Detectada la luz más potente del universo

ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)
ESPACIO. Las dos antenas de Magic, durante la lluvia de Perseidas en 2016. Foto Daniel lópez)

NUÑO DOMÍNGUEZ, El PAÏS

El 14 de enero la astrofísica Elena Moretti recibió una llamada que no olvidará fácilmente. “¿Esta señal que estamos viendo es un simulacro?”, dijeron al otro lado del teléfono. Era de noche cerrada en el Observatorio del Roque de los Muchachos, una cima de origen volcánico en la isla de La Palma ideal para la observación astronómica. La científica saltó de la cama y en dos minutos estaba frente a las pantallas del centro de control. No era un simulacro: los dos telescopios MAGIC habían captado claramente un grupo de fotones —partículas de luz— que era unas 100 veces más potentes que cualquier otro detectado antes.

“Aunque lo veía delante de mis ojos no podía creerlo”, explica Moretti. Todo había comenzado tres minutos antes de las nueve de la noche, cuando dos telescopios espaciales, Swift y Fermi, detectaron un potente estallido de rayos gamma. En unos 20 segundos enviaron una alerta a la Tierra. De forma totalmente automática, las dos imponentes antenas de 64 toneladas de los telescopios MAGIC giraron sobre sí mismas 35 segundos después para apuntar justo al punto del cielo.

NUÑO DOMÍNGUEZ, El PAÏS

El 14 de enero la astrofísica Elena Moretti recibió una llamada que no olvidará fácilmente. “¿Esta señal que estamos viendo es un simulacro?”, dijeron al otro lado del teléfono. Era de noche cerrada en el Observatorio del Roque de los Muchachos, una cima de origen volcánico en la isla de La Palma ideal para la observación astronómica. La científica saltó de la cama y en dos minutos estaba frente a las pantallas del centro de control. No era un simulacro: los dos telescopios MAGIC habían captado claramente un grupo de fotones —partículas de luz— que era unas 100 veces más potentes que cualquier otro detectado antes.

“Aunque lo veía delante de mis ojos no podía creerlo”, explica Moretti. Todo había comenzado tres minutos antes de las nueve de la noche, cuando dos telescopios espaciales, Swift y Fermi, detectaron un potente estallido de rayos gamma. En unos 20 segundos enviaron una alerta a la Tierra. De forma totalmente automática, las dos imponentes antenas de 64 toneladas de los telescopios MAGIC giraron sobre sí mismas 35 segundos después para apuntar justo al punto del cielo.

NUÑO DOMÍNGUEZ, El PAÏS

El 14 de enero la astrofísica Elena Moretti recibió una llamada que no olvidará fácilmente. “¿Esta señal que estamos viendo es un simulacro?”, dijeron al otro lado del teléfono. Era de noche cerrada en el Observatorio del Roque de los Muchachos, una cima de origen volcánico en la isla de La Palma ideal para la observación astronómica. La científica saltó de la cama y en dos minutos estaba frente a las pantallas del centro de control. No era un simulacro: los dos telescopios MAGIC habían captado claramente un grupo de fotones —partículas de luz— que era unas 100 veces más potentes que cualquier otro detectado antes.

“Aunque lo veía delante de mis ojos no podía creerlo”, explica Moretti. Todo había comenzado tres minutos antes de las nueve de la noche, cuando dos telescopios espaciales, Swift y Fermi, detectaron un potente estallido de rayos gamma. En unos 20 segundos enviaron una alerta a la Tierra. De forma totalmente automática, las dos imponentes antenas de 64 toneladas de los telescopios MAGIC giraron sobre sí mismas 35 segundos después para apuntar justo al punto del cielo.

NUÑO DOMÍNGUEZ, El PAÏS

El 14 de enero la astrofísica Elena Moretti recibió una llamada que no olvidará fácilmente. “¿Esta señal que estamos viendo es un simulacro?”, dijeron al otro lado del teléfono. Era de noche cerrada en el Observatorio del Roque de los Muchachos, una cima de origen volcánico en la isla de La Palma ideal para la observación astronómica. La científica saltó de la cama y en dos minutos estaba frente a las pantallas del centro de control. No era un simulacro: los dos telescopios MAGIC habían captado claramente un grupo de fotones —partículas de luz— que era unas 100 veces más potentes que cualquier otro detectado antes.

“Aunque lo veía delante de mis ojos no podía creerlo”, explica Moretti. Todo había comenzado tres minutos antes de las nueve de la noche, cuando dos telescopios espaciales, Swift y Fermi, detectaron un potente estallido de rayos gamma. En unos 20 segundos enviaron una alerta a la Tierra. De forma totalmente automática, las dos imponentes antenas de 64 toneladas de los telescopios MAGIC giraron sobre sí mismas 35 segundos después para apuntar justo al punto del cielo.