Autor del primer diccionario kichwa-inglés reclama más oportunidades

AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)
AUTOR. Santiago Gualapuro aseguró ser la cara visible del diccionario, pero que muchos profesionales aportaron con sus conocimientos. (Foto: Cortesía)

Santiago Gualapuro Gualapuro, indígena kichwa nacido hace 39 años en Gualapuro-Otavalo, autor del primer diccionario kichwa-inglés, no está seguro de regresar al país después de terminar su doctorado en lingüística en la Universidad de Ohio (EE.UU.), por no encontrar las oportunidades para continuar con su trabajo de investigación.

Aunque aún le faltan tres años para obtener un nuevo título universitario, le dijo a Diario La Hora que “hay que ver las oportunidades que se presenten en el país”, y que en su mente no está “solo ser un profesor universitario”, sino también continuar con sus investigaciones.

Asegura que en Estados Unidos recibe los fondos suficientes para sus investigaciones, mientras que eso no ocurre en Ecuador. Por eso hace un llamado al Gobierno y las instituciones relacionadas con la educación y la investigación, a que ofrezcan el suficiente apoyo técnico, logístico y económico.
En cuanto al diccionario kichwa-inglés, aseguró que el objetivo es darle a esa lengua una categoría internacional y romper la dependencia que ha tenido con el español. “El kichwa es igual de importante que el español, el inglés y el alemán”, aseguró.

Las 3.000 palabras que constan en el libro de 278 páginas, fueron traducidas al inglés con el apoyo de lingüistas e investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), donde estudió y vivió. Para realizar este trabajo se usó como base el alfabeto del kichwa unificado sugerido por ALKI (2008).

A su retorno a Estados Unidos, anunció la conformación del colectivo Killkashum, integrado por investigadores y profesionales del pueblo Otavalo, para ofrecer becas, con los dineros obtenidos de la venta del diccionario, a los estudiantes universitarios que deseen desarrollar sus tesis en kichwa.

¿Cómo surgió la idea de realizar el diccionario?
Surgió en Canadá, a donde me fui a vivir por razones económicas. Con la ayuda de lingüistas de la Universidad de Alberta, en la ciudad de Edmonton trabajamos durante cuatro años en traducir las palabras del kichwa a su significado en inglés.

El objetivo es darle una igualdad lingüística con las demás del mundo. Que quienes la hablen le den el valor que se merece, la fortalezcan, no solo en el contexto nacional, sino también en el internacional.

Santiago Gualapuro Gualapuro, indígena kichwa nacido hace 39 años en Gualapuro-Otavalo, autor del primer diccionario kichwa-inglés, no está seguro de regresar al país después de terminar su doctorado en lingüística en la Universidad de Ohio (EE.UU.), por no encontrar las oportunidades para continuar con su trabajo de investigación.

Aunque aún le faltan tres años para obtener un nuevo título universitario, le dijo a Diario La Hora que “hay que ver las oportunidades que se presenten en el país”, y que en su mente no está “solo ser un profesor universitario”, sino también continuar con sus investigaciones.

Asegura que en Estados Unidos recibe los fondos suficientes para sus investigaciones, mientras que eso no ocurre en Ecuador. Por eso hace un llamado al Gobierno y las instituciones relacionadas con la educación y la investigación, a que ofrezcan el suficiente apoyo técnico, logístico y económico.
En cuanto al diccionario kichwa-inglés, aseguró que el objetivo es darle a esa lengua una categoría internacional y romper la dependencia que ha tenido con el español. “El kichwa es igual de importante que el español, el inglés y el alemán”, aseguró.

Las 3.000 palabras que constan en el libro de 278 páginas, fueron traducidas al inglés con el apoyo de lingüistas e investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), donde estudió y vivió. Para realizar este trabajo se usó como base el alfabeto del kichwa unificado sugerido por ALKI (2008).

A su retorno a Estados Unidos, anunció la conformación del colectivo Killkashum, integrado por investigadores y profesionales del pueblo Otavalo, para ofrecer becas, con los dineros obtenidos de la venta del diccionario, a los estudiantes universitarios que deseen desarrollar sus tesis en kichwa.

¿Cómo surgió la idea de realizar el diccionario?
Surgió en Canadá, a donde me fui a vivir por razones económicas. Con la ayuda de lingüistas de la Universidad de Alberta, en la ciudad de Edmonton trabajamos durante cuatro años en traducir las palabras del kichwa a su significado en inglés.

El objetivo es darle una igualdad lingüística con las demás del mundo. Que quienes la hablen le den el valor que se merece, la fortalezcan, no solo en el contexto nacional, sino también en el internacional.

Santiago Gualapuro Gualapuro, indígena kichwa nacido hace 39 años en Gualapuro-Otavalo, autor del primer diccionario kichwa-inglés, no está seguro de regresar al país después de terminar su doctorado en lingüística en la Universidad de Ohio (EE.UU.), por no encontrar las oportunidades para continuar con su trabajo de investigación.

Aunque aún le faltan tres años para obtener un nuevo título universitario, le dijo a Diario La Hora que “hay que ver las oportunidades que se presenten en el país”, y que en su mente no está “solo ser un profesor universitario”, sino también continuar con sus investigaciones.

Asegura que en Estados Unidos recibe los fondos suficientes para sus investigaciones, mientras que eso no ocurre en Ecuador. Por eso hace un llamado al Gobierno y las instituciones relacionadas con la educación y la investigación, a que ofrezcan el suficiente apoyo técnico, logístico y económico.
En cuanto al diccionario kichwa-inglés, aseguró que el objetivo es darle a esa lengua una categoría internacional y romper la dependencia que ha tenido con el español. “El kichwa es igual de importante que el español, el inglés y el alemán”, aseguró.

Las 3.000 palabras que constan en el libro de 278 páginas, fueron traducidas al inglés con el apoyo de lingüistas e investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), donde estudió y vivió. Para realizar este trabajo se usó como base el alfabeto del kichwa unificado sugerido por ALKI (2008).

A su retorno a Estados Unidos, anunció la conformación del colectivo Killkashum, integrado por investigadores y profesionales del pueblo Otavalo, para ofrecer becas, con los dineros obtenidos de la venta del diccionario, a los estudiantes universitarios que deseen desarrollar sus tesis en kichwa.

¿Cómo surgió la idea de realizar el diccionario?
Surgió en Canadá, a donde me fui a vivir por razones económicas. Con la ayuda de lingüistas de la Universidad de Alberta, en la ciudad de Edmonton trabajamos durante cuatro años en traducir las palabras del kichwa a su significado en inglés.

El objetivo es darle una igualdad lingüística con las demás del mundo. Que quienes la hablen le den el valor que se merece, la fortalezcan, no solo en el contexto nacional, sino también en el internacional.

Santiago Gualapuro Gualapuro, indígena kichwa nacido hace 39 años en Gualapuro-Otavalo, autor del primer diccionario kichwa-inglés, no está seguro de regresar al país después de terminar su doctorado en lingüística en la Universidad de Ohio (EE.UU.), por no encontrar las oportunidades para continuar con su trabajo de investigación.

Aunque aún le faltan tres años para obtener un nuevo título universitario, le dijo a Diario La Hora que “hay que ver las oportunidades que se presenten en el país”, y que en su mente no está “solo ser un profesor universitario”, sino también continuar con sus investigaciones.

Asegura que en Estados Unidos recibe los fondos suficientes para sus investigaciones, mientras que eso no ocurre en Ecuador. Por eso hace un llamado al Gobierno y las instituciones relacionadas con la educación y la investigación, a que ofrezcan el suficiente apoyo técnico, logístico y económico.
En cuanto al diccionario kichwa-inglés, aseguró que el objetivo es darle a esa lengua una categoría internacional y romper la dependencia que ha tenido con el español. “El kichwa es igual de importante que el español, el inglés y el alemán”, aseguró.

Las 3.000 palabras que constan en el libro de 278 páginas, fueron traducidas al inglés con el apoyo de lingüistas e investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), donde estudió y vivió. Para realizar este trabajo se usó como base el alfabeto del kichwa unificado sugerido por ALKI (2008).

A su retorno a Estados Unidos, anunció la conformación del colectivo Killkashum, integrado por investigadores y profesionales del pueblo Otavalo, para ofrecer becas, con los dineros obtenidos de la venta del diccionario, a los estudiantes universitarios que deseen desarrollar sus tesis en kichwa.

¿Cómo surgió la idea de realizar el diccionario?
Surgió en Canadá, a donde me fui a vivir por razones económicas. Con la ayuda de lingüistas de la Universidad de Alberta, en la ciudad de Edmonton trabajamos durante cuatro años en traducir las palabras del kichwa a su significado en inglés.

El objetivo es darle una igualdad lingüística con las demás del mundo. Que quienes la hablen le den el valor que se merece, la fortalezcan, no solo en el contexto nacional, sino también en el internacional.

FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)
FAMILIA. Santiago estuvo acompañado de sus padres María Celestina Gualapuro y Luis Juan Gualapuro. (Foto: Cortesía)

¿Fue fácil o difícil realizar la traducción?
Siempre es difícil. Hay términos que no se pueden traducir literalmente, y hay que buscar un contexto para explicar cómo se utiliza una palabra.

Palabras como minga, achachay, arrarray, por ejemplo, no tienen una traducción literal y se tuvo que buscar el contexto unificado para explicar su significado, puesto que el kichwa tiene un dialecto diferente en cada región del país donde se lo habla.

Se utilizó el alfabeto unificado, pero como soy de Imbabura, se puso en corchetes { } la especificación de cómo se pronuncia en esa provincia.

¿A qué público está dirigido?
Al público kichwa que quiere aprender directamente el inglés. También para la gente de habla inglesa que se interesa mucho por las lenguas andinas, como el kichwa.

¿Tiene en mente nuevas ediciones?
Debería ser el plan. Hay más por dar a conocer, pero en estos momentos, por mis obligaciones, no podría. Sin embargo, sería posible conformar un equipo con los hablantes de kichwa de otras partes del país para hacer un trabajo técnico con una traducción correcta. Esperemos que en un futuro se pueda armar ese grupo, aumentar palabras o cambiar lo que sea de hacerlo.

¿Cuál fue el aporte que recibió para esta edición?
Es el resultado de trabajo en equipo. Se necesita de nativos hablantes de esas lenguas para que haya una traducción exacta. En Canadá me ayudaron con las traducciones al inglés Jordan Lachhier, Sean Burke, Conor Snoek, Michelle García-Vega, Megan Bontogan y Evan Uoya. Con algunos de ellos vinimos a Ecuador para investigar y escuchar cómo se habla el kichwa. Además recibí el apoyo de la Universidad San Francisco de Quito, a través del programa de Diversidad Étnica.

¿Cuál es el aporte que dará con las regalías del diccionario?
El diccionario no es el fin, sino un paso más para lo que viene. En Otavalo hemos formado, con académicos y linguistas kichwas, el colectivo Killkashum, y también se ha creado un fondo concursable que se alimentará con el ciento por ciento de las regalías que deje la venta del diccionario.

El fondo servirá para ofrecer becas a estudiantes universitarios mestizos, afros, indígenas y extranjeros que deseen realizar sus tesis en kichwa, con el apoyo de los profesionales del colectivo.

Queremos que se produzca el conocimiento de nuestra lengua, y como Killkashum reclamamos nuestro derecho a escribir el conocimiento en kichwa. (DLH)

¿Fue fácil o difícil realizar la traducción?
Siempre es difícil. Hay términos que no se pueden traducir literalmente, y hay que buscar un contexto para explicar cómo se utiliza una palabra.

Palabras como minga, achachay, arrarray, por ejemplo, no tienen una traducción literal y se tuvo que buscar el contexto unificado para explicar su significado, puesto que el kichwa tiene un dialecto diferente en cada región del país donde se lo habla.

Se utilizó el alfabeto unificado, pero como soy de Imbabura, se puso en corchetes { } la especificación de cómo se pronuncia en esa provincia.

¿A qué público está dirigido?
Al público kichwa que quiere aprender directamente el inglés. También para la gente de habla inglesa que se interesa mucho por las lenguas andinas, como el kichwa.

¿Tiene en mente nuevas ediciones?
Debería ser el plan. Hay más por dar a conocer, pero en estos momentos, por mis obligaciones, no podría. Sin embargo, sería posible conformar un equipo con los hablantes de kichwa de otras partes del país para hacer un trabajo técnico con una traducción correcta. Esperemos que en un futuro se pueda armar ese grupo, aumentar palabras o cambiar lo que sea de hacerlo.

¿Cuál fue el aporte que recibió para esta edición?
Es el resultado de trabajo en equipo. Se necesita de nativos hablantes de esas lenguas para que haya una traducción exacta. En Canadá me ayudaron con las traducciones al inglés Jordan Lachhier, Sean Burke, Conor Snoek, Michelle García-Vega, Megan Bontogan y Evan Uoya. Con algunos de ellos vinimos a Ecuador para investigar y escuchar cómo se habla el kichwa. Además recibí el apoyo de la Universidad San Francisco de Quito, a través del programa de Diversidad Étnica.

¿Cuál es el aporte que dará con las regalías del diccionario?
El diccionario no es el fin, sino un paso más para lo que viene. En Otavalo hemos formado, con académicos y linguistas kichwas, el colectivo Killkashum, y también se ha creado un fondo concursable que se alimentará con el ciento por ciento de las regalías que deje la venta del diccionario.

El fondo servirá para ofrecer becas a estudiantes universitarios mestizos, afros, indígenas y extranjeros que deseen realizar sus tesis en kichwa, con el apoyo de los profesionales del colectivo.

Queremos que se produzca el conocimiento de nuestra lengua, y como Killkashum reclamamos nuestro derecho a escribir el conocimiento en kichwa. (DLH)

¿Fue fácil o difícil realizar la traducción?
Siempre es difícil. Hay términos que no se pueden traducir literalmente, y hay que buscar un contexto para explicar cómo se utiliza una palabra.

Palabras como minga, achachay, arrarray, por ejemplo, no tienen una traducción literal y se tuvo que buscar el contexto unificado para explicar su significado, puesto que el kichwa tiene un dialecto diferente en cada región del país donde se lo habla.

Se utilizó el alfabeto unificado, pero como soy de Imbabura, se puso en corchetes { } la especificación de cómo se pronuncia en esa provincia.

¿A qué público está dirigido?
Al público kichwa que quiere aprender directamente el inglés. También para la gente de habla inglesa que se interesa mucho por las lenguas andinas, como el kichwa.

¿Tiene en mente nuevas ediciones?
Debería ser el plan. Hay más por dar a conocer, pero en estos momentos, por mis obligaciones, no podría. Sin embargo, sería posible conformar un equipo con los hablantes de kichwa de otras partes del país para hacer un trabajo técnico con una traducción correcta. Esperemos que en un futuro se pueda armar ese grupo, aumentar palabras o cambiar lo que sea de hacerlo.

¿Cuál fue el aporte que recibió para esta edición?
Es el resultado de trabajo en equipo. Se necesita de nativos hablantes de esas lenguas para que haya una traducción exacta. En Canadá me ayudaron con las traducciones al inglés Jordan Lachhier, Sean Burke, Conor Snoek, Michelle García-Vega, Megan Bontogan y Evan Uoya. Con algunos de ellos vinimos a Ecuador para investigar y escuchar cómo se habla el kichwa. Además recibí el apoyo de la Universidad San Francisco de Quito, a través del programa de Diversidad Étnica.

¿Cuál es el aporte que dará con las regalías del diccionario?
El diccionario no es el fin, sino un paso más para lo que viene. En Otavalo hemos formado, con académicos y linguistas kichwas, el colectivo Killkashum, y también se ha creado un fondo concursable que se alimentará con el ciento por ciento de las regalías que deje la venta del diccionario.

El fondo servirá para ofrecer becas a estudiantes universitarios mestizos, afros, indígenas y extranjeros que deseen realizar sus tesis en kichwa, con el apoyo de los profesionales del colectivo.

Queremos que se produzca el conocimiento de nuestra lengua, y como Killkashum reclamamos nuestro derecho a escribir el conocimiento en kichwa. (DLH)

¿Fue fácil o difícil realizar la traducción?
Siempre es difícil. Hay términos que no se pueden traducir literalmente, y hay que buscar un contexto para explicar cómo se utiliza una palabra.

Palabras como minga, achachay, arrarray, por ejemplo, no tienen una traducción literal y se tuvo que buscar el contexto unificado para explicar su significado, puesto que el kichwa tiene un dialecto diferente en cada región del país donde se lo habla.

Se utilizó el alfabeto unificado, pero como soy de Imbabura, se puso en corchetes { } la especificación de cómo se pronuncia en esa provincia.

¿A qué público está dirigido?
Al público kichwa que quiere aprender directamente el inglés. También para la gente de habla inglesa que se interesa mucho por las lenguas andinas, como el kichwa.

¿Tiene en mente nuevas ediciones?
Debería ser el plan. Hay más por dar a conocer, pero en estos momentos, por mis obligaciones, no podría. Sin embargo, sería posible conformar un equipo con los hablantes de kichwa de otras partes del país para hacer un trabajo técnico con una traducción correcta. Esperemos que en un futuro se pueda armar ese grupo, aumentar palabras o cambiar lo que sea de hacerlo.

¿Cuál fue el aporte que recibió para esta edición?
Es el resultado de trabajo en equipo. Se necesita de nativos hablantes de esas lenguas para que haya una traducción exacta. En Canadá me ayudaron con las traducciones al inglés Jordan Lachhier, Sean Burke, Conor Snoek, Michelle García-Vega, Megan Bontogan y Evan Uoya. Con algunos de ellos vinimos a Ecuador para investigar y escuchar cómo se habla el kichwa. Además recibí el apoyo de la Universidad San Francisco de Quito, a través del programa de Diversidad Étnica.

¿Cuál es el aporte que dará con las regalías del diccionario?
El diccionario no es el fin, sino un paso más para lo que viene. En Otavalo hemos formado, con académicos y linguistas kichwas, el colectivo Killkashum, y también se ha creado un fondo concursable que se alimentará con el ciento por ciento de las regalías que deje la venta del diccionario.

El fondo servirá para ofrecer becas a estudiantes universitarios mestizos, afros, indígenas y extranjeros que deseen realizar sus tesis en kichwa, con el apoyo de los profesionales del colectivo.

Queremos que se produzca el conocimiento de nuestra lengua, y como Killkashum reclamamos nuestro derecho a escribir el conocimiento en kichwa. (DLH)