Deslegitimar el vandalismo

Orlando Amores Terán

Existen análisis de la situación del país, con los cuales coincido, pero casi todos, dejan de considerar que la organización criminal narco-comunista utiliza las circunstancias socioeconómicas, para estimular movilizaciones que la convocan al reclamo pacífico varios sectores, dentro de cuyo liderazgo hay forosaopaulistas, que cumplen la consigna de encubrir a colectivos de hampones, que son enviados, aprovechando las movilizaciones, a generar vandalismo, para caotizar y exigir el cambio del régimen democrático, distante del socialismo del S.XXI.

Éste comportamiento terrorista, no es usual en nuestros pueblos al momento de reclamar. Es un comportamiento exógeno que actúa con el encubrimiento y complicidad de dirigentes locales y lacayos del narco-comunismo internacional, enquistados en la CIDH, Amnistía Internacional, ONGs de DDHH, defensorías del pueblo que legitiman las movilizaciones pacíficas, lo cual está bien; pero no deslegitiman el vandalismo, el saqueo, la destrucción, los actos terroristas.

Tal actitud complaciente con el delito, hace de estos organismos, cómplices propiciadores de agresión y violencia contra nuestra sociedad, al dejar de aplicar el principio: los DDHH del agresor, terminan, donde comienza la vulneración de los DDHH del agredido.

Ahí surge la legítima defensa y el agresor queda expuesto a represión, incluso letal. Vandalismo, destrucción de bienes de uso público y privados, deben ser suficientes justificativos para responder de modo letal, en el campo de operaciones y con todo el agravante legal, en el ámbito jurídico; a fin de evitar más destrucción, toda vez que el empleo disuasivo de la fuerza y el diálogo, han sido interpretados como debilidad y cobardía que ha estimulado a continuar con más agresividad el ataque a las naciones, en el caso de Chile y Colombia, mientras en Ecuador, los implicados en actos terroristas, amenazan con reiniciarlos con más fuerza, insultan a funcionarios, se burlan de las acciones legales.

Hay que aislar de la protección de los DDHH, a quienes vulneran los DDHH de otros. No se reprime a inocentes, son terroristas.

[email protected]

Orlando Amores Terán

Existen análisis de la situación del país, con los cuales coincido, pero casi todos, dejan de considerar que la organización criminal narco-comunista utiliza las circunstancias socioeconómicas, para estimular movilizaciones que la convocan al reclamo pacífico varios sectores, dentro de cuyo liderazgo hay forosaopaulistas, que cumplen la consigna de encubrir a colectivos de hampones, que son enviados, aprovechando las movilizaciones, a generar vandalismo, para caotizar y exigir el cambio del régimen democrático, distante del socialismo del S.XXI.

Éste comportamiento terrorista, no es usual en nuestros pueblos al momento de reclamar. Es un comportamiento exógeno que actúa con el encubrimiento y complicidad de dirigentes locales y lacayos del narco-comunismo internacional, enquistados en la CIDH, Amnistía Internacional, ONGs de DDHH, defensorías del pueblo que legitiman las movilizaciones pacíficas, lo cual está bien; pero no deslegitiman el vandalismo, el saqueo, la destrucción, los actos terroristas.

Tal actitud complaciente con el delito, hace de estos organismos, cómplices propiciadores de agresión y violencia contra nuestra sociedad, al dejar de aplicar el principio: los DDHH del agresor, terminan, donde comienza la vulneración de los DDHH del agredido.

Ahí surge la legítima defensa y el agresor queda expuesto a represión, incluso letal. Vandalismo, destrucción de bienes de uso público y privados, deben ser suficientes justificativos para responder de modo letal, en el campo de operaciones y con todo el agravante legal, en el ámbito jurídico; a fin de evitar más destrucción, toda vez que el empleo disuasivo de la fuerza y el diálogo, han sido interpretados como debilidad y cobardía que ha estimulado a continuar con más agresividad el ataque a las naciones, en el caso de Chile y Colombia, mientras en Ecuador, los implicados en actos terroristas, amenazan con reiniciarlos con más fuerza, insultan a funcionarios, se burlan de las acciones legales.

Hay que aislar de la protección de los DDHH, a quienes vulneran los DDHH de otros. No se reprime a inocentes, son terroristas.

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Orlando Amores Terán

Existen análisis de la situación del país, con los cuales coincido, pero casi todos, dejan de considerar que la organización criminal narco-comunista utiliza las circunstancias socioeconómicas, para estimular movilizaciones que la convocan al reclamo pacífico varios sectores, dentro de cuyo liderazgo hay forosaopaulistas, que cumplen la consigna de encubrir a colectivos de hampones, que son enviados, aprovechando las movilizaciones, a generar vandalismo, para caotizar y exigir el cambio del régimen democrático, distante del socialismo del S.XXI.

Éste comportamiento terrorista, no es usual en nuestros pueblos al momento de reclamar. Es un comportamiento exógeno que actúa con el encubrimiento y complicidad de dirigentes locales y lacayos del narco-comunismo internacional, enquistados en la CIDH, Amnistía Internacional, ONGs de DDHH, defensorías del pueblo que legitiman las movilizaciones pacíficas, lo cual está bien; pero no deslegitiman el vandalismo, el saqueo, la destrucción, los actos terroristas.

Tal actitud complaciente con el delito, hace de estos organismos, cómplices propiciadores de agresión y violencia contra nuestra sociedad, al dejar de aplicar el principio: los DDHH del agresor, terminan, donde comienza la vulneración de los DDHH del agredido.

Ahí surge la legítima defensa y el agresor queda expuesto a represión, incluso letal. Vandalismo, destrucción de bienes de uso público y privados, deben ser suficientes justificativos para responder de modo letal, en el campo de operaciones y con todo el agravante legal, en el ámbito jurídico; a fin de evitar más destrucción, toda vez que el empleo disuasivo de la fuerza y el diálogo, han sido interpretados como debilidad y cobardía que ha estimulado a continuar con más agresividad el ataque a las naciones, en el caso de Chile y Colombia, mientras en Ecuador, los implicados en actos terroristas, amenazan con reiniciarlos con más fuerza, insultan a funcionarios, se burlan de las acciones legales.

Hay que aislar de la protección de los DDHH, a quienes vulneran los DDHH de otros. No se reprime a inocentes, son terroristas.

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Orlando Amores Terán

Existen análisis de la situación del país, con los cuales coincido, pero casi todos, dejan de considerar que la organización criminal narco-comunista utiliza las circunstancias socioeconómicas, para estimular movilizaciones que la convocan al reclamo pacífico varios sectores, dentro de cuyo liderazgo hay forosaopaulistas, que cumplen la consigna de encubrir a colectivos de hampones, que son enviados, aprovechando las movilizaciones, a generar vandalismo, para caotizar y exigir el cambio del régimen democrático, distante del socialismo del S.XXI.

Éste comportamiento terrorista, no es usual en nuestros pueblos al momento de reclamar. Es un comportamiento exógeno que actúa con el encubrimiento y complicidad de dirigentes locales y lacayos del narco-comunismo internacional, enquistados en la CIDH, Amnistía Internacional, ONGs de DDHH, defensorías del pueblo que legitiman las movilizaciones pacíficas, lo cual está bien; pero no deslegitiman el vandalismo, el saqueo, la destrucción, los actos terroristas.

Tal actitud complaciente con el delito, hace de estos organismos, cómplices propiciadores de agresión y violencia contra nuestra sociedad, al dejar de aplicar el principio: los DDHH del agresor, terminan, donde comienza la vulneración de los DDHH del agredido.

Ahí surge la legítima defensa y el agresor queda expuesto a represión, incluso letal. Vandalismo, destrucción de bienes de uso público y privados, deben ser suficientes justificativos para responder de modo letal, en el campo de operaciones y con todo el agravante legal, en el ámbito jurídico; a fin de evitar más destrucción, toda vez que el empleo disuasivo de la fuerza y el diálogo, han sido interpretados como debilidad y cobardía que ha estimulado a continuar con más agresividad el ataque a las naciones, en el caso de Chile y Colombia, mientras en Ecuador, los implicados en actos terroristas, amenazan con reiniciarlos con más fuerza, insultan a funcionarios, se burlan de las acciones legales.

Hay que aislar de la protección de los DDHH, a quienes vulneran los DDHH de otros. No se reprime a inocentes, son terroristas.

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