos’, escrito por Jorge Albuja y César Torres en la Revista Patrimonio Cultural Inmaterial.

Cerro Alto tiene 100 años. Sus antepasados llegaron al sitio porque era una tierra de muchos lagos y el ganado se alimentaba bien; y aunque después enfrentaron un periodo de sequía, no abandonaronel sitio.

OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)
OFRECIMIENTO. Los alimentos son colocados sobre la mesa para que los difuntos se encuentren complacidos. (Foto: María Grazia Goya/ Revista PCI)

Rituales funerarios
El pueblo ofrendaba a sus muertos conchas, piedras, restos de animales terrestres y marinos, y ajuares de barro y metal. Esta evidencia cultural se ha encontrado en entierros individuales y en fosas masivas que, por lo general, quedaban cerca de lo que había sido su casa.

Según señalan Stothert y Freire, en ‘Historia de la Península de Santa Elena y Guayaquil’, los rituales funerarios se hacían para mantener la comunicación entre el fallecido y sus parientes, pues pensaban que el ancestro podía darles beneficios desde ‘el más allá’.Estas creencias se mantienen, una muestra de aquello es la preparación de la mesa de los difuntos. El 2 de noviembre las mujeres elaboran los alimentos, los acomodan en la mesa y alientan a su familia, incluyendo a las muertos, a vivir la fecha como lo hacían sus antepasados. (DLH)

Más tradiciones
° Los dulces, las masas y los manjares son muy comunes en Cerro Alto. Estos productos se ponen en una mesa y se les tapa con un toldo para que los difuntos, según indican los cholos, ‘coman’ con tranquilidad,

Mientras que las familias acuden el 2 de noviembre, en procesión, al cementerio, para limpiar las tumbas, poner flores y entonar rezos y cánticos. También ‘soban’ (tocan) fotografías para recordar momentos compartidos.

Antes de regresar a casa, revisan que sus finados hayan comido. Se dan cuenta de esto –aseguran– si los alimentos se han secado (endurecido), y el nivel de las sopas está un poco por debajo de lo que les dejaron. Si esto no se observa, para ellos significa que sus seres queridos están enojados. Luego visitan a otras familias del lugar y comparten lo que ha sobrado del fallecido.

Tradiciones
Vivencia

° El culto a los muertos también reúne a los familiares y fortalece los lazos de parentesco.

° Los que viven fuera de la comuna regresan el 2 de noviembre para conmemorar a sus difuntos.

° El relato oral ha permitido la transmisión de estas costumbres culturales.

° En Cerro Alto hay una biblioteca que recoge los escritos de estas costumbres para que conozcan los más jóvenes.

Rituales funerarios
El pueblo ofrendaba a sus muertos conchas, piedras, restos de animales terrestres y marinos, y ajuares de barro y metal. Esta evidencia cultural se ha encontrado en entierros individuales y en fosas masivas que, por lo general, quedaban cerca de lo que había sido su casa.

Según señalan Stothert y Freire, en ‘Historia de la Península de Santa Elena y Guayaquil’, los rituales funerarios se hacían para mantener la comunicación entre el fallecido y sus parientes, pues pensaban que el ancestro podía darles beneficios desde ‘el más allá’.Estas creencias se mantienen, una muestra de aquello es la preparación de la mesa de los difuntos. El 2 de noviembre las mujeres elaboran los alimentos, los acomodan en la mesa y alientan a su familia, incluyendo a las muertos, a vivir la fecha como lo hacían sus antepasados. (DLH)

Más tradiciones
° Los dulces, las masas y los manjares son muy comunes en Cerro Alto. Estos productos se ponen en una mesa y se les tapa con un toldo para que los difuntos, según indican los cholos, ‘coman’ con tranquilidad,

Mientras que las familias acuden el 2 de noviembre, en procesión, al cementerio, para limpiar las tumbas, poner flores y entonar rezos y cánticos. También ‘soban’ (tocan) fotografías para recordar momentos compartidos.

Antes de regresar a casa, revisan que sus finados hayan comido. Se dan cuenta de esto –aseguran– si los alimentos se han secado (endurecido), y el nivel de las sopas está un poco por debajo de lo que les dejaron. Si esto no se observa, para ellos significa que sus seres queridos están enojados. Luego visitan a otras familias del lugar y comparten lo que ha sobrado del fallecido.

Tradiciones
Vivencia

° El culto a los muertos también reúne a los familiares y fortalece los lazos de parentesco.

° Los que viven fuera de la comuna regresan el 2 de noviembre para conmemorar a sus difuntos.

° El relato oral ha permitido la transmisión de estas costumbres culturales.

° En Cerro Alto hay una biblioteca que recoge los escritos de estas costumbres para que conozcan los más jóvenes.

Rituales funerarios
El pueblo ofrendaba a sus muertos conchas, piedras, restos de animales terrestres y marinos, y ajuares de barro y metal. Esta evidencia cultural se ha encontrado en entierros individuales y en fosas masivas que, por lo general, quedaban cerca de lo que había sido su casa.

Según señalan Stothert y Freire, en ‘Historia de la Península de Santa Elena y Guayaquil’, los rituales funerarios se hacían para mantener la comunicación entre el fallecido y sus parientes, pues pensaban que el ancestro podía darles beneficios desde ‘el más allá’.Estas creencias se mantienen, una muestra de aquello es la preparación de la mesa de los difuntos. El 2 de noviembre las mujeres elaboran los alimentos, los acomodan en la mesa y alientan a su familia, incluyendo a las muertos, a vivir la fecha como lo hacían sus antepasados. (DLH)

Más tradiciones
° Los dulces, las masas y los manjares son muy comunes en Cerro Alto. Estos productos se ponen en una mesa y se les tapa con un toldo para que los difuntos, según indican los cholos, ‘coman’ con tranquilidad,

Mientras que las familias acuden el 2 de noviembre, en procesión, al cementerio, para limpiar las tumbas, poner flores y entonar rezos y cánticos. También ‘soban’ (tocan) fotografías para recordar momentos compartidos.

Antes de regresar a casa, revisan que sus finados hayan comido. Se dan cuenta de esto –aseguran– si los alimentos se han secado (endurecido), y el nivel de las sopas está un poco por debajo de lo que les dejaron. Si esto no se observa, para ellos significa que sus seres queridos están enojados. Luego visitan a otras familias del lugar y comparten lo que ha sobrado del fallecido.

Tradiciones
Vivencia

° El culto a los muertos también reúne a los familiares y fortalece los lazos de parentesco.

° Los que viven fuera de la comuna regresan el 2 de noviembre para conmemorar a sus difuntos.

° El relato oral ha permitido la transmisión de estas costumbres culturales.

° En Cerro Alto hay una biblioteca que recoge los escritos de estas costumbres para que conozcan los más jóvenes.

Rituales funerarios
El pueblo ofrendaba a sus muertos conchas, piedras, restos de animales terrestres y marinos, y ajuares de barro y metal. Esta evidencia cultural se ha encontrado en entierros individuales y en fosas masivas que, por lo general, quedaban cerca de lo que había sido su casa.

Según señalan Stothert y Freire, en ‘Historia de la Península de Santa Elena y Guayaquil’, los rituales funerarios se hacían para mantener la comunicación entre el fallecido y sus parientes, pues pensaban que el ancestro podía darles beneficios desde ‘el más allá’.Estas creencias se mantienen, una muestra de aquello es la preparación de la mesa de los difuntos. El 2 de noviembre las mujeres elaboran los alimentos, los acomodan en la mesa y alientan a su familia, incluyendo a las muertos, a vivir la fecha como lo hacían sus antepasados. (DLH)

Más tradiciones
° Los dulces, las masas y los manjares son muy comunes en Cerro Alto. Estos productos se ponen en una mesa y se les tapa con un toldo para que los difuntos, según indican los cholos, ‘coman’ con tranquilidad,

Mientras que las familias acuden el 2 de noviembre, en procesión, al cementerio, para limpiar las tumbas, poner flores y entonar rezos y cánticos. También ‘soban’ (tocan) fotografías para recordar momentos compartidos.

Antes de regresar a casa, revisan que sus finados hayan comido. Se dan cuenta de esto –aseguran– si los alimentos se han secado (endurecido), y el nivel de las sopas está un poco por debajo de lo que les dejaron. Si esto no se observa, para ellos significa que sus seres queridos están enojados. Luego visitan a otras familias del lugar y comparten lo que ha sobrado del fallecido.

Tradiciones
Vivencia

° El culto a los muertos también reúne a los familiares y fortalece los lazos de parentesco.

° Los que viven fuera de la comuna regresan el 2 de noviembre para conmemorar a sus difuntos.

° El relato oral ha permitido la transmisión de estas costumbres culturales.

° En Cerro Alto hay una biblioteca que recoge los escritos de estas costumbres para que conozcan los más jóvenes.