Desde nuestros espacios

Yadira Torres

Enterados del decreto que transmite la pretensión de concesionar la vía Loja–Catamayo para entregarnos tres carriles, analizamos la “perpetua” generosidad para esta provincia y el aberrante regionalismo que pretende transferirnos una hipoteca pagadera en 30 años. Tres carriles manifiesta la “providencia” cuando ya existen dos, entonces, si matemáticamente no fallamos, sería un carril que no avanzará a llegar a ninguno de los dos destinos anhelados.

Paradójico resultó el silencio de nuestras autoridades elegidas por voto popular, porque la gubernamental estamos concienciados que su obediencia se debe al centralismo. Escuchar declaraciones como “solo veo, no opino”, “no hay plata” esgrime nuestro sentimiento natal y descubre la inoperante gestión de quienes nos representan. De aceptar este criterio tendríamos que resignarnos a no tener carreteras, escuelas, parques, etc.

Lo cierto es que como ciudadanía no estamos en un caso de sumisión o de comportarse en subordinación a posibles arreglos, conscientes somos que la vía forma parte de las troncales y que la misma le corresponde al Gobierno a través de su respectivo Ministerio.

La preocupación viene porque nuestras autoridades sigan en plan sumiso y no trasladen la real posición del pueblo en la reunión convocada para este 3 de diciembre en la Capital. Deseamos que no esperen nuevamente una conmoción de cuerpos colegiados, colectivos y ciudadanía para sentar la oposición del pueblo al pretendido lucro de esta vía; que no deseamos dádivas sino lo que equitativamente nos corresponde.

Esperamos que haciendo honor a la ética y moral se reivindiquen en esta justa lucha, ya que cada uno de los ciudadanos lo haremos desde nuestros respectivos espacios, devengando lo que esta tierra nos ha dado. (O)

[email protected]

Yadira Torres

Enterados del decreto que transmite la pretensión de concesionar la vía Loja–Catamayo para entregarnos tres carriles, analizamos la “perpetua” generosidad para esta provincia y el aberrante regionalismo que pretende transferirnos una hipoteca pagadera en 30 años. Tres carriles manifiesta la “providencia” cuando ya existen dos, entonces, si matemáticamente no fallamos, sería un carril que no avanzará a llegar a ninguno de los dos destinos anhelados.

Paradójico resultó el silencio de nuestras autoridades elegidas por voto popular, porque la gubernamental estamos concienciados que su obediencia se debe al centralismo. Escuchar declaraciones como “solo veo, no opino”, “no hay plata” esgrime nuestro sentimiento natal y descubre la inoperante gestión de quienes nos representan. De aceptar este criterio tendríamos que resignarnos a no tener carreteras, escuelas, parques, etc.

Lo cierto es que como ciudadanía no estamos en un caso de sumisión o de comportarse en subordinación a posibles arreglos, conscientes somos que la vía forma parte de las troncales y que la misma le corresponde al Gobierno a través de su respectivo Ministerio.

La preocupación viene porque nuestras autoridades sigan en plan sumiso y no trasladen la real posición del pueblo en la reunión convocada para este 3 de diciembre en la Capital. Deseamos que no esperen nuevamente una conmoción de cuerpos colegiados, colectivos y ciudadanía para sentar la oposición del pueblo al pretendido lucro de esta vía; que no deseamos dádivas sino lo que equitativamente nos corresponde.

Esperamos que haciendo honor a la ética y moral se reivindiquen en esta justa lucha, ya que cada uno de los ciudadanos lo haremos desde nuestros respectivos espacios, devengando lo que esta tierra nos ha dado. (O)

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Enterados del decreto que transmite la pretensión de concesionar la vía Loja–Catamayo para entregarnos tres carriles, analizamos la “perpetua” generosidad para esta provincia y el aberrante regionalismo que pretende transferirnos una hipoteca pagadera en 30 años. Tres carriles manifiesta la “providencia” cuando ya existen dos, entonces, si matemáticamente no fallamos, sería un carril que no avanzará a llegar a ninguno de los dos destinos anhelados.

Paradójico resultó el silencio de nuestras autoridades elegidas por voto popular, porque la gubernamental estamos concienciados que su obediencia se debe al centralismo. Escuchar declaraciones como “solo veo, no opino”, “no hay plata” esgrime nuestro sentimiento natal y descubre la inoperante gestión de quienes nos representan. De aceptar este criterio tendríamos que resignarnos a no tener carreteras, escuelas, parques, etc.

Lo cierto es que como ciudadanía no estamos en un caso de sumisión o de comportarse en subordinación a posibles arreglos, conscientes somos que la vía forma parte de las troncales y que la misma le corresponde al Gobierno a través de su respectivo Ministerio.

La preocupación viene porque nuestras autoridades sigan en plan sumiso y no trasladen la real posición del pueblo en la reunión convocada para este 3 de diciembre en la Capital. Deseamos que no esperen nuevamente una conmoción de cuerpos colegiados, colectivos y ciudadanía para sentar la oposición del pueblo al pretendido lucro de esta vía; que no deseamos dádivas sino lo que equitativamente nos corresponde.

Esperamos que haciendo honor a la ética y moral se reivindiquen en esta justa lucha, ya que cada uno de los ciudadanos lo haremos desde nuestros respectivos espacios, devengando lo que esta tierra nos ha dado. (O)

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Yadira Torres

Enterados del decreto que transmite la pretensión de concesionar la vía Loja–Catamayo para entregarnos tres carriles, analizamos la “perpetua” generosidad para esta provincia y el aberrante regionalismo que pretende transferirnos una hipoteca pagadera en 30 años. Tres carriles manifiesta la “providencia” cuando ya existen dos, entonces, si matemáticamente no fallamos, sería un carril que no avanzará a llegar a ninguno de los dos destinos anhelados.

Paradójico resultó el silencio de nuestras autoridades elegidas por voto popular, porque la gubernamental estamos concienciados que su obediencia se debe al centralismo. Escuchar declaraciones como “solo veo, no opino”, “no hay plata” esgrime nuestro sentimiento natal y descubre la inoperante gestión de quienes nos representan. De aceptar este criterio tendríamos que resignarnos a no tener carreteras, escuelas, parques, etc.

Lo cierto es que como ciudadanía no estamos en un caso de sumisión o de comportarse en subordinación a posibles arreglos, conscientes somos que la vía forma parte de las troncales y que la misma le corresponde al Gobierno a través de su respectivo Ministerio.

La preocupación viene porque nuestras autoridades sigan en plan sumiso y no trasladen la real posición del pueblo en la reunión convocada para este 3 de diciembre en la Capital. Deseamos que no esperen nuevamente una conmoción de cuerpos colegiados, colectivos y ciudadanía para sentar la oposición del pueblo al pretendido lucro de esta vía; que no deseamos dádivas sino lo que equitativamente nos corresponde.

Esperamos que haciendo honor a la ética y moral se reivindiquen en esta justa lucha, ya que cada uno de los ciudadanos lo haremos desde nuestros respectivos espacios, devengando lo que esta tierra nos ha dado. (O)

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