La informalidad y la poca movilidad social fomentan la desigualdad

INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.
INJUSTICIA. En América Latina y el Caribe los índices de desigualdad son los más altyos del mundo, según el Banco Mundial.

Ecuador ocupa el séptimo lugar dentro de los países con más desigualdad de ingresos en Latinoamérica. Los datos del Banco Mundial, cuya última actualización es de 2017, establecen que el 20% más rico concentra el 44,7% de los ingresos, mientras el 20% más pobre solo recibe el 4%.

Los estratos más pobres son, según los parámetros internacionales aplicados en Ecuador por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los que viven diariamente con recursos que no superan los 3 dólares al día. En el caso de la extrema pobreza, los ingresos son menores a 1,5 dólares.

Esta desigualdad es un problema estructural del país. Hace 10 años, en 2009, el porcentaje de riqueza en manos de aproximadamente 750.000 familias, o menos de 3 millones de personas, llegaba al 48,4%. En 2016, el índice se disparó en el contexto del estallido de la crisis económica derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación de Ecuador, como el petróleo.

En la realidad
Independientemente de las estadísticas, en la vida real una persona que gana, por ejemplo, más de 100.000 dólares al año tiene 98 veces más poder adquisitivo que un pobre. Mientras los unos pueden comprar, en promedio, el equivalente de 12 canastas básicas y casi 20 canastas vitales; los otros, en un mes solo les alcanza, como máximo, para el 11% de la canasta básica y el 17% de la canasta vital.

Antonio Chugsi, desempleado y vendedor ocasional de guaipes en los semáforos, contó que sus ingresos ahora ya no llegan ni a los 100 dólares mensuales. “Un buen día es cuando puedo reunir para un almuercito de 2 dólares y un dolarito más para un pancito con agua en la noche”, declara.

Factores detonantes
Según un último análisis del Foro Económico Mundial, la desigualdad del ingreso y la mala distribución de la riqueza se han convertido en un elemento de desestabilización y descontento no solo económico, sino, sobre todo, social y político.

En este sentido, la misma democracia se pone en riesgo, si “no se reduce de manera sustancial la pobreza, con énfasis en países donde ese índice supera el 20% de la población y, al mismo tiempo, se genera más riqueza mediante producción y empleo adecuado”.

EL DATO
En 2016, el índice de desigualdad se disparó por la baja venta de los ‘commodities’. Santiago García, economista y docente de la Universidad Central, afirmó que si Ecuador quiere solucionar, de manera sostenible, tanto la pobreza como la desigualdad, se debe trabajar en mejorar las condiciones de informalidad del mercado laboral y en generar las condiciones para que exista una efectiva movilidad social, sustentado en igualdad de oportunidades y acceso a servicios.

“No se puede construir una sociedad más justa si más de 6 de cada 10 personas en edad de trabajar están en la informalidad, y ganan muchísimo menos que el Salario Básico. El Estado puede ayudar con una buena base de gasto social, pero si no hay producción y empleo no servirá de nada”, aseveró.

Por su parte, José Hidalgo Pallares, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), añadió que otro factor decisivo es que en la sociedad ecuatoriana es muy estratificada, y con muy poca movilidad social.

“Las personas que nacen en estratos de más ingresos acceden a mejores oportunidades y servicios, pero los más pobres, incluso, se ven en dificultades para mantenerse en el sistema educativo y recibir atención médica de calidad”, recalcó.

Mejor distribución
La lucha contra pobreza, entonces, según el analista económico Diego Olmedo, no se trata de acabar con los ricos, sino de atacar directamente a las fuentes de la desigualdad y la inequidad, que se visibiliza en el hecho que una familia de bajos ingresos, en el mejor de los casos, se demore más de dos generaciones en convertirse en clase media.

“Un buen sistema tributario, que haga que todos paguen lo que les corresponde, ayudará a dotar de condiciones mínimas a los más pobres, siempre y cuando, exista calidad del gasto público. De otra manera, se será perdiendo entre 10% y 15% de los ingresos en corrupción”, concluyó García. (JS)

América Latina
Ingresos del 20% más rico

1. Brasil: 53,3%
2. Colombia: 49,7%
3. Honduras: 50,7%
4. Panamá: 49,9%
5. Costa Rica, México y Guatemala: 48,3%
6. Chile: 46,6%
7. Ecuador: 44,7%
8. Bolivia: 44%
9. Perú: 43,3%
10. Argentina 41,2%
11. Uruguay: 39,5%

Ecuador ocupa el séptimo lugar dentro de los países con más desigualdad de ingresos en Latinoamérica. Los datos del Banco Mundial, cuya última actualización es de 2017, establecen que el 20% más rico concentra el 44,7% de los ingresos, mientras el 20% más pobre solo recibe el 4%.

Los estratos más pobres son, según los parámetros internacionales aplicados en Ecuador por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los que viven diariamente con recursos que no superan los 3 dólares al día. En el caso de la extrema pobreza, los ingresos son menores a 1,5 dólares.

Esta desigualdad es un problema estructural del país. Hace 10 años, en 2009, el porcentaje de riqueza en manos de aproximadamente 750.000 familias, o menos de 3 millones de personas, llegaba al 48,4%. En 2016, el índice se disparó en el contexto del estallido de la crisis económica derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación de Ecuador, como el petróleo.

En la realidad
Independientemente de las estadísticas, en la vida real una persona que gana, por ejemplo, más de 100.000 dólares al año tiene 98 veces más poder adquisitivo que un pobre. Mientras los unos pueden comprar, en promedio, el equivalente de 12 canastas básicas y casi 20 canastas vitales; los otros, en un mes solo les alcanza, como máximo, para el 11% de la canasta básica y el 17% de la canasta vital.

Antonio Chugsi, desempleado y vendedor ocasional de guaipes en los semáforos, contó que sus ingresos ahora ya no llegan ni a los 100 dólares mensuales. “Un buen día es cuando puedo reunir para un almuercito de 2 dólares y un dolarito más para un pancito con agua en la noche”, declara.

Factores detonantes
Según un último análisis del Foro Económico Mundial, la desigualdad del ingreso y la mala distribución de la riqueza se han convertido en un elemento de desestabilización y descontento no solo económico, sino, sobre todo, social y político.

En este sentido, la misma democracia se pone en riesgo, si “no se reduce de manera sustancial la pobreza, con énfasis en países donde ese índice supera el 20% de la población y, al mismo tiempo, se genera más riqueza mediante producción y empleo adecuado”.

EL DATO
En 2016, el índice de desigualdad se disparó por la baja venta de los ‘commodities’. Santiago García, economista y docente de la Universidad Central, afirmó que si Ecuador quiere solucionar, de manera sostenible, tanto la pobreza como la desigualdad, se debe trabajar en mejorar las condiciones de informalidad del mercado laboral y en generar las condiciones para que exista una efectiva movilidad social, sustentado en igualdad de oportunidades y acceso a servicios.

“No se puede construir una sociedad más justa si más de 6 de cada 10 personas en edad de trabajar están en la informalidad, y ganan muchísimo menos que el Salario Básico. El Estado puede ayudar con una buena base de gasto social, pero si no hay producción y empleo no servirá de nada”, aseveró.

Por su parte, José Hidalgo Pallares, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), añadió que otro factor decisivo es que en la sociedad ecuatoriana es muy estratificada, y con muy poca movilidad social.

“Las personas que nacen en estratos de más ingresos acceden a mejores oportunidades y servicios, pero los más pobres, incluso, se ven en dificultades para mantenerse en el sistema educativo y recibir atención médica de calidad”, recalcó.

Mejor distribución
La lucha contra pobreza, entonces, según el analista económico Diego Olmedo, no se trata de acabar con los ricos, sino de atacar directamente a las fuentes de la desigualdad y la inequidad, que se visibiliza en el hecho que una familia de bajos ingresos, en el mejor de los casos, se demore más de dos generaciones en convertirse en clase media.

“Un buen sistema tributario, que haga que todos paguen lo que les corresponde, ayudará a dotar de condiciones mínimas a los más pobres, siempre y cuando, exista calidad del gasto público. De otra manera, se será perdiendo entre 10% y 15% de los ingresos en corrupción”, concluyó García. (JS)

América Latina
Ingresos del 20% más rico

1. Brasil: 53,3%
2. Colombia: 49,7%
3. Honduras: 50,7%
4. Panamá: 49,9%
5. Costa Rica, México y Guatemala: 48,3%
6. Chile: 46,6%
7. Ecuador: 44,7%
8. Bolivia: 44%
9. Perú: 43,3%
10. Argentina 41,2%
11. Uruguay: 39,5%

Ecuador ocupa el séptimo lugar dentro de los países con más desigualdad de ingresos en Latinoamérica. Los datos del Banco Mundial, cuya última actualización es de 2017, establecen que el 20% más rico concentra el 44,7% de los ingresos, mientras el 20% más pobre solo recibe el 4%.

Los estratos más pobres son, según los parámetros internacionales aplicados en Ecuador por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los que viven diariamente con recursos que no superan los 3 dólares al día. En el caso de la extrema pobreza, los ingresos son menores a 1,5 dólares.

Esta desigualdad es un problema estructural del país. Hace 10 años, en 2009, el porcentaje de riqueza en manos de aproximadamente 750.000 familias, o menos de 3 millones de personas, llegaba al 48,4%. En 2016, el índice se disparó en el contexto del estallido de la crisis económica derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación de Ecuador, como el petróleo.

En la realidad
Independientemente de las estadísticas, en la vida real una persona que gana, por ejemplo, más de 100.000 dólares al año tiene 98 veces más poder adquisitivo que un pobre. Mientras los unos pueden comprar, en promedio, el equivalente de 12 canastas básicas y casi 20 canastas vitales; los otros, en un mes solo les alcanza, como máximo, para el 11% de la canasta básica y el 17% de la canasta vital.

Antonio Chugsi, desempleado y vendedor ocasional de guaipes en los semáforos, contó que sus ingresos ahora ya no llegan ni a los 100 dólares mensuales. “Un buen día es cuando puedo reunir para un almuercito de 2 dólares y un dolarito más para un pancito con agua en la noche”, declara.

Factores detonantes
Según un último análisis del Foro Económico Mundial, la desigualdad del ingreso y la mala distribución de la riqueza se han convertido en un elemento de desestabilización y descontento no solo económico, sino, sobre todo, social y político.

En este sentido, la misma democracia se pone en riesgo, si “no se reduce de manera sustancial la pobreza, con énfasis en países donde ese índice supera el 20% de la población y, al mismo tiempo, se genera más riqueza mediante producción y empleo adecuado”.

EL DATO
En 2016, el índice de desigualdad se disparó por la baja venta de los ‘commodities’. Santiago García, economista y docente de la Universidad Central, afirmó que si Ecuador quiere solucionar, de manera sostenible, tanto la pobreza como la desigualdad, se debe trabajar en mejorar las condiciones de informalidad del mercado laboral y en generar las condiciones para que exista una efectiva movilidad social, sustentado en igualdad de oportunidades y acceso a servicios.

“No se puede construir una sociedad más justa si más de 6 de cada 10 personas en edad de trabajar están en la informalidad, y ganan muchísimo menos que el Salario Básico. El Estado puede ayudar con una buena base de gasto social, pero si no hay producción y empleo no servirá de nada”, aseveró.

Por su parte, José Hidalgo Pallares, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), añadió que otro factor decisivo es que en la sociedad ecuatoriana es muy estratificada, y con muy poca movilidad social.

“Las personas que nacen en estratos de más ingresos acceden a mejores oportunidades y servicios, pero los más pobres, incluso, se ven en dificultades para mantenerse en el sistema educativo y recibir atención médica de calidad”, recalcó.

Mejor distribución
La lucha contra pobreza, entonces, según el analista económico Diego Olmedo, no se trata de acabar con los ricos, sino de atacar directamente a las fuentes de la desigualdad y la inequidad, que se visibiliza en el hecho que una familia de bajos ingresos, en el mejor de los casos, se demore más de dos generaciones en convertirse en clase media.

“Un buen sistema tributario, que haga que todos paguen lo que les corresponde, ayudará a dotar de condiciones mínimas a los más pobres, siempre y cuando, exista calidad del gasto público. De otra manera, se será perdiendo entre 10% y 15% de los ingresos en corrupción”, concluyó García. (JS)

América Latina
Ingresos del 20% más rico

1. Brasil: 53,3%
2. Colombia: 49,7%
3. Honduras: 50,7%
4. Panamá: 49,9%
5. Costa Rica, México y Guatemala: 48,3%
6. Chile: 46,6%
7. Ecuador: 44,7%
8. Bolivia: 44%
9. Perú: 43,3%
10. Argentina 41,2%
11. Uruguay: 39,5%

Ecuador ocupa el séptimo lugar dentro de los países con más desigualdad de ingresos en Latinoamérica. Los datos del Banco Mundial, cuya última actualización es de 2017, establecen que el 20% más rico concentra el 44,7% de los ingresos, mientras el 20% más pobre solo recibe el 4%.

Los estratos más pobres son, según los parámetros internacionales aplicados en Ecuador por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), los que viven diariamente con recursos que no superan los 3 dólares al día. En el caso de la extrema pobreza, los ingresos son menores a 1,5 dólares.

Esta desigualdad es un problema estructural del país. Hace 10 años, en 2009, el porcentaje de riqueza en manos de aproximadamente 750.000 familias, o menos de 3 millones de personas, llegaba al 48,4%. En 2016, el índice se disparó en el contexto del estallido de la crisis económica derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación de Ecuador, como el petróleo.

En la realidad
Independientemente de las estadísticas, en la vida real una persona que gana, por ejemplo, más de 100.000 dólares al año tiene 98 veces más poder adquisitivo que un pobre. Mientras los unos pueden comprar, en promedio, el equivalente de 12 canastas básicas y casi 20 canastas vitales; los otros, en un mes solo les alcanza, como máximo, para el 11% de la canasta básica y el 17% de la canasta vital.

Antonio Chugsi, desempleado y vendedor ocasional de guaipes en los semáforos, contó que sus ingresos ahora ya no llegan ni a los 100 dólares mensuales. “Un buen día es cuando puedo reunir para un almuercito de 2 dólares y un dolarito más para un pancito con agua en la noche”, declara.

Factores detonantes
Según un último análisis del Foro Económico Mundial, la desigualdad del ingreso y la mala distribución de la riqueza se han convertido en un elemento de desestabilización y descontento no solo económico, sino, sobre todo, social y político.

En este sentido, la misma democracia se pone en riesgo, si “no se reduce de manera sustancial la pobreza, con énfasis en países donde ese índice supera el 20% de la población y, al mismo tiempo, se genera más riqueza mediante producción y empleo adecuado”.

EL DATO
En 2016, el índice de desigualdad se disparó por la baja venta de los ‘commodities’. Santiago García, economista y docente de la Universidad Central, afirmó que si Ecuador quiere solucionar, de manera sostenible, tanto la pobreza como la desigualdad, se debe trabajar en mejorar las condiciones de informalidad del mercado laboral y en generar las condiciones para que exista una efectiva movilidad social, sustentado en igualdad de oportunidades y acceso a servicios.

“No se puede construir una sociedad más justa si más de 6 de cada 10 personas en edad de trabajar están en la informalidad, y ganan muchísimo menos que el Salario Básico. El Estado puede ayudar con una buena base de gasto social, pero si no hay producción y empleo no servirá de nada”, aseveró.

Por su parte, José Hidalgo Pallares, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), añadió que otro factor decisivo es que en la sociedad ecuatoriana es muy estratificada, y con muy poca movilidad social.

“Las personas que nacen en estratos de más ingresos acceden a mejores oportunidades y servicios, pero los más pobres, incluso, se ven en dificultades para mantenerse en el sistema educativo y recibir atención médica de calidad”, recalcó.

Mejor distribución
La lucha contra pobreza, entonces, según el analista económico Diego Olmedo, no se trata de acabar con los ricos, sino de atacar directamente a las fuentes de la desigualdad y la inequidad, que se visibiliza en el hecho que una familia de bajos ingresos, en el mejor de los casos, se demore más de dos generaciones en convertirse en clase media.

“Un buen sistema tributario, que haga que todos paguen lo que les corresponde, ayudará a dotar de condiciones mínimas a los más pobres, siempre y cuando, exista calidad del gasto público. De otra manera, se será perdiendo entre 10% y 15% de los ingresos en corrupción”, concluyó García. (JS)

América Latina
Ingresos del 20% más rico

1. Brasil: 53,3%
2. Colombia: 49,7%
3. Honduras: 50,7%
4. Panamá: 49,9%
5. Costa Rica, México y Guatemala: 48,3%
6. Chile: 46,6%
7. Ecuador: 44,7%
8. Bolivia: 44%
9. Perú: 43,3%
10. Argentina 41,2%
11. Uruguay: 39,5%