Las reformas electorales

Un paquete de reformas al Código de la Democracia -que regulan: las elecciones y el sistema de partidos- pasaron casi desapercibidos del debate público, se entiende porque ha habido otros temas que han copado la atención de la opinión pública, como el proyecto de ley económico urgente o las consecuencias e investigaciones en torno a la acontecimiento del paro. Pero, estas reformas, a largo plazo, van a resultar más fundamentales para nuestro sistema político que las medidas económicas, aunque opinólogos y políticos quieran pensar lo contrario.

Entre las reformas destacables está el siguiente paso que ha dado la Asamblea en la apuesta por la aplicación de los principios de paridad y alternancia. Por un lado, la paridad ha sido dispuesta ya no solo para la elaboración de listas por cada partido o alianza electoral, sino que la paridad se da entre listas, con la propuesta para 2025 de que se realicen sorteos sobre las listas inscritas para que el 50% de las candidaturas las encabecen mujeres, esto es importante porque aunque vigente la paridad del 50% de mujeres en todas las listas, estas, seguían siendo encabezadas por hombres y por la fragmentación del voto, seguían siendo más los hombres que las mujeres que entraban a los órganos de legislación, tanto nacional como la Asamblea, como sobre todo en los Concejos cantonales, donde en buena parte de las alcaldías más importantes se encuentran integrados por un 70% de hombres y 30% de mujeres, haciendo evidente que la disparidad se mantiene. En aplicación del principio de alternancia, además, se ha apostado para que, en 2025, las candidaturas presidenciales las compongan un hombre y una mujer o viceversa, lo que potencia las posibilidades de las mujeres de ocupar el más alto cargo de elección popular en el país.

Hay sin duda, dos reformas que me preocupan, por un lado, que no se haya debatido sobre la posibilidad de que el CNE gestione los debates televisados como pasa en toda Europa y por otro, que el cambio a listas cerradas que significa que la gente da un voto por toda la lista de partido o alianza y ya no va a poder escoger entre partidos, provoque una fuerte desafección política.

Un paquete de reformas al Código de la Democracia -que regulan: las elecciones y el sistema de partidos- pasaron casi desapercibidos del debate público, se entiende porque ha habido otros temas que han copado la atención de la opinión pública, como el proyecto de ley económico urgente o las consecuencias e investigaciones en torno a la acontecimiento del paro. Pero, estas reformas, a largo plazo, van a resultar más fundamentales para nuestro sistema político que las medidas económicas, aunque opinólogos y políticos quieran pensar lo contrario.

Entre las reformas destacables está el siguiente paso que ha dado la Asamblea en la apuesta por la aplicación de los principios de paridad y alternancia. Por un lado, la paridad ha sido dispuesta ya no solo para la elaboración de listas por cada partido o alianza electoral, sino que la paridad se da entre listas, con la propuesta para 2025 de que se realicen sorteos sobre las listas inscritas para que el 50% de las candidaturas las encabecen mujeres, esto es importante porque aunque vigente la paridad del 50% de mujeres en todas las listas, estas, seguían siendo encabezadas por hombres y por la fragmentación del voto, seguían siendo más los hombres que las mujeres que entraban a los órganos de legislación, tanto nacional como la Asamblea, como sobre todo en los Concejos cantonales, donde en buena parte de las alcaldías más importantes se encuentran integrados por un 70% de hombres y 30% de mujeres, haciendo evidente que la disparidad se mantiene. En aplicación del principio de alternancia, además, se ha apostado para que, en 2025, las candidaturas presidenciales las compongan un hombre y una mujer o viceversa, lo que potencia las posibilidades de las mujeres de ocupar el más alto cargo de elección popular en el país.

Hay sin duda, dos reformas que me preocupan, por un lado, que no se haya debatido sobre la posibilidad de que el CNE gestione los debates televisados como pasa en toda Europa y por otro, que el cambio a listas cerradas que significa que la gente da un voto por toda la lista de partido o alianza y ya no va a poder escoger entre partidos, provoque una fuerte desafección política.

Un paquete de reformas al Código de la Democracia -que regulan: las elecciones y el sistema de partidos- pasaron casi desapercibidos del debate público, se entiende porque ha habido otros temas que han copado la atención de la opinión pública, como el proyecto de ley económico urgente o las consecuencias e investigaciones en torno a la acontecimiento del paro. Pero, estas reformas, a largo plazo, van a resultar más fundamentales para nuestro sistema político que las medidas económicas, aunque opinólogos y políticos quieran pensar lo contrario.

Entre las reformas destacables está el siguiente paso que ha dado la Asamblea en la apuesta por la aplicación de los principios de paridad y alternancia. Por un lado, la paridad ha sido dispuesta ya no solo para la elaboración de listas por cada partido o alianza electoral, sino que la paridad se da entre listas, con la propuesta para 2025 de que se realicen sorteos sobre las listas inscritas para que el 50% de las candidaturas las encabecen mujeres, esto es importante porque aunque vigente la paridad del 50% de mujeres en todas las listas, estas, seguían siendo encabezadas por hombres y por la fragmentación del voto, seguían siendo más los hombres que las mujeres que entraban a los órganos de legislación, tanto nacional como la Asamblea, como sobre todo en los Concejos cantonales, donde en buena parte de las alcaldías más importantes se encuentran integrados por un 70% de hombres y 30% de mujeres, haciendo evidente que la disparidad se mantiene. En aplicación del principio de alternancia, además, se ha apostado para que, en 2025, las candidaturas presidenciales las compongan un hombre y una mujer o viceversa, lo que potencia las posibilidades de las mujeres de ocupar el más alto cargo de elección popular en el país.

Hay sin duda, dos reformas que me preocupan, por un lado, que no se haya debatido sobre la posibilidad de que el CNE gestione los debates televisados como pasa en toda Europa y por otro, que el cambio a listas cerradas que significa que la gente da un voto por toda la lista de partido o alianza y ya no va a poder escoger entre partidos, provoque una fuerte desafección política.

Un paquete de reformas al Código de la Democracia -que regulan: las elecciones y el sistema de partidos- pasaron casi desapercibidos del debate público, se entiende porque ha habido otros temas que han copado la atención de la opinión pública, como el proyecto de ley económico urgente o las consecuencias e investigaciones en torno a la acontecimiento del paro. Pero, estas reformas, a largo plazo, van a resultar más fundamentales para nuestro sistema político que las medidas económicas, aunque opinólogos y políticos quieran pensar lo contrario.

Entre las reformas destacables está el siguiente paso que ha dado la Asamblea en la apuesta por la aplicación de los principios de paridad y alternancia. Por un lado, la paridad ha sido dispuesta ya no solo para la elaboración de listas por cada partido o alianza electoral, sino que la paridad se da entre listas, con la propuesta para 2025 de que se realicen sorteos sobre las listas inscritas para que el 50% de las candidaturas las encabecen mujeres, esto es importante porque aunque vigente la paridad del 50% de mujeres en todas las listas, estas, seguían siendo encabezadas por hombres y por la fragmentación del voto, seguían siendo más los hombres que las mujeres que entraban a los órganos de legislación, tanto nacional como la Asamblea, como sobre todo en los Concejos cantonales, donde en buena parte de las alcaldías más importantes se encuentran integrados por un 70% de hombres y 30% de mujeres, haciendo evidente que la disparidad se mantiene. En aplicación del principio de alternancia, además, se ha apostado para que, en 2025, las candidaturas presidenciales las compongan un hombre y una mujer o viceversa, lo que potencia las posibilidades de las mujeres de ocupar el más alto cargo de elección popular en el país.

Hay sin duda, dos reformas que me preocupan, por un lado, que no se haya debatido sobre la posibilidad de que el CNE gestione los debates televisados como pasa en toda Europa y por otro, que el cambio a listas cerradas que significa que la gente da un voto por toda la lista de partido o alianza y ya no va a poder escoger entre partidos, provoque una fuerte desafección política.