Motocicletas

CARLOS CONCHA JIJÓN

Son vehículos motorizados de dos ruedas, con capacidad para una o dos personas, que indudablemente prestan diversidad de servicios, como también son utilizadas en acciones que están fuera de la ley.

Los que manejan estos vehículos, deben cumplir con un reglamento, sujeto a sanciones que devienen de falta de matrícula y placa, ocasionar ruido por escape libre o falta de silenciador, no tener luces, no portar licencia para conducir, no tener pleno conocimiento de las leyes de tránsito y señalética, no llevar puesto casco protector, entre otras sanciones, etc.

Podemos afirmar sin equívocos, que en Esmeraldas reina la anarquía en el uso de estos vehículos, porque no existe control y constatamos diariamente, que en las motocicletas viajan, una o dos e irresponsablemente tres y hasta cuatro personas, más la carga de imprudencia, cuando llevan un niño, delante del conductor, sin meditar las consecuencias en un accidente.

Cuando les faya el entendimiento, llevan el casco en su brazo izquierdo o en la parte delantera de la moto, siendo frecuente mirar a dos motociclistas sin cascos protectores y otros manejan con su casco normal, pero él o la acompañante no. Los motociclistas deben saber que en casos de accidente, el casco puede salvar hasta el 60% de posibles muertes.

Se ha visto a vigilantes de tránsito en algunas calles, pero solo hacen señas de parar o seguir, dando la impresión que no ejercen control sobre las motociclistas, ni otros vehículos.

He conversado con algunos taxistas y me han hecho saber, que el asunto de los motociclistas es preocupante por la forma irresponsable de conducir, con maniobras peligrosas y velocidades de competencia. También podemos presumir, que algunas de estas motos pudieran ser robadas o ser utilizadas para cometer delitos, como está sucediendo en otras ciudades del país. Por último como acción importante y de manera urgente, tiene que haber la intervención de las instituciones competentes, para determinar en las calles, los estacionamientos para estos vehículos.

[email protected]

CARLOS CONCHA JIJÓN

Son vehículos motorizados de dos ruedas, con capacidad para una o dos personas, que indudablemente prestan diversidad de servicios, como también son utilizadas en acciones que están fuera de la ley.

Los que manejan estos vehículos, deben cumplir con un reglamento, sujeto a sanciones que devienen de falta de matrícula y placa, ocasionar ruido por escape libre o falta de silenciador, no tener luces, no portar licencia para conducir, no tener pleno conocimiento de las leyes de tránsito y señalética, no llevar puesto casco protector, entre otras sanciones, etc.

Podemos afirmar sin equívocos, que en Esmeraldas reina la anarquía en el uso de estos vehículos, porque no existe control y constatamos diariamente, que en las motocicletas viajan, una o dos e irresponsablemente tres y hasta cuatro personas, más la carga de imprudencia, cuando llevan un niño, delante del conductor, sin meditar las consecuencias en un accidente.

Cuando les faya el entendimiento, llevan el casco en su brazo izquierdo o en la parte delantera de la moto, siendo frecuente mirar a dos motociclistas sin cascos protectores y otros manejan con su casco normal, pero él o la acompañante no. Los motociclistas deben saber que en casos de accidente, el casco puede salvar hasta el 60% de posibles muertes.

Se ha visto a vigilantes de tránsito en algunas calles, pero solo hacen señas de parar o seguir, dando la impresión que no ejercen control sobre las motociclistas, ni otros vehículos.

He conversado con algunos taxistas y me han hecho saber, que el asunto de los motociclistas es preocupante por la forma irresponsable de conducir, con maniobras peligrosas y velocidades de competencia. También podemos presumir, que algunas de estas motos pudieran ser robadas o ser utilizadas para cometer delitos, como está sucediendo en otras ciudades del país. Por último como acción importante y de manera urgente, tiene que haber la intervención de las instituciones competentes, para determinar en las calles, los estacionamientos para estos vehículos.

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Son vehículos motorizados de dos ruedas, con capacidad para una o dos personas, que indudablemente prestan diversidad de servicios, como también son utilizadas en acciones que están fuera de la ley.

Los que manejan estos vehículos, deben cumplir con un reglamento, sujeto a sanciones que devienen de falta de matrícula y placa, ocasionar ruido por escape libre o falta de silenciador, no tener luces, no portar licencia para conducir, no tener pleno conocimiento de las leyes de tránsito y señalética, no llevar puesto casco protector, entre otras sanciones, etc.

Podemos afirmar sin equívocos, que en Esmeraldas reina la anarquía en el uso de estos vehículos, porque no existe control y constatamos diariamente, que en las motocicletas viajan, una o dos e irresponsablemente tres y hasta cuatro personas, más la carga de imprudencia, cuando llevan un niño, delante del conductor, sin meditar las consecuencias en un accidente.

Cuando les faya el entendimiento, llevan el casco en su brazo izquierdo o en la parte delantera de la moto, siendo frecuente mirar a dos motociclistas sin cascos protectores y otros manejan con su casco normal, pero él o la acompañante no. Los motociclistas deben saber que en casos de accidente, el casco puede salvar hasta el 60% de posibles muertes.

Se ha visto a vigilantes de tránsito en algunas calles, pero solo hacen señas de parar o seguir, dando la impresión que no ejercen control sobre las motociclistas, ni otros vehículos.

He conversado con algunos taxistas y me han hecho saber, que el asunto de los motociclistas es preocupante por la forma irresponsable de conducir, con maniobras peligrosas y velocidades de competencia. También podemos presumir, que algunas de estas motos pudieran ser robadas o ser utilizadas para cometer delitos, como está sucediendo en otras ciudades del país. Por último como acción importante y de manera urgente, tiene que haber la intervención de las instituciones competentes, para determinar en las calles, los estacionamientos para estos vehículos.

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Son vehículos motorizados de dos ruedas, con capacidad para una o dos personas, que indudablemente prestan diversidad de servicios, como también son utilizadas en acciones que están fuera de la ley.

Los que manejan estos vehículos, deben cumplir con un reglamento, sujeto a sanciones que devienen de falta de matrícula y placa, ocasionar ruido por escape libre o falta de silenciador, no tener luces, no portar licencia para conducir, no tener pleno conocimiento de las leyes de tránsito y señalética, no llevar puesto casco protector, entre otras sanciones, etc.

Podemos afirmar sin equívocos, que en Esmeraldas reina la anarquía en el uso de estos vehículos, porque no existe control y constatamos diariamente, que en las motocicletas viajan, una o dos e irresponsablemente tres y hasta cuatro personas, más la carga de imprudencia, cuando llevan un niño, delante del conductor, sin meditar las consecuencias en un accidente.

Cuando les faya el entendimiento, llevan el casco en su brazo izquierdo o en la parte delantera de la moto, siendo frecuente mirar a dos motociclistas sin cascos protectores y otros manejan con su casco normal, pero él o la acompañante no. Los motociclistas deben saber que en casos de accidente, el casco puede salvar hasta el 60% de posibles muertes.

Se ha visto a vigilantes de tránsito en algunas calles, pero solo hacen señas de parar o seguir, dando la impresión que no ejercen control sobre las motociclistas, ni otros vehículos.

He conversado con algunos taxistas y me han hecho saber, que el asunto de los motociclistas es preocupante por la forma irresponsable de conducir, con maniobras peligrosas y velocidades de competencia. También podemos presumir, que algunas de estas motos pudieran ser robadas o ser utilizadas para cometer delitos, como está sucediendo en otras ciudades del país. Por último como acción importante y de manera urgente, tiene que haber la intervención de las instituciones competentes, para determinar en las calles, los estacionamientos para estos vehículos.

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