Error grave del CDH de la ONU

CARLOS CONCHA JIJÓN

Parecería que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se encuentra despistado, perdido en una selva de insolencia, que ofende a la razón, cuando dio paso a una votación que puede ser calificada de irreflexiva, por aprobar la participación de un delegado de Venezuela en ese organismo.

No se entiende qué clase de argumentos válidos fueron puestos sobre la mesa y la conciencia de los delegados, para que un país como Venezuela sea beneficiario de ese honor, pues, es conocido mundialmente que en Venezuela, no existe democracia y que en lugar de un gobierno con justicia, orden, libertades y derechos, hay lo contrario, puesto que está en el poder un tirano que oficia de caporal, con fuerza totalitaria y criminal, una Venezuela del éxodo, pobreza, hambre, persecución y muerte.

Existe un remedo de democracia, que enloda a la razón, mientras el monstruo y su élite devoran la riqueza creando pobreza extrema y condenando al pueblo venezolano a un infierno desesperante y criminal, sin que llegue por lo menos un soplo de esperanza para un cambio benefactor, que alivie el sufrimiento. Nos preguntamos espantados, atónitos, dolidos: ¿en qué quedaron los derechos humanos? cuando el mundo conoce fehacientemente la tragedia que vive la mayoría de los venezolanos.

Cuando conocemos el informe de la comisionada de la ONU en el cual se acusa a Maduro de 5.287 muertes por resistencia a la autoridad, en 2018 y cerca de 1.569 entre enero y mayo de 2019, que pueden ser ejecuciones extrajudiciales. Venezuela es un Estado totalitario, con leyes pavonadas de terror con el comportamiento inhumano del déspota y un pueblo subyugado en la obediencia bajo la égida demencial de Maduro. El triunfo es del déspota, pero quien pierde confianza y credibilidad es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

[email protected]

CARLOS CONCHA JIJÓN

Parecería que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se encuentra despistado, perdido en una selva de insolencia, que ofende a la razón, cuando dio paso a una votación que puede ser calificada de irreflexiva, por aprobar la participación de un delegado de Venezuela en ese organismo.

No se entiende qué clase de argumentos válidos fueron puestos sobre la mesa y la conciencia de los delegados, para que un país como Venezuela sea beneficiario de ese honor, pues, es conocido mundialmente que en Venezuela, no existe democracia y que en lugar de un gobierno con justicia, orden, libertades y derechos, hay lo contrario, puesto que está en el poder un tirano que oficia de caporal, con fuerza totalitaria y criminal, una Venezuela del éxodo, pobreza, hambre, persecución y muerte.

Existe un remedo de democracia, que enloda a la razón, mientras el monstruo y su élite devoran la riqueza creando pobreza extrema y condenando al pueblo venezolano a un infierno desesperante y criminal, sin que llegue por lo menos un soplo de esperanza para un cambio benefactor, que alivie el sufrimiento. Nos preguntamos espantados, atónitos, dolidos: ¿en qué quedaron los derechos humanos? cuando el mundo conoce fehacientemente la tragedia que vive la mayoría de los venezolanos.

Cuando conocemos el informe de la comisionada de la ONU en el cual se acusa a Maduro de 5.287 muertes por resistencia a la autoridad, en 2018 y cerca de 1.569 entre enero y mayo de 2019, que pueden ser ejecuciones extrajudiciales. Venezuela es un Estado totalitario, con leyes pavonadas de terror con el comportamiento inhumano del déspota y un pueblo subyugado en la obediencia bajo la égida demencial de Maduro. El triunfo es del déspota, pero quien pierde confianza y credibilidad es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

[email protected]

CARLOS CONCHA JIJÓN

Parecería que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se encuentra despistado, perdido en una selva de insolencia, que ofende a la razón, cuando dio paso a una votación que puede ser calificada de irreflexiva, por aprobar la participación de un delegado de Venezuela en ese organismo.

No se entiende qué clase de argumentos válidos fueron puestos sobre la mesa y la conciencia de los delegados, para que un país como Venezuela sea beneficiario de ese honor, pues, es conocido mundialmente que en Venezuela, no existe democracia y que en lugar de un gobierno con justicia, orden, libertades y derechos, hay lo contrario, puesto que está en el poder un tirano que oficia de caporal, con fuerza totalitaria y criminal, una Venezuela del éxodo, pobreza, hambre, persecución y muerte.

Existe un remedo de democracia, que enloda a la razón, mientras el monstruo y su élite devoran la riqueza creando pobreza extrema y condenando al pueblo venezolano a un infierno desesperante y criminal, sin que llegue por lo menos un soplo de esperanza para un cambio benefactor, que alivie el sufrimiento. Nos preguntamos espantados, atónitos, dolidos: ¿en qué quedaron los derechos humanos? cuando el mundo conoce fehacientemente la tragedia que vive la mayoría de los venezolanos.

Cuando conocemos el informe de la comisionada de la ONU en el cual se acusa a Maduro de 5.287 muertes por resistencia a la autoridad, en 2018 y cerca de 1.569 entre enero y mayo de 2019, que pueden ser ejecuciones extrajudiciales. Venezuela es un Estado totalitario, con leyes pavonadas de terror con el comportamiento inhumano del déspota y un pueblo subyugado en la obediencia bajo la égida demencial de Maduro. El triunfo es del déspota, pero quien pierde confianza y credibilidad es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

[email protected]

CARLOS CONCHA JIJÓN

Parecería que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se encuentra despistado, perdido en una selva de insolencia, que ofende a la razón, cuando dio paso a una votación que puede ser calificada de irreflexiva, por aprobar la participación de un delegado de Venezuela en ese organismo.

No se entiende qué clase de argumentos válidos fueron puestos sobre la mesa y la conciencia de los delegados, para que un país como Venezuela sea beneficiario de ese honor, pues, es conocido mundialmente que en Venezuela, no existe democracia y que en lugar de un gobierno con justicia, orden, libertades y derechos, hay lo contrario, puesto que está en el poder un tirano que oficia de caporal, con fuerza totalitaria y criminal, una Venezuela del éxodo, pobreza, hambre, persecución y muerte.

Existe un remedo de democracia, que enloda a la razón, mientras el monstruo y su élite devoran la riqueza creando pobreza extrema y condenando al pueblo venezolano a un infierno desesperante y criminal, sin que llegue por lo menos un soplo de esperanza para un cambio benefactor, que alivie el sufrimiento. Nos preguntamos espantados, atónitos, dolidos: ¿en qué quedaron los derechos humanos? cuando el mundo conoce fehacientemente la tragedia que vive la mayoría de los venezolanos.

Cuando conocemos el informe de la comisionada de la ONU en el cual se acusa a Maduro de 5.287 muertes por resistencia a la autoridad, en 2018 y cerca de 1.569 entre enero y mayo de 2019, que pueden ser ejecuciones extrajudiciales. Venezuela es un Estado totalitario, con leyes pavonadas de terror con el comportamiento inhumano del déspota y un pueblo subyugado en la obediencia bajo la égida demencial de Maduro. El triunfo es del déspota, pero quien pierde confianza y credibilidad es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

[email protected]