El abandono lastima la mente de los ancianos

Tendencia. Depresión, ansiedad y demencia (Alzheimer) pueden ser provocados por la soledad y el abandono.
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Cada día, en el mundo, 65 adultos mayores son diagnosticados con demencia. Klever Paredes, representante de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria, señala que la salud mental de una persona que sufre soledad o abandono tiende a verse afectada por factores sociales, síquicos y biológicos. “En el caso de los adultos mayores el problema es más complicado, porque su círculo de apoyo cercano (amigos o familiares) tiende a disminuir considerablemente”.

Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en el país hay 1’212.461 ancianos (8,96% de la población). El abandono es una de las principales problemáticas que enfrenta este sector.

La siquiatra Daniela Betancourt indica que no tener con quién hablar o pasar solo todo el día en casa es lo que genera efectos dañinos en la salud mental de los ancianos.

Susana Tito Lucero, medica geriatra del IESS, dice que las personas solitarias tienden a presentar trastornos mentales con mucha frecuencia. En el caso de los mayores de 65 años, la depresión se convierte en el efecto más común. A esto se suma la ansiedad y la demencia. El Alzheimer es el tipo de demencia más común en este grupo etario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 300 millones de adultos mayores sufren depresión en el mundo. En el caso de Ecuador no existen cifras actualizadas sobre esta problemática. “Los datos existentes son del censo de 2010 y siguen siendo muy reveladores. El 28% de adultos mayores en ese entonces se sentía desamparado, el 38% sentía su vida vacía y el 46% pensaba que algo malo le podía suceder”, explica Paredes.

El gerontólogo señala que el estado de felicidad de este grupo etario aumenta cuando vive acompañado.

Daños físicos

Tito resalta que la soledad hace que los ancianos sientan que han sido excluidos.

La depresión, según la especialista, genera una falta de interés en las actividades diarias; lo que acarrea una pérdida de energía, falta de apetito, problemas de sueño, ansiedad, sentimientos de inutilidad, culpa, desesperanza e incluso tendencias suicidas.

1’212.461
ancianos hay en el país, según el INEC.“No toman en cuenta sus opiniones, no hacen válidas sus vivencias, muchos (ancianos) ya no quieren conversar para no estar repitiendo, a cada rato, lo que dicen, porque su familia no es paciente”.

Para Paredes es incomprensible que luego de cuidar por años a sus hijos no exista, a esa edad, un trato recíproco hacia los ancianos. Resalta que, además del abandono, los adultos mayores sufren maltrato o son obligados a entregar sus bienes.

Apoyo familiar

Tito recomienda que el entorno familiar se organice para a acompañar física y emocionalmente a los abuelos.

Paredes sostiene que este tema debe ser abordado a nivel individual, de familia, de sociedad y de Estado. “Sobre la vejez existe una mirada negativa, existen prejuicios como el señalar que la soledad o vivir solo es normal en la vejez o es lo único que debemos esperar, lo cual es totalmente falso”.

Sugiere integrar a los adultos mayores a la familia y respetar sus decisiones. Además, destaca la importancia de que participen en grupos como el proyecto 60 y Piquito, que se impulsa en Quito, o el de los jubilados del IESS, que les permite compartir las mismas expectativas con personas del mismo grupo etario (AVV).

Cada día, en el mundo, 65 adultos mayores son diagnosticados con demencia. Klever Paredes, representante de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria, señala que la salud mental de una persona que sufre soledad o abandono tiende a verse afectada por factores sociales, síquicos y biológicos. “En el caso de los adultos mayores el problema es más complicado, porque su círculo de apoyo cercano (amigos o familiares) tiende a disminuir considerablemente”.

Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en el país hay 1’212.461 ancianos (8,96% de la población). El abandono es una de las principales problemáticas que enfrenta este sector.

La siquiatra Daniela Betancourt indica que no tener con quién hablar o pasar solo todo el día en casa es lo que genera efectos dañinos en la salud mental de los ancianos.

Susana Tito Lucero, medica geriatra del IESS, dice que las personas solitarias tienden a presentar trastornos mentales con mucha frecuencia. En el caso de los mayores de 65 años, la depresión se convierte en el efecto más común. A esto se suma la ansiedad y la demencia. El Alzheimer es el tipo de demencia más común en este grupo etario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 300 millones de adultos mayores sufren depresión en el mundo. En el caso de Ecuador no existen cifras actualizadas sobre esta problemática. “Los datos existentes son del censo de 2010 y siguen siendo muy reveladores. El 28% de adultos mayores en ese entonces se sentía desamparado, el 38% sentía su vida vacía y el 46% pensaba que algo malo le podía suceder”, explica Paredes.

El gerontólogo señala que el estado de felicidad de este grupo etario aumenta cuando vive acompañado.

Daños físicos

Tito resalta que la soledad hace que los ancianos sientan que han sido excluidos.

La depresión, según la especialista, genera una falta de interés en las actividades diarias; lo que acarrea una pérdida de energía, falta de apetito, problemas de sueño, ansiedad, sentimientos de inutilidad, culpa, desesperanza e incluso tendencias suicidas.

1’212.461
ancianos hay en el país, según el INEC.“No toman en cuenta sus opiniones, no hacen válidas sus vivencias, muchos (ancianos) ya no quieren conversar para no estar repitiendo, a cada rato, lo que dicen, porque su familia no es paciente”.

Para Paredes es incomprensible que luego de cuidar por años a sus hijos no exista, a esa edad, un trato recíproco hacia los ancianos. Resalta que, además del abandono, los adultos mayores sufren maltrato o son obligados a entregar sus bienes.

Apoyo familiar

Tito recomienda que el entorno familiar se organice para a acompañar física y emocionalmente a los abuelos.

Paredes sostiene que este tema debe ser abordado a nivel individual, de familia, de sociedad y de Estado. “Sobre la vejez existe una mirada negativa, existen prejuicios como el señalar que la soledad o vivir solo es normal en la vejez o es lo único que debemos esperar, lo cual es totalmente falso”.

Sugiere integrar a los adultos mayores a la familia y respetar sus decisiones. Además, destaca la importancia de que participen en grupos como el proyecto 60 y Piquito, que se impulsa en Quito, o el de los jubilados del IESS, que les permite compartir las mismas expectativas con personas del mismo grupo etario (AVV).

Cada día, en el mundo, 65 adultos mayores son diagnosticados con demencia. Klever Paredes, representante de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria, señala que la salud mental de una persona que sufre soledad o abandono tiende a verse afectada por factores sociales, síquicos y biológicos. “En el caso de los adultos mayores el problema es más complicado, porque su círculo de apoyo cercano (amigos o familiares) tiende a disminuir considerablemente”.

Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en el país hay 1’212.461 ancianos (8,96% de la población). El abandono es una de las principales problemáticas que enfrenta este sector.

La siquiatra Daniela Betancourt indica que no tener con quién hablar o pasar solo todo el día en casa es lo que genera efectos dañinos en la salud mental de los ancianos.

Susana Tito Lucero, medica geriatra del IESS, dice que las personas solitarias tienden a presentar trastornos mentales con mucha frecuencia. En el caso de los mayores de 65 años, la depresión se convierte en el efecto más común. A esto se suma la ansiedad y la demencia. El Alzheimer es el tipo de demencia más común en este grupo etario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 300 millones de adultos mayores sufren depresión en el mundo. En el caso de Ecuador no existen cifras actualizadas sobre esta problemática. “Los datos existentes son del censo de 2010 y siguen siendo muy reveladores. El 28% de adultos mayores en ese entonces se sentía desamparado, el 38% sentía su vida vacía y el 46% pensaba que algo malo le podía suceder”, explica Paredes.

El gerontólogo señala que el estado de felicidad de este grupo etario aumenta cuando vive acompañado.

Daños físicos

Tito resalta que la soledad hace que los ancianos sientan que han sido excluidos.

La depresión, según la especialista, genera una falta de interés en las actividades diarias; lo que acarrea una pérdida de energía, falta de apetito, problemas de sueño, ansiedad, sentimientos de inutilidad, culpa, desesperanza e incluso tendencias suicidas.

1’212.461
ancianos hay en el país, según el INEC.“No toman en cuenta sus opiniones, no hacen válidas sus vivencias, muchos (ancianos) ya no quieren conversar para no estar repitiendo, a cada rato, lo que dicen, porque su familia no es paciente”.

Para Paredes es incomprensible que luego de cuidar por años a sus hijos no exista, a esa edad, un trato recíproco hacia los ancianos. Resalta que, además del abandono, los adultos mayores sufren maltrato o son obligados a entregar sus bienes.

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Tito recomienda que el entorno familiar se organice para a acompañar física y emocionalmente a los abuelos.

Paredes sostiene que este tema debe ser abordado a nivel individual, de familia, de sociedad y de Estado. “Sobre la vejez existe una mirada negativa, existen prejuicios como el señalar que la soledad o vivir solo es normal en la vejez o es lo único que debemos esperar, lo cual es totalmente falso”.

Sugiere integrar a los adultos mayores a la familia y respetar sus decisiones. Además, destaca la importancia de que participen en grupos como el proyecto 60 y Piquito, que se impulsa en Quito, o el de los jubilados del IESS, que les permite compartir las mismas expectativas con personas del mismo grupo etario (AVV).

Cada día, en el mundo, 65 adultos mayores son diagnosticados con demencia. Klever Paredes, representante de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria, señala que la salud mental de una persona que sufre soledad o abandono tiende a verse afectada por factores sociales, síquicos y biológicos. “En el caso de los adultos mayores el problema es más complicado, porque su círculo de apoyo cercano (amigos o familiares) tiende a disminuir considerablemente”.

Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en el país hay 1’212.461 ancianos (8,96% de la población). El abandono es una de las principales problemáticas que enfrenta este sector.

La siquiatra Daniela Betancourt indica que no tener con quién hablar o pasar solo todo el día en casa es lo que genera efectos dañinos en la salud mental de los ancianos.

Susana Tito Lucero, medica geriatra del IESS, dice que las personas solitarias tienden a presentar trastornos mentales con mucha frecuencia. En el caso de los mayores de 65 años, la depresión se convierte en el efecto más común. A esto se suma la ansiedad y la demencia. El Alzheimer es el tipo de demencia más común en este grupo etario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 300 millones de adultos mayores sufren depresión en el mundo. En el caso de Ecuador no existen cifras actualizadas sobre esta problemática. “Los datos existentes son del censo de 2010 y siguen siendo muy reveladores. El 28% de adultos mayores en ese entonces se sentía desamparado, el 38% sentía su vida vacía y el 46% pensaba que algo malo le podía suceder”, explica Paredes.

El gerontólogo señala que el estado de felicidad de este grupo etario aumenta cuando vive acompañado.

Daños físicos

Tito resalta que la soledad hace que los ancianos sientan que han sido excluidos.

La depresión, según la especialista, genera una falta de interés en las actividades diarias; lo que acarrea una pérdida de energía, falta de apetito, problemas de sueño, ansiedad, sentimientos de inutilidad, culpa, desesperanza e incluso tendencias suicidas.

1’212.461
ancianos hay en el país, según el INEC.“No toman en cuenta sus opiniones, no hacen válidas sus vivencias, muchos (ancianos) ya no quieren conversar para no estar repitiendo, a cada rato, lo que dicen, porque su familia no es paciente”.

Para Paredes es incomprensible que luego de cuidar por años a sus hijos no exista, a esa edad, un trato recíproco hacia los ancianos. Resalta que, además del abandono, los adultos mayores sufren maltrato o son obligados a entregar sus bienes.

Apoyo familiar

Tito recomienda que el entorno familiar se organice para a acompañar física y emocionalmente a los abuelos.

Paredes sostiene que este tema debe ser abordado a nivel individual, de familia, de sociedad y de Estado. “Sobre la vejez existe una mirada negativa, existen prejuicios como el señalar que la soledad o vivir solo es normal en la vejez o es lo único que debemos esperar, lo cual es totalmente falso”.

Sugiere integrar a los adultos mayores a la familia y respetar sus decisiones. Además, destaca la importancia de que participen en grupos como el proyecto 60 y Piquito, que se impulsa en Quito, o el de los jubilados del IESS, que les permite compartir las mismas expectativas con personas del mismo grupo etario (AVV).