Carneras de Cuenca, Guayacanes de Guayaquil y Búhos de Quito, campeones del Sevens Ciudad de Quito

TRIUNFO. Búhos, equipo que consiguió el ascenso a la primera categoría, se adjudicó el título en la Serie B del certamen.
TRIUNFO. Búhos, equipo que consiguió el ascenso a la primera categoría, se adjudicó el título en la Serie B del certamen.
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TRIUNFO. Búhos, equipo que consiguió el ascenso a la primera categoría, se adjudicó el título en la Serie B del certamen.
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TRIUNFO. Búhos, equipo que consiguió el ascenso a la primera categoría, se adjudicó el título en la Serie B del certamen.

El Sevens Ciudad de Quito tiene nuevos monarcas. Guayacanes de Guayaquil se quedó con el máximo título de la Serie A. Mientras que, Búhos, equipo que jugará en primera la siguiente temporada y que se encargó de la organización del torneo, logró el campeonato de la Serie B. Carneras UPS de Cuenca fueron las ganadoras del femenino.

Carpas blancas, música de fondo, camisetas naranjas, fucsias, amarillas, balones en forma ovoide por doquier y cientos de personas disfrutando del deporte que destapa sus más bajos instintos. El olor del césped mojado y comida asada acompañaron toda la jornada de Rugby en el estadio de la Escuela Politécnica Nacional, que se desarrolló entre sábado y domingo.

Mientras 14 jugadores, 7 de un equipo y 7 del otro, se enfrentaban en el terreno de juego en busca de sumar puntos, otros tantos descansaban en sus carpas. Casi como una feria, el movimiento era continuo, el murmullo de la gente, ruidos de cornetas, no había barras, pero sí gritos de aliento y aplausos para los equipos que calentaban fuera del campo de juego, preparándose para los 15 minutos más duros.

Cerca de 30 equipos participaron en el evento deportivo.

Todo apuntaba a una jornada más de Rugby en Quito, pero no, esta tenía algo diferente. El ambiente era especial, era distinto. Quizás por ser fiestas de Quito o quizás por celebrar el aniversario (150 años) del escenario que los alojó o simplemente el hecho de juntar a todos los equipos en un mismo lugar y, entender que, a pesar de ser rivales son amigos y se dieron la mano para poder hacerlo.

El rugby es un deporte que se caracteriza por la disciplina, el respeto, la integridad, la pasión y, sobre todo, la solidaridad y esta fue la ocasión ideal para, no sólo verlo, sino vivirlo. Una imagen o un gesto valen mucho más que mil palabras, y ese viejo adagio cabe perfecto.

Cada jugador dando la mano a su compañero, cada espacio compartido con miembros de otros equipos, un ambiente de compañerismo, las bromas entre clubes, las múltiples fotografías que se tomaban para tener un recuerdo de esta experiencia, compartir agua, un snack o un refrigerio, eran muestras claras de que no solo aprenden o fortalecen sus valores en la teoría, sino que los practican día a día.

Una experiencia nueva, para quien no ha vivido de cerca este deporte, hasta el sonido del silbato del referee sonaba distinto.

Los más peques

“El futuro del Rugby ecuatoriano” se escuchó por el altoparlante. Una voz conocida anunciaba que varios pequeños también formarían parte de este evento deportivo. Said López, rugbier quiteño, quien defiende los colores de Jíbaros y que además encabeza el proyecto de la primera escuela de rugby pública del país, trajo una gran sorpresa para jugadores y público presente.

Varios niños con camisetas de los distintos equipos bajaron al campo de juego. Muchos no entendieran bien lo que pasaba, otros tantos cubrían sus rostros como síntoma de vergüenza al ver tanta gente, pero su semblante cambió cuando vieron el ovoide. Una sonrisa se dibujó en sus rostros y hubo más de un niño que saltó de alegría. Cómo todos unos profesionales iniciaron con un calentamiento de la mano de un par de jugadores de los equipos de primera.

La actividad fue más lúdica, pero la técnica que manejaban muchos de ellos, aún a una corta edad, era el reflejo del trabajo que han realizado.

Una lluvia de aplausos despidió a los niños y el evento retomó su ritmo.
Luego de esta pausa, todo volvió a la normalidad. Los partidos continuaron. Llegaron las fases de grupos, semifinales y las ansiadas finales. Un momento mágico para todos, lleno de emoción y sentimientos encontrados.

Previo a terminar con estos dos días duros de partidos, algo inesperado pero previsto ocurrió. Cerberos, equipo de Quito, recibió el trofeo por haberse alzado como campeones, por primera vez, del torneo nacional de Rugby XV. Emoción, cansancio, nervios, pero sobre todo la diversión prevaleció en estas 48 horas ‘a puro rugby’. (MPH)

El Sevens Ciudad de Quito tiene nuevos monarcas. Guayacanes de Guayaquil se quedó con el máximo título de la Serie A. Mientras que, Búhos, equipo que jugará en primera la siguiente temporada y que se encargó de la organización del torneo, logró el campeonato de la Serie B. Carneras UPS de Cuenca fueron las ganadoras del femenino.

Carpas blancas, música de fondo, camisetas naranjas, fucsias, amarillas, balones en forma ovoide por doquier y cientos de personas disfrutando del deporte que destapa sus más bajos instintos. El olor del césped mojado y comida asada acompañaron toda la jornada de Rugby en el estadio de la Escuela Politécnica Nacional, que se desarrolló entre sábado y domingo.

Mientras 14 jugadores, 7 de un equipo y 7 del otro, se enfrentaban en el terreno de juego en busca de sumar puntos, otros tantos descansaban en sus carpas. Casi como una feria, el movimiento era continuo, el murmullo de la gente, ruidos de cornetas, no había barras, pero sí gritos de aliento y aplausos para los equipos que calentaban fuera del campo de juego, preparándose para los 15 minutos más duros.

Cerca de 30 equipos participaron en el evento deportivo.

Todo apuntaba a una jornada más de Rugby en Quito, pero no, esta tenía algo diferente. El ambiente era especial, era distinto. Quizás por ser fiestas de Quito o quizás por celebrar el aniversario (150 años) del escenario que los alojó o simplemente el hecho de juntar a todos los equipos en un mismo lugar y, entender que, a pesar de ser rivales son amigos y se dieron la mano para poder hacerlo.

El rugby es un deporte que se caracteriza por la disciplina, el respeto, la integridad, la pasión y, sobre todo, la solidaridad y esta fue la ocasión ideal para, no sólo verlo, sino vivirlo. Una imagen o un gesto valen mucho más que mil palabras, y ese viejo adagio cabe perfecto.

Cada jugador dando la mano a su compañero, cada espacio compartido con miembros de otros equipos, un ambiente de compañerismo, las bromas entre clubes, las múltiples fotografías que se tomaban para tener un recuerdo de esta experiencia, compartir agua, un snack o un refrigerio, eran muestras claras de que no solo aprenden o fortalecen sus valores en la teoría, sino que los practican día a día.

Una experiencia nueva, para quien no ha vivido de cerca este deporte, hasta el sonido del silbato del referee sonaba distinto.

Los más peques

“El futuro del Rugby ecuatoriano” se escuchó por el altoparlante. Una voz conocida anunciaba que varios pequeños también formarían parte de este evento deportivo. Said López, rugbier quiteño, quien defiende los colores de Jíbaros y que además encabeza el proyecto de la primera escuela de rugby pública del país, trajo una gran sorpresa para jugadores y público presente.

Varios niños con camisetas de los distintos equipos bajaron al campo de juego. Muchos no entendieran bien lo que pasaba, otros tantos cubrían sus rostros como síntoma de vergüenza al ver tanta gente, pero su semblante cambió cuando vieron el ovoide. Una sonrisa se dibujó en sus rostros y hubo más de un niño que saltó de alegría. Cómo todos unos profesionales iniciaron con un calentamiento de la mano de un par de jugadores de los equipos de primera.

La actividad fue más lúdica, pero la técnica que manejaban muchos de ellos, aún a una corta edad, era el reflejo del trabajo que han realizado.

Una lluvia de aplausos despidió a los niños y el evento retomó su ritmo.
Luego de esta pausa, todo volvió a la normalidad. Los partidos continuaron. Llegaron las fases de grupos, semifinales y las ansiadas finales. Un momento mágico para todos, lleno de emoción y sentimientos encontrados.

Previo a terminar con estos dos días duros de partidos, algo inesperado pero previsto ocurrió. Cerberos, equipo de Quito, recibió el trofeo por haberse alzado como campeones, por primera vez, del torneo nacional de Rugby XV. Emoción, cansancio, nervios, pero sobre todo la diversión prevaleció en estas 48 horas ‘a puro rugby’. (MPH)

El Sevens Ciudad de Quito tiene nuevos monarcas. Guayacanes de Guayaquil se quedó con el máximo título de la Serie A. Mientras que, Búhos, equipo que jugará en primera la siguiente temporada y que se encargó de la organización del torneo, logró el campeonato de la Serie B. Carneras UPS de Cuenca fueron las ganadoras del femenino.

Carpas blancas, música de fondo, camisetas naranjas, fucsias, amarillas, balones en forma ovoide por doquier y cientos de personas disfrutando del deporte que destapa sus más bajos instintos. El olor del césped mojado y comida asada acompañaron toda la jornada de Rugby en el estadio de la Escuela Politécnica Nacional, que se desarrolló entre sábado y domingo.

Mientras 14 jugadores, 7 de un equipo y 7 del otro, se enfrentaban en el terreno de juego en busca de sumar puntos, otros tantos descansaban en sus carpas. Casi como una feria, el movimiento era continuo, el murmullo de la gente, ruidos de cornetas, no había barras, pero sí gritos de aliento y aplausos para los equipos que calentaban fuera del campo de juego, preparándose para los 15 minutos más duros.

Cerca de 30 equipos participaron en el evento deportivo.

Todo apuntaba a una jornada más de Rugby en Quito, pero no, esta tenía algo diferente. El ambiente era especial, era distinto. Quizás por ser fiestas de Quito o quizás por celebrar el aniversario (150 años) del escenario que los alojó o simplemente el hecho de juntar a todos los equipos en un mismo lugar y, entender que, a pesar de ser rivales son amigos y se dieron la mano para poder hacerlo.

El rugby es un deporte que se caracteriza por la disciplina, el respeto, la integridad, la pasión y, sobre todo, la solidaridad y esta fue la ocasión ideal para, no sólo verlo, sino vivirlo. Una imagen o un gesto valen mucho más que mil palabras, y ese viejo adagio cabe perfecto.

Cada jugador dando la mano a su compañero, cada espacio compartido con miembros de otros equipos, un ambiente de compañerismo, las bromas entre clubes, las múltiples fotografías que se tomaban para tener un recuerdo de esta experiencia, compartir agua, un snack o un refrigerio, eran muestras claras de que no solo aprenden o fortalecen sus valores en la teoría, sino que los practican día a día.

Una experiencia nueva, para quien no ha vivido de cerca este deporte, hasta el sonido del silbato del referee sonaba distinto.

Los más peques

“El futuro del Rugby ecuatoriano” se escuchó por el altoparlante. Una voz conocida anunciaba que varios pequeños también formarían parte de este evento deportivo. Said López, rugbier quiteño, quien defiende los colores de Jíbaros y que además encabeza el proyecto de la primera escuela de rugby pública del país, trajo una gran sorpresa para jugadores y público presente.

Varios niños con camisetas de los distintos equipos bajaron al campo de juego. Muchos no entendieran bien lo que pasaba, otros tantos cubrían sus rostros como síntoma de vergüenza al ver tanta gente, pero su semblante cambió cuando vieron el ovoide. Una sonrisa se dibujó en sus rostros y hubo más de un niño que saltó de alegría. Cómo todos unos profesionales iniciaron con un calentamiento de la mano de un par de jugadores de los equipos de primera.

La actividad fue más lúdica, pero la técnica que manejaban muchos de ellos, aún a una corta edad, era el reflejo del trabajo que han realizado.

Una lluvia de aplausos despidió a los niños y el evento retomó su ritmo.
Luego de esta pausa, todo volvió a la normalidad. Los partidos continuaron. Llegaron las fases de grupos, semifinales y las ansiadas finales. Un momento mágico para todos, lleno de emoción y sentimientos encontrados.

Previo a terminar con estos dos días duros de partidos, algo inesperado pero previsto ocurrió. Cerberos, equipo de Quito, recibió el trofeo por haberse alzado como campeones, por primera vez, del torneo nacional de Rugby XV. Emoción, cansancio, nervios, pero sobre todo la diversión prevaleció en estas 48 horas ‘a puro rugby’. (MPH)

El Sevens Ciudad de Quito tiene nuevos monarcas. Guayacanes de Guayaquil se quedó con el máximo título de la Serie A. Mientras que, Búhos, equipo que jugará en primera la siguiente temporada y que se encargó de la organización del torneo, logró el campeonato de la Serie B. Carneras UPS de Cuenca fueron las ganadoras del femenino.

Carpas blancas, música de fondo, camisetas naranjas, fucsias, amarillas, balones en forma ovoide por doquier y cientos de personas disfrutando del deporte que destapa sus más bajos instintos. El olor del césped mojado y comida asada acompañaron toda la jornada de Rugby en el estadio de la Escuela Politécnica Nacional, que se desarrolló entre sábado y domingo.

Mientras 14 jugadores, 7 de un equipo y 7 del otro, se enfrentaban en el terreno de juego en busca de sumar puntos, otros tantos descansaban en sus carpas. Casi como una feria, el movimiento era continuo, el murmullo de la gente, ruidos de cornetas, no había barras, pero sí gritos de aliento y aplausos para los equipos que calentaban fuera del campo de juego, preparándose para los 15 minutos más duros.

Cerca de 30 equipos participaron en el evento deportivo.

Todo apuntaba a una jornada más de Rugby en Quito, pero no, esta tenía algo diferente. El ambiente era especial, era distinto. Quizás por ser fiestas de Quito o quizás por celebrar el aniversario (150 años) del escenario que los alojó o simplemente el hecho de juntar a todos los equipos en un mismo lugar y, entender que, a pesar de ser rivales son amigos y se dieron la mano para poder hacerlo.

El rugby es un deporte que se caracteriza por la disciplina, el respeto, la integridad, la pasión y, sobre todo, la solidaridad y esta fue la ocasión ideal para, no sólo verlo, sino vivirlo. Una imagen o un gesto valen mucho más que mil palabras, y ese viejo adagio cabe perfecto.

Cada jugador dando la mano a su compañero, cada espacio compartido con miembros de otros equipos, un ambiente de compañerismo, las bromas entre clubes, las múltiples fotografías que se tomaban para tener un recuerdo de esta experiencia, compartir agua, un snack o un refrigerio, eran muestras claras de que no solo aprenden o fortalecen sus valores en la teoría, sino que los practican día a día.

Una experiencia nueva, para quien no ha vivido de cerca este deporte, hasta el sonido del silbato del referee sonaba distinto.

Los más peques

“El futuro del Rugby ecuatoriano” se escuchó por el altoparlante. Una voz conocida anunciaba que varios pequeños también formarían parte de este evento deportivo. Said López, rugbier quiteño, quien defiende los colores de Jíbaros y que además encabeza el proyecto de la primera escuela de rugby pública del país, trajo una gran sorpresa para jugadores y público presente.

Varios niños con camisetas de los distintos equipos bajaron al campo de juego. Muchos no entendieran bien lo que pasaba, otros tantos cubrían sus rostros como síntoma de vergüenza al ver tanta gente, pero su semblante cambió cuando vieron el ovoide. Una sonrisa se dibujó en sus rostros y hubo más de un niño que saltó de alegría. Cómo todos unos profesionales iniciaron con un calentamiento de la mano de un par de jugadores de los equipos de primera.

La actividad fue más lúdica, pero la técnica que manejaban muchos de ellos, aún a una corta edad, era el reflejo del trabajo que han realizado.

Una lluvia de aplausos despidió a los niños y el evento retomó su ritmo.
Luego de esta pausa, todo volvió a la normalidad. Los partidos continuaron. Llegaron las fases de grupos, semifinales y las ansiadas finales. Un momento mágico para todos, lleno de emoción y sentimientos encontrados.

Previo a terminar con estos dos días duros de partidos, algo inesperado pero previsto ocurrió. Cerberos, equipo de Quito, recibió el trofeo por haberse alzado como campeones, por primera vez, del torneo nacional de Rugby XV. Emoción, cansancio, nervios, pero sobre todo la diversión prevaleció en estas 48 horas ‘a puro rugby’. (MPH)

Trofeo. El equipo Cerberos de Quito, campeón vigente del torneo nacional.
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Club. Jíbaros es uno de los equipos de rugby más antiguos de Quito.
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Aprendizaje. Varios niño de la primera escuela pública de rugby se dieron cita en el Sevens de Quito.
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Nacional. Yaguares de Guayaquil también participaron en el evento deportivo.
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Equilibrio. Los equipos femeninos se abren espacio en esta disciplina.
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Cantidad. En Ecuador existen cerca de 29 clubes con sus divisiones: primera, desarrollo y femenino.
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