Nada es igual

Gabriela Rosero

Luego de 18 día de terminada la paralización en Ecuador, puedo ratificarme en que nada volvió hacer lo mismo.

En varias familias ecuatorianas les falta un hijo, un esposo, un hermano, un papá, un amigo, ya sea porque están privados de su libertad o porque partieron de la vida terrenal intentando a través de sus formas de manifestación devolverle la dignidad, la justicia y la equidad a los ecuatorianos.

Muchas empresas han tenido que prescindir de los servicios profesionales de hombres y mujeres quienes con ese sueldo sostienen a sus familias, porque sus empresas reflejaron grandes pérdidas.

El Ecuador quedó dividido, con criterios coherentes o en muchos casos sin criterio, unos apoyan al Gobierno, mientras otros apoyan a los movimientos indígenas y campesinos, y otros se mantienen imparciales.

Nunca se borrarán del imaginario colectivo de los ecuatorianos todas aquellas imágenes que a través de las redes sociales se compartieron entorno a la crisis del país.

Así como nunca entenderemos a ciencia cierta ¿por qué el Ecuador, siendo un país tan próspero, tiene que estar tan endeudado y sometido a esta presión social y económica?

El Ecuador jamás será el mismo después del periodo de protestas del 3 al 13 de octubre del 2019 en donde hombres, mujeres, niños, ancianos, policías, militares, civiles, mestizos, indios, afros, cholos, montubios, todos clamaban por el cese a la guerra del pueblo contra el pueblo, mientras quienes tienen que responder por la crisis siguen gozando de tantos beneficios tan solo por haber fungido un cargo público.

Y como dice la canción “con amor hoy te quiero cantar, sí señor a mi lindo Ecuador”, porque así te quiero ver siempre lindo, soberano, digno, próspero. Hoy solo nos queda despertar ese espíritu luchador, trabajador, emprendedor, visionario para sacar adelante a este mi Ecuador del alma con propuestas de altura, analizadas y consensuadas, siempre mirando por el prójimo, dejando de lado los intereses particulares e individualistas que tanto daño le han hecho a esta tierra.

Es momento de ser un solo Ecuador, unido y solidario, Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, todos los 17 millones de ecuatorianos arrimando el hombro para que lo vivido jamás nos vuelva ha suceder.

Gabriela Rosero

Luego de 18 día de terminada la paralización en Ecuador, puedo ratificarme en que nada volvió hacer lo mismo.

En varias familias ecuatorianas les falta un hijo, un esposo, un hermano, un papá, un amigo, ya sea porque están privados de su libertad o porque partieron de la vida terrenal intentando a través de sus formas de manifestación devolverle la dignidad, la justicia y la equidad a los ecuatorianos.

Muchas empresas han tenido que prescindir de los servicios profesionales de hombres y mujeres quienes con ese sueldo sostienen a sus familias, porque sus empresas reflejaron grandes pérdidas.

El Ecuador quedó dividido, con criterios coherentes o en muchos casos sin criterio, unos apoyan al Gobierno, mientras otros apoyan a los movimientos indígenas y campesinos, y otros se mantienen imparciales.

Nunca se borrarán del imaginario colectivo de los ecuatorianos todas aquellas imágenes que a través de las redes sociales se compartieron entorno a la crisis del país.

Así como nunca entenderemos a ciencia cierta ¿por qué el Ecuador, siendo un país tan próspero, tiene que estar tan endeudado y sometido a esta presión social y económica?

El Ecuador jamás será el mismo después del periodo de protestas del 3 al 13 de octubre del 2019 en donde hombres, mujeres, niños, ancianos, policías, militares, civiles, mestizos, indios, afros, cholos, montubios, todos clamaban por el cese a la guerra del pueblo contra el pueblo, mientras quienes tienen que responder por la crisis siguen gozando de tantos beneficios tan solo por haber fungido un cargo público.

Y como dice la canción “con amor hoy te quiero cantar, sí señor a mi lindo Ecuador”, porque así te quiero ver siempre lindo, soberano, digno, próspero. Hoy solo nos queda despertar ese espíritu luchador, trabajador, emprendedor, visionario para sacar adelante a este mi Ecuador del alma con propuestas de altura, analizadas y consensuadas, siempre mirando por el prójimo, dejando de lado los intereses particulares e individualistas que tanto daño le han hecho a esta tierra.

Es momento de ser un solo Ecuador, unido y solidario, Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, todos los 17 millones de ecuatorianos arrimando el hombro para que lo vivido jamás nos vuelva ha suceder.

Gabriela Rosero

Luego de 18 día de terminada la paralización en Ecuador, puedo ratificarme en que nada volvió hacer lo mismo.

En varias familias ecuatorianas les falta un hijo, un esposo, un hermano, un papá, un amigo, ya sea porque están privados de su libertad o porque partieron de la vida terrenal intentando a través de sus formas de manifestación devolverle la dignidad, la justicia y la equidad a los ecuatorianos.

Muchas empresas han tenido que prescindir de los servicios profesionales de hombres y mujeres quienes con ese sueldo sostienen a sus familias, porque sus empresas reflejaron grandes pérdidas.

El Ecuador quedó dividido, con criterios coherentes o en muchos casos sin criterio, unos apoyan al Gobierno, mientras otros apoyan a los movimientos indígenas y campesinos, y otros se mantienen imparciales.

Nunca se borrarán del imaginario colectivo de los ecuatorianos todas aquellas imágenes que a través de las redes sociales se compartieron entorno a la crisis del país.

Así como nunca entenderemos a ciencia cierta ¿por qué el Ecuador, siendo un país tan próspero, tiene que estar tan endeudado y sometido a esta presión social y económica?

El Ecuador jamás será el mismo después del periodo de protestas del 3 al 13 de octubre del 2019 en donde hombres, mujeres, niños, ancianos, policías, militares, civiles, mestizos, indios, afros, cholos, montubios, todos clamaban por el cese a la guerra del pueblo contra el pueblo, mientras quienes tienen que responder por la crisis siguen gozando de tantos beneficios tan solo por haber fungido un cargo público.

Y como dice la canción “con amor hoy te quiero cantar, sí señor a mi lindo Ecuador”, porque así te quiero ver siempre lindo, soberano, digno, próspero. Hoy solo nos queda despertar ese espíritu luchador, trabajador, emprendedor, visionario para sacar adelante a este mi Ecuador del alma con propuestas de altura, analizadas y consensuadas, siempre mirando por el prójimo, dejando de lado los intereses particulares e individualistas que tanto daño le han hecho a esta tierra.

Es momento de ser un solo Ecuador, unido y solidario, Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, todos los 17 millones de ecuatorianos arrimando el hombro para que lo vivido jamás nos vuelva ha suceder.

Gabriela Rosero

Luego de 18 día de terminada la paralización en Ecuador, puedo ratificarme en que nada volvió hacer lo mismo.

En varias familias ecuatorianas les falta un hijo, un esposo, un hermano, un papá, un amigo, ya sea porque están privados de su libertad o porque partieron de la vida terrenal intentando a través de sus formas de manifestación devolverle la dignidad, la justicia y la equidad a los ecuatorianos.

Muchas empresas han tenido que prescindir de los servicios profesionales de hombres y mujeres quienes con ese sueldo sostienen a sus familias, porque sus empresas reflejaron grandes pérdidas.

El Ecuador quedó dividido, con criterios coherentes o en muchos casos sin criterio, unos apoyan al Gobierno, mientras otros apoyan a los movimientos indígenas y campesinos, y otros se mantienen imparciales.

Nunca se borrarán del imaginario colectivo de los ecuatorianos todas aquellas imágenes que a través de las redes sociales se compartieron entorno a la crisis del país.

Así como nunca entenderemos a ciencia cierta ¿por qué el Ecuador, siendo un país tan próspero, tiene que estar tan endeudado y sometido a esta presión social y económica?

El Ecuador jamás será el mismo después del periodo de protestas del 3 al 13 de octubre del 2019 en donde hombres, mujeres, niños, ancianos, policías, militares, civiles, mestizos, indios, afros, cholos, montubios, todos clamaban por el cese a la guerra del pueblo contra el pueblo, mientras quienes tienen que responder por la crisis siguen gozando de tantos beneficios tan solo por haber fungido un cargo público.

Y como dice la canción “con amor hoy te quiero cantar, sí señor a mi lindo Ecuador”, porque así te quiero ver siempre lindo, soberano, digno, próspero. Hoy solo nos queda despertar ese espíritu luchador, trabajador, emprendedor, visionario para sacar adelante a este mi Ecuador del alma con propuestas de altura, analizadas y consensuadas, siempre mirando por el prójimo, dejando de lado los intereses particulares e individualistas que tanto daño le han hecho a esta tierra.

Es momento de ser un solo Ecuador, unido y solidario, Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos, todos los 17 millones de ecuatorianos arrimando el hombro para que lo vivido jamás nos vuelva ha suceder.