‘Palabras moribundas’, trazos del pasado

OBRA. El libro recupera, en 385 páginas, términos en desuso.
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Por Oswaldo Paz y Miño

La vida es un viaje entre palabras. En la travesía hasta encontrarnos con la muerte, ellas son nuestras infaltables compañeras en todos los trances: en el amor y la guerra, en la pasión y la enfermedad, en la soledad y la dicha, en la audacia y el juego, en el deseo sin rumbo y en el encuentro carnal; en la plegaria que advierte, en la queja que sorprende.

Las palabras nos atan y nos desatan, nos cubren y desnudan, nos estrujan y enojan. Son protesta, canción y verso. Orgasmos y rituales, desvelos y nombres de amor, sentencias y dolor. Las palabras presentes, las que son pasado y las que se van preparando para el futuro. Nacemos de la fusión de palabras en un acto de amor, o de dolor, y morimos pensando, al menos, en la última palabra.

Los seres humanos somos tiempo y verbo. Las palabras tienen ciclos, territorios, costumbres, estilos y vigencia, temporalidad. Somos lenguaje, socializamos con ellas, nos identificamos y nos reconocemos. Las palabras son el cuerpo del relato, de la historia, de la poesía, del ensayo, de la noticia, del arte de la escritura y de la lectura.

Palabras van y vienen. Dice Antonio Gala: “(Las palabras) están muriendo a toneladas y a marchas forzadas. Por ejemplo, todos esos viejos oficios que desaparecen, esas herramientas en desuso… Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras y enseñárselas a los niños. Pero también hay palabras que nacen y renacen cada día”.

De aquellas que están en trances de agonía, de esas ‘Palabras moribundas’, trata el deleitante tomo que comparto este domingo. Las palabras moribundas tienen un poder evocador que lleva hacia nuestra memoria el recuerdo de personas queridas que ya no están, épocas de nuestra vida que pasaron, utensilios perdidos, tareas superadas, antiguas modas divertidas.

Tesoros en desuso
‘Palabras moribundas’ es un libro lleno de vida que reúne vocablos del idioma español con la idea de resucitar aquellos que “forman parte de nuestro léxico, pero que, por diversas razones han ido desapareciendo de las conversaciones de todos los días”.

¿Cómo os suenan estas palabras preciosas en agónico desuso?: aeroplano, albricias, añusgarse, botica, cachivache, chipén, cuchipanda, enagua, fanega, filmina, garrotillo, lavativa, matiné, patatús, pardiez, petimetre, retrete, soconusco, tomavistas, verija, zahúrda. Esta es solo una breve muestra del catálogo publicado por la editorial Taurus

‘Palabras Moribundas’ es un trabajo de amor a la lingüística, hecho por Álex Grijelmo y Pilar García Mouton, bibliófilos que no podemos dejar de leer. Somos amantes de las palabras, cada una tiene su propia historia en nuestras vidas.

[email protected]

FRASE

Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras”. Antonio Gala, escritor español.

Por Oswaldo Paz y Miño

La vida es un viaje entre palabras. En la travesía hasta encontrarnos con la muerte, ellas son nuestras infaltables compañeras en todos los trances: en el amor y la guerra, en la pasión y la enfermedad, en la soledad y la dicha, en la audacia y el juego, en el deseo sin rumbo y en el encuentro carnal; en la plegaria que advierte, en la queja que sorprende.

Las palabras nos atan y nos desatan, nos cubren y desnudan, nos estrujan y enojan. Son protesta, canción y verso. Orgasmos y rituales, desvelos y nombres de amor, sentencias y dolor. Las palabras presentes, las que son pasado y las que se van preparando para el futuro. Nacemos de la fusión de palabras en un acto de amor, o de dolor, y morimos pensando, al menos, en la última palabra.

Los seres humanos somos tiempo y verbo. Las palabras tienen ciclos, territorios, costumbres, estilos y vigencia, temporalidad. Somos lenguaje, socializamos con ellas, nos identificamos y nos reconocemos. Las palabras son el cuerpo del relato, de la historia, de la poesía, del ensayo, de la noticia, del arte de la escritura y de la lectura.

Palabras van y vienen. Dice Antonio Gala: “(Las palabras) están muriendo a toneladas y a marchas forzadas. Por ejemplo, todos esos viejos oficios que desaparecen, esas herramientas en desuso… Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras y enseñárselas a los niños. Pero también hay palabras que nacen y renacen cada día”.

De aquellas que están en trances de agonía, de esas ‘Palabras moribundas’, trata el deleitante tomo que comparto este domingo. Las palabras moribundas tienen un poder evocador que lleva hacia nuestra memoria el recuerdo de personas queridas que ya no están, épocas de nuestra vida que pasaron, utensilios perdidos, tareas superadas, antiguas modas divertidas.

Tesoros en desuso
‘Palabras moribundas’ es un libro lleno de vida que reúne vocablos del idioma español con la idea de resucitar aquellos que “forman parte de nuestro léxico, pero que, por diversas razones han ido desapareciendo de las conversaciones de todos los días”.

¿Cómo os suenan estas palabras preciosas en agónico desuso?: aeroplano, albricias, añusgarse, botica, cachivache, chipén, cuchipanda, enagua, fanega, filmina, garrotillo, lavativa, matiné, patatús, pardiez, petimetre, retrete, soconusco, tomavistas, verija, zahúrda. Esta es solo una breve muestra del catálogo publicado por la editorial Taurus

‘Palabras Moribundas’ es un trabajo de amor a la lingüística, hecho por Álex Grijelmo y Pilar García Mouton, bibliófilos que no podemos dejar de leer. Somos amantes de las palabras, cada una tiene su propia historia en nuestras vidas.

[email protected]

FRASE

Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras”. Antonio Gala, escritor español.

Por Oswaldo Paz y Miño

La vida es un viaje entre palabras. En la travesía hasta encontrarnos con la muerte, ellas son nuestras infaltables compañeras en todos los trances: en el amor y la guerra, en la pasión y la enfermedad, en la soledad y la dicha, en la audacia y el juego, en el deseo sin rumbo y en el encuentro carnal; en la plegaria que advierte, en la queja que sorprende.

Las palabras nos atan y nos desatan, nos cubren y desnudan, nos estrujan y enojan. Son protesta, canción y verso. Orgasmos y rituales, desvelos y nombres de amor, sentencias y dolor. Las palabras presentes, las que son pasado y las que se van preparando para el futuro. Nacemos de la fusión de palabras en un acto de amor, o de dolor, y morimos pensando, al menos, en la última palabra.

Los seres humanos somos tiempo y verbo. Las palabras tienen ciclos, territorios, costumbres, estilos y vigencia, temporalidad. Somos lenguaje, socializamos con ellas, nos identificamos y nos reconocemos. Las palabras son el cuerpo del relato, de la historia, de la poesía, del ensayo, de la noticia, del arte de la escritura y de la lectura.

Palabras van y vienen. Dice Antonio Gala: “(Las palabras) están muriendo a toneladas y a marchas forzadas. Por ejemplo, todos esos viejos oficios que desaparecen, esas herramientas en desuso… Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras y enseñárselas a los niños. Pero también hay palabras que nacen y renacen cada día”.

De aquellas que están en trances de agonía, de esas ‘Palabras moribundas’, trata el deleitante tomo que comparto este domingo. Las palabras moribundas tienen un poder evocador que lleva hacia nuestra memoria el recuerdo de personas queridas que ya no están, épocas de nuestra vida que pasaron, utensilios perdidos, tareas superadas, antiguas modas divertidas.

Tesoros en desuso
‘Palabras moribundas’ es un libro lleno de vida que reúne vocablos del idioma español con la idea de resucitar aquellos que “forman parte de nuestro léxico, pero que, por diversas razones han ido desapareciendo de las conversaciones de todos los días”.

¿Cómo os suenan estas palabras preciosas en agónico desuso?: aeroplano, albricias, añusgarse, botica, cachivache, chipén, cuchipanda, enagua, fanega, filmina, garrotillo, lavativa, matiné, patatús, pardiez, petimetre, retrete, soconusco, tomavistas, verija, zahúrda. Esta es solo una breve muestra del catálogo publicado por la editorial Taurus

‘Palabras Moribundas’ es un trabajo de amor a la lingüística, hecho por Álex Grijelmo y Pilar García Mouton, bibliófilos que no podemos dejar de leer. Somos amantes de las palabras, cada una tiene su propia historia en nuestras vidas.

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FRASE

Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras”. Antonio Gala, escritor español.

Por Oswaldo Paz y Miño

La vida es un viaje entre palabras. En la travesía hasta encontrarnos con la muerte, ellas son nuestras infaltables compañeras en todos los trances: en el amor y la guerra, en la pasión y la enfermedad, en la soledad y la dicha, en la audacia y el juego, en el deseo sin rumbo y en el encuentro carnal; en la plegaria que advierte, en la queja que sorprende.

Las palabras nos atan y nos desatan, nos cubren y desnudan, nos estrujan y enojan. Son protesta, canción y verso. Orgasmos y rituales, desvelos y nombres de amor, sentencias y dolor. Las palabras presentes, las que son pasado y las que se van preparando para el futuro. Nacemos de la fusión de palabras en un acto de amor, o de dolor, y morimos pensando, al menos, en la última palabra.

Los seres humanos somos tiempo y verbo. Las palabras tienen ciclos, territorios, costumbres, estilos y vigencia, temporalidad. Somos lenguaje, socializamos con ellas, nos identificamos y nos reconocemos. Las palabras son el cuerpo del relato, de la historia, de la poesía, del ensayo, de la noticia, del arte de la escritura y de la lectura.

Palabras van y vienen. Dice Antonio Gala: “(Las palabras) están muriendo a toneladas y a marchas forzadas. Por ejemplo, todos esos viejos oficios que desaparecen, esas herramientas en desuso… Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras y enseñárselas a los niños. Pero también hay palabras que nacen y renacen cada día”.

De aquellas que están en trances de agonía, de esas ‘Palabras moribundas’, trata el deleitante tomo que comparto este domingo. Las palabras moribundas tienen un poder evocador que lleva hacia nuestra memoria el recuerdo de personas queridas que ya no están, épocas de nuestra vida que pasaron, utensilios perdidos, tareas superadas, antiguas modas divertidas.

Tesoros en desuso
‘Palabras moribundas’ es un libro lleno de vida que reúne vocablos del idioma español con la idea de resucitar aquellos que “forman parte de nuestro léxico, pero que, por diversas razones han ido desapareciendo de las conversaciones de todos los días”.

¿Cómo os suenan estas palabras preciosas en agónico desuso?: aeroplano, albricias, añusgarse, botica, cachivache, chipén, cuchipanda, enagua, fanega, filmina, garrotillo, lavativa, matiné, patatús, pardiez, petimetre, retrete, soconusco, tomavistas, verija, zahúrda. Esta es solo una breve muestra del catálogo publicado por la editorial Taurus

‘Palabras Moribundas’ es un trabajo de amor a la lingüística, hecho por Álex Grijelmo y Pilar García Mouton, bibliófilos que no podemos dejar de leer. Somos amantes de las palabras, cada una tiene su propia historia en nuestras vidas.

[email protected]

FRASE

Habría que hacer un museo arqueológico de las palabras”. Antonio Gala, escritor español.

Perfil de los autores
° Álex Grijelmo (Burgos, 1956). A los dieciséis años, escribió su primer artículo en La Voz de Castilla. En 1983 fue contratado por el periódico español El País, en el que trabajó durante dieciséis años, diez de ellos como redactor jefe. Fue el responsable del ‘Libro de Estilo’. Después dirigió la cadena de diarios locales y regionales del Grupo Prisa.

° Pilar García Mouton (Madrid, 1953). Es profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, especialista en geolingüística y dialectología, directora de la Revista de Filología Española.

Perfil de los autores
° Álex Grijelmo (Burgos, 1956). A los dieciséis años, escribió su primer artículo en La Voz de Castilla. En 1983 fue contratado por el periódico español El País, en el que trabajó durante dieciséis años, diez de ellos como redactor jefe. Fue el responsable del ‘Libro de Estilo’. Después dirigió la cadena de diarios locales y regionales del Grupo Prisa.

° Pilar García Mouton (Madrid, 1953). Es profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, especialista en geolingüística y dialectología, directora de la Revista de Filología Española.

Perfil de los autores
° Álex Grijelmo (Burgos, 1956). A los dieciséis años, escribió su primer artículo en La Voz de Castilla. En 1983 fue contratado por el periódico español El País, en el que trabajó durante dieciséis años, diez de ellos como redactor jefe. Fue el responsable del ‘Libro de Estilo’. Después dirigió la cadena de diarios locales y regionales del Grupo Prisa.

° Pilar García Mouton (Madrid, 1953). Es profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, especialista en geolingüística y dialectología, directora de la Revista de Filología Española.

Perfil de los autores
° Álex Grijelmo (Burgos, 1956). A los dieciséis años, escribió su primer artículo en La Voz de Castilla. En 1983 fue contratado por el periódico español El País, en el que trabajó durante dieciséis años, diez de ellos como redactor jefe. Fue el responsable del ‘Libro de Estilo’. Después dirigió la cadena de diarios locales y regionales del Grupo Prisa.

° Pilar García Mouton (Madrid, 1953). Es profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, especialista en geolingüística y dialectología, directora de la Revista de Filología Española.