Hacia una nueva ruralidad

Fredy Cueva Castillo

Hace cien años existía un granjero por cada 19 habitantes en el mundo, hoy existe un granjero por cada 154 habitantes, es decir, el número de habitantes o consumidores creció 8 veces, pero el número de agricultores sigue siendo el mismo.

Según datos de XII Congreso Forestal Mundial, la agricultura de subsistencia se constituye en una de las principales causas de deforestación de los bosques en los países del tercer mundo, lo que quiere decir, que propiciar políticas para mantener el actual sistema de producción rural, no tiene nada de ecológico y mucho menos de sostenible.

Si en estos últimos cien años, los países que modernizaron e industrializaron su agricultura no lo hubieran hecho, el mundo sufriría una hambruna sin precedentes, incluso la presión de millones de habitantes por alimentos, prácticamente habría terminado con las reservas ecológicas del planeta.

Por increíble que parezca, la agricultura moderna por ser más eficiente y más productiva por unidad de superficie, permite que la mayoría de la población del mundo cuente con alimentos en cantidad suficiente.

Para ir hacia una nueva ruralidad en el Ecuador, es necesario dejar de lado el romanticismo en el agro y aceptar que la mayor parte de los alimentos que los ecuatorianos consumimos no provienen de la agricultura tradicional, sino, de la agricultura moderna, empresarial, tecnificada, es decir, desde una ruralidad que incorporó herramientas tecnológicas y criterios empresariales en todos los procesos orientadas hacia la producción de alimentos.

Adicionalmente quienes trabajamos en el agro debemos entender que varias empresas transnacionales marcan el ritmo del desarrollo en las zonas rurales, ya que son estas y no los campesinos las que tienen el control de las cadenas agroalimentarias, criticar esto, es solo una posición frente a la problemática, asumir esto, con objetividad y en forma innovadora, nos posibilitará salir del pantano de la queja, para insertarnos en la acción y en la construcción de la nueva ruralidad.

El país se construye con el campo, siempre junto al campo y jamás contra el campo. (O)

Fredy Cueva Castillo

Hace cien años existía un granjero por cada 19 habitantes en el mundo, hoy existe un granjero por cada 154 habitantes, es decir, el número de habitantes o consumidores creció 8 veces, pero el número de agricultores sigue siendo el mismo.

Según datos de XII Congreso Forestal Mundial, la agricultura de subsistencia se constituye en una de las principales causas de deforestación de los bosques en los países del tercer mundo, lo que quiere decir, que propiciar políticas para mantener el actual sistema de producción rural, no tiene nada de ecológico y mucho menos de sostenible.

Si en estos últimos cien años, los países que modernizaron e industrializaron su agricultura no lo hubieran hecho, el mundo sufriría una hambruna sin precedentes, incluso la presión de millones de habitantes por alimentos, prácticamente habría terminado con las reservas ecológicas del planeta.

Por increíble que parezca, la agricultura moderna por ser más eficiente y más productiva por unidad de superficie, permite que la mayoría de la población del mundo cuente con alimentos en cantidad suficiente.

Para ir hacia una nueva ruralidad en el Ecuador, es necesario dejar de lado el romanticismo en el agro y aceptar que la mayor parte de los alimentos que los ecuatorianos consumimos no provienen de la agricultura tradicional, sino, de la agricultura moderna, empresarial, tecnificada, es decir, desde una ruralidad que incorporó herramientas tecnológicas y criterios empresariales en todos los procesos orientadas hacia la producción de alimentos.

Adicionalmente quienes trabajamos en el agro debemos entender que varias empresas transnacionales marcan el ritmo del desarrollo en las zonas rurales, ya que son estas y no los campesinos las que tienen el control de las cadenas agroalimentarias, criticar esto, es solo una posición frente a la problemática, asumir esto, con objetividad y en forma innovadora, nos posibilitará salir del pantano de la queja, para insertarnos en la acción y en la construcción de la nueva ruralidad.

El país se construye con el campo, siempre junto al campo y jamás contra el campo. (O)

Fredy Cueva Castillo

Hace cien años existía un granjero por cada 19 habitantes en el mundo, hoy existe un granjero por cada 154 habitantes, es decir, el número de habitantes o consumidores creció 8 veces, pero el número de agricultores sigue siendo el mismo.

Según datos de XII Congreso Forestal Mundial, la agricultura de subsistencia se constituye en una de las principales causas de deforestación de los bosques en los países del tercer mundo, lo que quiere decir, que propiciar políticas para mantener el actual sistema de producción rural, no tiene nada de ecológico y mucho menos de sostenible.

Si en estos últimos cien años, los países que modernizaron e industrializaron su agricultura no lo hubieran hecho, el mundo sufriría una hambruna sin precedentes, incluso la presión de millones de habitantes por alimentos, prácticamente habría terminado con las reservas ecológicas del planeta.

Por increíble que parezca, la agricultura moderna por ser más eficiente y más productiva por unidad de superficie, permite que la mayoría de la población del mundo cuente con alimentos en cantidad suficiente.

Para ir hacia una nueva ruralidad en el Ecuador, es necesario dejar de lado el romanticismo en el agro y aceptar que la mayor parte de los alimentos que los ecuatorianos consumimos no provienen de la agricultura tradicional, sino, de la agricultura moderna, empresarial, tecnificada, es decir, desde una ruralidad que incorporó herramientas tecnológicas y criterios empresariales en todos los procesos orientadas hacia la producción de alimentos.

Adicionalmente quienes trabajamos en el agro debemos entender que varias empresas transnacionales marcan el ritmo del desarrollo en las zonas rurales, ya que son estas y no los campesinos las que tienen el control de las cadenas agroalimentarias, criticar esto, es solo una posición frente a la problemática, asumir esto, con objetividad y en forma innovadora, nos posibilitará salir del pantano de la queja, para insertarnos en la acción y en la construcción de la nueva ruralidad.

El país se construye con el campo, siempre junto al campo y jamás contra el campo. (O)

Fredy Cueva Castillo

Hace cien años existía un granjero por cada 19 habitantes en el mundo, hoy existe un granjero por cada 154 habitantes, es decir, el número de habitantes o consumidores creció 8 veces, pero el número de agricultores sigue siendo el mismo.

Según datos de XII Congreso Forestal Mundial, la agricultura de subsistencia se constituye en una de las principales causas de deforestación de los bosques en los países del tercer mundo, lo que quiere decir, que propiciar políticas para mantener el actual sistema de producción rural, no tiene nada de ecológico y mucho menos de sostenible.

Si en estos últimos cien años, los países que modernizaron e industrializaron su agricultura no lo hubieran hecho, el mundo sufriría una hambruna sin precedentes, incluso la presión de millones de habitantes por alimentos, prácticamente habría terminado con las reservas ecológicas del planeta.

Por increíble que parezca, la agricultura moderna por ser más eficiente y más productiva por unidad de superficie, permite que la mayoría de la población del mundo cuente con alimentos en cantidad suficiente.

Para ir hacia una nueva ruralidad en el Ecuador, es necesario dejar de lado el romanticismo en el agro y aceptar que la mayor parte de los alimentos que los ecuatorianos consumimos no provienen de la agricultura tradicional, sino, de la agricultura moderna, empresarial, tecnificada, es decir, desde una ruralidad que incorporó herramientas tecnológicas y criterios empresariales en todos los procesos orientadas hacia la producción de alimentos.

Adicionalmente quienes trabajamos en el agro debemos entender que varias empresas transnacionales marcan el ritmo del desarrollo en las zonas rurales, ya que son estas y no los campesinos las que tienen el control de las cadenas agroalimentarias, criticar esto, es solo una posición frente a la problemática, asumir esto, con objetividad y en forma innovadora, nos posibilitará salir del pantano de la queja, para insertarnos en la acción y en la construcción de la nueva ruralidad.

El país se construye con el campo, siempre junto al campo y jamás contra el campo. (O)