Injusticias inconcebibles

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Tiene que pasar el tiempo y vivir experiencias amargas e injustas que aparecen lentamente, más aún cuando surge el caos como el perpetrado en nuestro país en el presente mes de octubre. Hay quienes ya se sienten los futuros presidentes de la República con ministros y todos los caciques de turno; es bueno soñar, pero no a rajatabla y hablar porque tienen boca para expresar el odio y bajas pasiones producto del complejo creado por el propio hombre y después se dice que quieren a la tierra que los vio nacer, rememoran las estirpes pasadas, pero no se dan cuenta de la paja en el propio ojo. Surgen, entonces, los esclavos de alguien que llegó por coincidencias de la vida a dirigir los destinos del país mangoneando a su antojo y dando la heredad a los seguidores de la injusticia inconcebible.

Los sueldos vitalicios que han caminado por algunos años en el país solo porque dizque tuvieron representación gubernamental a la que quisieron llegar y ostentar no por afán de servicio para muchos, sino por politiquería, gozan de prebendas mensuales por el sueldo vitalicio reconocido, mientras el empleado público, trabajador u obrero se perfila a un cargo público estable y a jubilarse con dignidad luego de cumplir 60 años de edad y haber aportado al IESS, se resigna a percibir el total de la pensión jubilar. Sucede que muchos no alcanzaron a tener lo que pensaron o programaron, la muerte llegó antes y todo quedó en el olvido.

Caso sui géneris el de mi señora madre doña María Luisa Gómez Gutiérrez, quien trabajó y sirvió con apego, amor y honor como profesora rural en Taseche viajando por la playa, en Muisne desplazándose en el barco Jaramijó; en la Corte de Justicia, en la oficina de Identificación y Cedulación, en la Intendencia General de Policía donde culminó su vida sin acogerse a la jubilación; laboró por 50 años y más y aquel aciago día en que recibió ofensas de dos empleados subalternos trabajó las 18 horas, llegó al hogar y a las 19:00 ya era cadáver, ni para cubrir los gastos de mortuoria alcanzó lo que dio el IESS que por cierto fue económico como ella me lo había solicitado como su única hija.

Pero sucede que existen sueldos vitalicios para expresidentes, vicepresidentes, asambleístas así sea por dos o tres días de representación. Se debe sueldo a muchos jubilados que en sucres recibieron una miseria.

[email protected]

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Tiene que pasar el tiempo y vivir experiencias amargas e injustas que aparecen lentamente, más aún cuando surge el caos como el perpetrado en nuestro país en el presente mes de octubre. Hay quienes ya se sienten los futuros presidentes de la República con ministros y todos los caciques de turno; es bueno soñar, pero no a rajatabla y hablar porque tienen boca para expresar el odio y bajas pasiones producto del complejo creado por el propio hombre y después se dice que quieren a la tierra que los vio nacer, rememoran las estirpes pasadas, pero no se dan cuenta de la paja en el propio ojo. Surgen, entonces, los esclavos de alguien que llegó por coincidencias de la vida a dirigir los destinos del país mangoneando a su antojo y dando la heredad a los seguidores de la injusticia inconcebible.

Los sueldos vitalicios que han caminado por algunos años en el país solo porque dizque tuvieron representación gubernamental a la que quisieron llegar y ostentar no por afán de servicio para muchos, sino por politiquería, gozan de prebendas mensuales por el sueldo vitalicio reconocido, mientras el empleado público, trabajador u obrero se perfila a un cargo público estable y a jubilarse con dignidad luego de cumplir 60 años de edad y haber aportado al IESS, se resigna a percibir el total de la pensión jubilar. Sucede que muchos no alcanzaron a tener lo que pensaron o programaron, la muerte llegó antes y todo quedó en el olvido.

Caso sui géneris el de mi señora madre doña María Luisa Gómez Gutiérrez, quien trabajó y sirvió con apego, amor y honor como profesora rural en Taseche viajando por la playa, en Muisne desplazándose en el barco Jaramijó; en la Corte de Justicia, en la oficina de Identificación y Cedulación, en la Intendencia General de Policía donde culminó su vida sin acogerse a la jubilación; laboró por 50 años y más y aquel aciago día en que recibió ofensas de dos empleados subalternos trabajó las 18 horas, llegó al hogar y a las 19:00 ya era cadáver, ni para cubrir los gastos de mortuoria alcanzó lo que dio el IESS que por cierto fue económico como ella me lo había solicitado como su única hija.

Pero sucede que existen sueldos vitalicios para expresidentes, vicepresidentes, asambleístas así sea por dos o tres días de representación. Se debe sueldo a muchos jubilados que en sucres recibieron una miseria.

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Tiene que pasar el tiempo y vivir experiencias amargas e injustas que aparecen lentamente, más aún cuando surge el caos como el perpetrado en nuestro país en el presente mes de octubre. Hay quienes ya se sienten los futuros presidentes de la República con ministros y todos los caciques de turno; es bueno soñar, pero no a rajatabla y hablar porque tienen boca para expresar el odio y bajas pasiones producto del complejo creado por el propio hombre y después se dice que quieren a la tierra que los vio nacer, rememoran las estirpes pasadas, pero no se dan cuenta de la paja en el propio ojo. Surgen, entonces, los esclavos de alguien que llegó por coincidencias de la vida a dirigir los destinos del país mangoneando a su antojo y dando la heredad a los seguidores de la injusticia inconcebible.

Los sueldos vitalicios que han caminado por algunos años en el país solo porque dizque tuvieron representación gubernamental a la que quisieron llegar y ostentar no por afán de servicio para muchos, sino por politiquería, gozan de prebendas mensuales por el sueldo vitalicio reconocido, mientras el empleado público, trabajador u obrero se perfila a un cargo público estable y a jubilarse con dignidad luego de cumplir 60 años de edad y haber aportado al IESS, se resigna a percibir el total de la pensión jubilar. Sucede que muchos no alcanzaron a tener lo que pensaron o programaron, la muerte llegó antes y todo quedó en el olvido.

Caso sui géneris el de mi señora madre doña María Luisa Gómez Gutiérrez, quien trabajó y sirvió con apego, amor y honor como profesora rural en Taseche viajando por la playa, en Muisne desplazándose en el barco Jaramijó; en la Corte de Justicia, en la oficina de Identificación y Cedulación, en la Intendencia General de Policía donde culminó su vida sin acogerse a la jubilación; laboró por 50 años y más y aquel aciago día en que recibió ofensas de dos empleados subalternos trabajó las 18 horas, llegó al hogar y a las 19:00 ya era cadáver, ni para cubrir los gastos de mortuoria alcanzó lo que dio el IESS que por cierto fue económico como ella me lo había solicitado como su única hija.

Pero sucede que existen sueldos vitalicios para expresidentes, vicepresidentes, asambleístas así sea por dos o tres días de representación. Se debe sueldo a muchos jubilados que en sucres recibieron una miseria.

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MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Tiene que pasar el tiempo y vivir experiencias amargas e injustas que aparecen lentamente, más aún cuando surge el caos como el perpetrado en nuestro país en el presente mes de octubre. Hay quienes ya se sienten los futuros presidentes de la República con ministros y todos los caciques de turno; es bueno soñar, pero no a rajatabla y hablar porque tienen boca para expresar el odio y bajas pasiones producto del complejo creado por el propio hombre y después se dice que quieren a la tierra que los vio nacer, rememoran las estirpes pasadas, pero no se dan cuenta de la paja en el propio ojo. Surgen, entonces, los esclavos de alguien que llegó por coincidencias de la vida a dirigir los destinos del país mangoneando a su antojo y dando la heredad a los seguidores de la injusticia inconcebible.

Los sueldos vitalicios que han caminado por algunos años en el país solo porque dizque tuvieron representación gubernamental a la que quisieron llegar y ostentar no por afán de servicio para muchos, sino por politiquería, gozan de prebendas mensuales por el sueldo vitalicio reconocido, mientras el empleado público, trabajador u obrero se perfila a un cargo público estable y a jubilarse con dignidad luego de cumplir 60 años de edad y haber aportado al IESS, se resigna a percibir el total de la pensión jubilar. Sucede que muchos no alcanzaron a tener lo que pensaron o programaron, la muerte llegó antes y todo quedó en el olvido.

Caso sui géneris el de mi señora madre doña María Luisa Gómez Gutiérrez, quien trabajó y sirvió con apego, amor y honor como profesora rural en Taseche viajando por la playa, en Muisne desplazándose en el barco Jaramijó; en la Corte de Justicia, en la oficina de Identificación y Cedulación, en la Intendencia General de Policía donde culminó su vida sin acogerse a la jubilación; laboró por 50 años y más y aquel aciago día en que recibió ofensas de dos empleados subalternos trabajó las 18 horas, llegó al hogar y a las 19:00 ya era cadáver, ni para cubrir los gastos de mortuoria alcanzó lo que dio el IESS que por cierto fue económico como ella me lo había solicitado como su única hija.

Pero sucede que existen sueldos vitalicios para expresidentes, vicepresidentes, asambleístas así sea por dos o tres días de representación. Se debe sueldo a muchos jubilados que en sucres recibieron una miseria.

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