Un Congreso dividido inicia debate jurídico para decidir si amerita juicio político contra Trump

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Washington, Estados Unidos AFP

Después de dos meses de investigación, el Congreso de Estados Unidos inició este miércoles un debate jurídico para determinar si los señalamientos contra el presidente Donald Trump justifican un juicio político, en un clima hostil que refleja la profunda división entre demócratas y republicanos.

El presidente «estaba dispuesto a comprometer» la seguridad de Estados Unidos para su beneficio personal, aseguró el jefe del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler en el inicio de la audiencia para discutir el marco constitucional del proceso de destitución.

«Si no actuamos ahora», Trump seguramente «intentará solicitar interferencia extranjera nuevamente» en las elecciones, dijo el congresista, encargado de redactar los eventuales artículos de una acusación contra el presidente.

Los republicanos, visiblemente determinados a interrumpir el curso de la audiencia, denunciaron una «farsa» creada por los demócratas.

«Esto no es un juicio político» sino «una pérdida de tiempo», dijo el congresista Doug Collins, encargado de impulsar el contragolpe.

Trump se encuentra en el ojo del huracán luego de solicitarle a Ucrania investigar a uno de sus posibles rivales en las presidenciales de 2020, el demócrata Joe Biden, y los negocios de su hijo en ese país.

El mandatario asegura haber estado en su derecho pero la oposición demócrata, mayoritaria en la Cámara Baja, está convencida de que hubo abuso de poder para favorecer su campaña a la reelección, fundamentalmente al congelar una ayuda militar de unos 400 millones de dólares destinada a ese país en conflicto con Rusia.

La Cámara de Representantes inició en septiembre un procedimiento con miras a la destitución del presidente y confió al Comité de Inteligencia la investigación, en cuyo informe concluyó que Trump había «puesto sus intereses personales y políticos por encima de los intereses nacionales, intentado socavar la integridad del proceso electoral estadounidense y puesto en peligro la seguridad nacional».

Trump calificó el informe como una «broma», y denunció que el proceso era «algo muy malo» para Estados Unidos.

«Un rey en suelo estadounidense»

Sobre la base de este informe de investigación, cuatro juristas -tres elegidos por los demócratas y uno por los republicanos- determinarán si las acusaciones contra Trump corresponden a uno de los motivos de destitución citados en la Constitución de Estados Unidos: actos «de traición, corrupción u otros crímenes y delitos graves».

Tres académicos de derecho invitados por los demócratas aseguran que sí correspondería iniciar este procedimiento.

«Implicar un gobierno extranjero en nuestro proceso electoral es un abuso de poder particularmente grave porque debilita la democracia», dijo Pamela Karlan, profesora de derecho en la Universidad de Stanford.

«Si el Congreso no lo destituye, el proceso de destitución habrá perdido su significado, al igual que las garantías constitucionales destinadas a evitar la instalación de un rey en suelo estadounidense», aseguró Michael Gerhardt de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero otro académico, invitado por los republicanos, consideró que la evidencia era «insuficiente» y lamentó la precipitación de los demócratas. «No es así como se debe destituir a un presidente», dijo Jonathan Turley, de la Universidad George Washington.

Invitados por Nadler, los abogados de la Casa Blanca se negaron a participar en la audiencia denunciando un procedimiento «injusto».

Estadounidenses divididos

El Comité Judicial podría debatir al menos cuatro posibles cargos contra Trump: abuso de poder, corrupción, obstrucción del Congreso y obstrucción de la justicia.

Una vez redactados, los artículos de acusación serían sometidos a votación plenaria en la cámara baja del Congreso, lo que podría ocurrir incluso antes de Navidad.

El multimillonario entraría entonces en los libros de historia como el tercer presidente estadounidense que afronta un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron absueltos.

Los demócratas lo aprobarán probablemente sin problemas en la Cámara de Representantes, donde son mayoría.

Pero es poco probable que Trump sea destituido por el Senado, liderado por los republicanos.

Al igual que los legisladores, los estadounidenses están muy divididos respecto a la posibilidad de un proceso de destitución contra Trump: el 49% de la población lo apoya contra 44% que se opone, según una media de sondeos elaborada por RealClearPolitics.

Washington, Estados Unidos AFP

Después de dos meses de investigación, el Congreso de Estados Unidos inició este miércoles un debate jurídico para determinar si los señalamientos contra el presidente Donald Trump justifican un juicio político, en un clima hostil que refleja la profunda división entre demócratas y republicanos.

El presidente «estaba dispuesto a comprometer» la seguridad de Estados Unidos para su beneficio personal, aseguró el jefe del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler en el inicio de la audiencia para discutir el marco constitucional del proceso de destitución.

«Si no actuamos ahora», Trump seguramente «intentará solicitar interferencia extranjera nuevamente» en las elecciones, dijo el congresista, encargado de redactar los eventuales artículos de una acusación contra el presidente.

Los republicanos, visiblemente determinados a interrumpir el curso de la audiencia, denunciaron una «farsa» creada por los demócratas.

«Esto no es un juicio político» sino «una pérdida de tiempo», dijo el congresista Doug Collins, encargado de impulsar el contragolpe.

Trump se encuentra en el ojo del huracán luego de solicitarle a Ucrania investigar a uno de sus posibles rivales en las presidenciales de 2020, el demócrata Joe Biden, y los negocios de su hijo en ese país.

El mandatario asegura haber estado en su derecho pero la oposición demócrata, mayoritaria en la Cámara Baja, está convencida de que hubo abuso de poder para favorecer su campaña a la reelección, fundamentalmente al congelar una ayuda militar de unos 400 millones de dólares destinada a ese país en conflicto con Rusia.

La Cámara de Representantes inició en septiembre un procedimiento con miras a la destitución del presidente y confió al Comité de Inteligencia la investigación, en cuyo informe concluyó que Trump había «puesto sus intereses personales y políticos por encima de los intereses nacionales, intentado socavar la integridad del proceso electoral estadounidense y puesto en peligro la seguridad nacional».

Trump calificó el informe como una «broma», y denunció que el proceso era «algo muy malo» para Estados Unidos.

«Un rey en suelo estadounidense»

Sobre la base de este informe de investigación, cuatro juristas -tres elegidos por los demócratas y uno por los republicanos- determinarán si las acusaciones contra Trump corresponden a uno de los motivos de destitución citados en la Constitución de Estados Unidos: actos «de traición, corrupción u otros crímenes y delitos graves».

Tres académicos de derecho invitados por los demócratas aseguran que sí correspondería iniciar este procedimiento.

«Implicar un gobierno extranjero en nuestro proceso electoral es un abuso de poder particularmente grave porque debilita la democracia», dijo Pamela Karlan, profesora de derecho en la Universidad de Stanford.

«Si el Congreso no lo destituye, el proceso de destitución habrá perdido su significado, al igual que las garantías constitucionales destinadas a evitar la instalación de un rey en suelo estadounidense», aseguró Michael Gerhardt de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero otro académico, invitado por los republicanos, consideró que la evidencia era «insuficiente» y lamentó la precipitación de los demócratas. «No es así como se debe destituir a un presidente», dijo Jonathan Turley, de la Universidad George Washington.

Invitados por Nadler, los abogados de la Casa Blanca se negaron a participar en la audiencia denunciando un procedimiento «injusto».

Estadounidenses divididos

El Comité Judicial podría debatir al menos cuatro posibles cargos contra Trump: abuso de poder, corrupción, obstrucción del Congreso y obstrucción de la justicia.

Una vez redactados, los artículos de acusación serían sometidos a votación plenaria en la cámara baja del Congreso, lo que podría ocurrir incluso antes de Navidad.

El multimillonario entraría entonces en los libros de historia como el tercer presidente estadounidense que afronta un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron absueltos.

Los demócratas lo aprobarán probablemente sin problemas en la Cámara de Representantes, donde son mayoría.

Pero es poco probable que Trump sea destituido por el Senado, liderado por los republicanos.

Al igual que los legisladores, los estadounidenses están muy divididos respecto a la posibilidad de un proceso de destitución contra Trump: el 49% de la población lo apoya contra 44% que se opone, según una media de sondeos elaborada por RealClearPolitics.

Washington, Estados Unidos AFP

Después de dos meses de investigación, el Congreso de Estados Unidos inició este miércoles un debate jurídico para determinar si los señalamientos contra el presidente Donald Trump justifican un juicio político, en un clima hostil que refleja la profunda división entre demócratas y republicanos.

El presidente «estaba dispuesto a comprometer» la seguridad de Estados Unidos para su beneficio personal, aseguró el jefe del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler en el inicio de la audiencia para discutir el marco constitucional del proceso de destitución.

«Si no actuamos ahora», Trump seguramente «intentará solicitar interferencia extranjera nuevamente» en las elecciones, dijo el congresista, encargado de redactar los eventuales artículos de una acusación contra el presidente.

Los republicanos, visiblemente determinados a interrumpir el curso de la audiencia, denunciaron una «farsa» creada por los demócratas.

«Esto no es un juicio político» sino «una pérdida de tiempo», dijo el congresista Doug Collins, encargado de impulsar el contragolpe.

Trump se encuentra en el ojo del huracán luego de solicitarle a Ucrania investigar a uno de sus posibles rivales en las presidenciales de 2020, el demócrata Joe Biden, y los negocios de su hijo en ese país.

El mandatario asegura haber estado en su derecho pero la oposición demócrata, mayoritaria en la Cámara Baja, está convencida de que hubo abuso de poder para favorecer su campaña a la reelección, fundamentalmente al congelar una ayuda militar de unos 400 millones de dólares destinada a ese país en conflicto con Rusia.

La Cámara de Representantes inició en septiembre un procedimiento con miras a la destitución del presidente y confió al Comité de Inteligencia la investigación, en cuyo informe concluyó que Trump había «puesto sus intereses personales y políticos por encima de los intereses nacionales, intentado socavar la integridad del proceso electoral estadounidense y puesto en peligro la seguridad nacional».

Trump calificó el informe como una «broma», y denunció que el proceso era «algo muy malo» para Estados Unidos.

«Un rey en suelo estadounidense»

Sobre la base de este informe de investigación, cuatro juristas -tres elegidos por los demócratas y uno por los republicanos- determinarán si las acusaciones contra Trump corresponden a uno de los motivos de destitución citados en la Constitución de Estados Unidos: actos «de traición, corrupción u otros crímenes y delitos graves».

Tres académicos de derecho invitados por los demócratas aseguran que sí correspondería iniciar este procedimiento.

«Implicar un gobierno extranjero en nuestro proceso electoral es un abuso de poder particularmente grave porque debilita la democracia», dijo Pamela Karlan, profesora de derecho en la Universidad de Stanford.

«Si el Congreso no lo destituye, el proceso de destitución habrá perdido su significado, al igual que las garantías constitucionales destinadas a evitar la instalación de un rey en suelo estadounidense», aseguró Michael Gerhardt de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero otro académico, invitado por los republicanos, consideró que la evidencia era «insuficiente» y lamentó la precipitación de los demócratas. «No es así como se debe destituir a un presidente», dijo Jonathan Turley, de la Universidad George Washington.

Invitados por Nadler, los abogados de la Casa Blanca se negaron a participar en la audiencia denunciando un procedimiento «injusto».

Estadounidenses divididos

El Comité Judicial podría debatir al menos cuatro posibles cargos contra Trump: abuso de poder, corrupción, obstrucción del Congreso y obstrucción de la justicia.

Una vez redactados, los artículos de acusación serían sometidos a votación plenaria en la cámara baja del Congreso, lo que podría ocurrir incluso antes de Navidad.

El multimillonario entraría entonces en los libros de historia como el tercer presidente estadounidense que afronta un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron absueltos.

Los demócratas lo aprobarán probablemente sin problemas en la Cámara de Representantes, donde son mayoría.

Pero es poco probable que Trump sea destituido por el Senado, liderado por los republicanos.

Al igual que los legisladores, los estadounidenses están muy divididos respecto a la posibilidad de un proceso de destitución contra Trump: el 49% de la población lo apoya contra 44% que se opone, según una media de sondeos elaborada por RealClearPolitics.

Washington, Estados Unidos AFP

Después de dos meses de investigación, el Congreso de Estados Unidos inició este miércoles un debate jurídico para determinar si los señalamientos contra el presidente Donald Trump justifican un juicio político, en un clima hostil que refleja la profunda división entre demócratas y republicanos.

El presidente «estaba dispuesto a comprometer» la seguridad de Estados Unidos para su beneficio personal, aseguró el jefe del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler en el inicio de la audiencia para discutir el marco constitucional del proceso de destitución.

«Si no actuamos ahora», Trump seguramente «intentará solicitar interferencia extranjera nuevamente» en las elecciones, dijo el congresista, encargado de redactar los eventuales artículos de una acusación contra el presidente.

Los republicanos, visiblemente determinados a interrumpir el curso de la audiencia, denunciaron una «farsa» creada por los demócratas.

«Esto no es un juicio político» sino «una pérdida de tiempo», dijo el congresista Doug Collins, encargado de impulsar el contragolpe.

Trump se encuentra en el ojo del huracán luego de solicitarle a Ucrania investigar a uno de sus posibles rivales en las presidenciales de 2020, el demócrata Joe Biden, y los negocios de su hijo en ese país.

El mandatario asegura haber estado en su derecho pero la oposición demócrata, mayoritaria en la Cámara Baja, está convencida de que hubo abuso de poder para favorecer su campaña a la reelección, fundamentalmente al congelar una ayuda militar de unos 400 millones de dólares destinada a ese país en conflicto con Rusia.

La Cámara de Representantes inició en septiembre un procedimiento con miras a la destitución del presidente y confió al Comité de Inteligencia la investigación, en cuyo informe concluyó que Trump había «puesto sus intereses personales y políticos por encima de los intereses nacionales, intentado socavar la integridad del proceso electoral estadounidense y puesto en peligro la seguridad nacional».

Trump calificó el informe como una «broma», y denunció que el proceso era «algo muy malo» para Estados Unidos.

«Un rey en suelo estadounidense»

Sobre la base de este informe de investigación, cuatro juristas -tres elegidos por los demócratas y uno por los republicanos- determinarán si las acusaciones contra Trump corresponden a uno de los motivos de destitución citados en la Constitución de Estados Unidos: actos «de traición, corrupción u otros crímenes y delitos graves».

Tres académicos de derecho invitados por los demócratas aseguran que sí correspondería iniciar este procedimiento.

«Implicar un gobierno extranjero en nuestro proceso electoral es un abuso de poder particularmente grave porque debilita la democracia», dijo Pamela Karlan, profesora de derecho en la Universidad de Stanford.

«Si el Congreso no lo destituye, el proceso de destitución habrá perdido su significado, al igual que las garantías constitucionales destinadas a evitar la instalación de un rey en suelo estadounidense», aseguró Michael Gerhardt de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero otro académico, invitado por los republicanos, consideró que la evidencia era «insuficiente» y lamentó la precipitación de los demócratas. «No es así como se debe destituir a un presidente», dijo Jonathan Turley, de la Universidad George Washington.

Invitados por Nadler, los abogados de la Casa Blanca se negaron a participar en la audiencia denunciando un procedimiento «injusto».

Estadounidenses divididos

El Comité Judicial podría debatir al menos cuatro posibles cargos contra Trump: abuso de poder, corrupción, obstrucción del Congreso y obstrucción de la justicia.

Una vez redactados, los artículos de acusación serían sometidos a votación plenaria en la cámara baja del Congreso, lo que podría ocurrir incluso antes de Navidad.

El multimillonario entraría entonces en los libros de historia como el tercer presidente estadounidense que afronta un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron absueltos.

Los demócratas lo aprobarán probablemente sin problemas en la Cámara de Representantes, donde son mayoría.

Pero es poco probable que Trump sea destituido por el Senado, liderado por los republicanos.

Al igual que los legisladores, los estadounidenses están muy divididos respecto a la posibilidad de un proceso de destitución contra Trump: el 49% de la población lo apoya contra 44% que se opone, según una media de sondeos elaborada por RealClearPolitics.