La culebra es desafiada por los shuaras

ALIANZA. La familia es vista como la unidad más importante de convivencia.  (Foto:nacionetnica1990.blogspot.com )
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Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos y Orellana, además de algunos departamentos de Perú son la casa de los shuaras. Se trata del pueblo amazónico más numeroso, con aproximadamente 110.000 personas.

Tradicionalmente han sido considerados como una comunidad guerrera. Antiguamente tenían la costumbre de ejecutar a sus enemigos después de sus guerras. Realizaban el rito de la reducción de la cabeza, conocido como tzantza; lo hacían con el fin de preservarla como ‘trofeo’ de guerra.

Pero hay más. Una de sus tradiciones populares es la llamada ‘Fiesta de la culebra’. Se da cuando alguien se ha recuperado felizmente después de tener un encuentro con uno de estos animales y resulta herido.

En el momento en que alguien ha sido mordido por una serpiente, el paciente acude al ‘uwishin’ (curandero) o a una persona anciana que sepa del tema para tomar un tratamiento. Las formas más comunes de reponer este mal es lavando la herida con ají, hiervas medicinales o incluso tomando un té especial para acabar con el veneno.

Cuando se ha curado a la persona, se organiza la gran conmemoración. El anfitrión es el shuar rehabilitado, todos los miembros de la familia se organizan, invitan al resto de personas de la comunidad, amigos, familiares, entre otros de su agrado.

Previo al evento, la familia va de cacería, pesca y recolección de frutas. También, las mujeres se dedican a preparar abundante chicha para ese día.

Los espíritus se unen
La ceremonia comienza en la madrugada, a las 04:00, aproximadamente. Se convoca a las personas mediante el sonido del tuntui, instrumento musical tradicional de los shuaras.

Además, en el lugar se escuchan silbidos, gritos de alegría; se supone que los espíritus del bien se unen a la festividad.

El cuerpo del anfitrión es cubierto con figuras de culebras, que se las tiñe con pintura de sua (un colorante vegetal muy popular en la zona), y también lleva entre sus manos una lanza de palma de chonta.

Una vez reunidos, se da las gracias al uwishin o a la persona que curó al enfermo, y se previene a los invitados sobre el nuevo peligro de la selva.

Durante la conmemoración, el uwishin dice a los invitados: “Yapi yuitia-nupi umarta”, que quiere decir: “Coman la carne de la culebra, tomen la chicha, porque ellos encenderán los espíritus y la alegría de la fiesta”. Ese instante las mujeres sirven la chicha a los presentes.

Mensaje de alerta
En el instante en que los invitados son llamados a degustar la comida y la bebida, el uwishin también comparte con ellos un cangrejo, para que entre sus tenazas lleve un pedazo de carne y chicha y, después, dé un mensaje a todas las culebras venenosas de la selva: “Díganles a ellas que su veneno no es fuerte y que todas las personas estamos celebrando y riéndonos, porque son débiles y nosotros fuertes, en honor a ese hecho festejamos la gran fiesta a la persona que fue mordida”. (DLH)

Antecedentes
° La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con acontecimientos considerados sagrados, como la muerte y las enfermedades.

Entre los dioses principales de este pueblo, se menciona a Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo bien y hace invencible al shuar en la guerra, tomando en cuenta que este es un mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio de la naturaleza.

Los saberes, como filosofía, literatura, lingüística, cosmovisión, medicina, biología, geología y música, son descubrimientos realizados gracias a la experiencia de sus ancestros en comunión con la naturaleza.

Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos y Orellana, además de algunos departamentos de Perú son la casa de los shuaras. Se trata del pueblo amazónico más numeroso, con aproximadamente 110.000 personas.

Tradicionalmente han sido considerados como una comunidad guerrera. Antiguamente tenían la costumbre de ejecutar a sus enemigos después de sus guerras. Realizaban el rito de la reducción de la cabeza, conocido como tzantza; lo hacían con el fin de preservarla como ‘trofeo’ de guerra.

Pero hay más. Una de sus tradiciones populares es la llamada ‘Fiesta de la culebra’. Se da cuando alguien se ha recuperado felizmente después de tener un encuentro con uno de estos animales y resulta herido.

En el momento en que alguien ha sido mordido por una serpiente, el paciente acude al ‘uwishin’ (curandero) o a una persona anciana que sepa del tema para tomar un tratamiento. Las formas más comunes de reponer este mal es lavando la herida con ají, hiervas medicinales o incluso tomando un té especial para acabar con el veneno.

Cuando se ha curado a la persona, se organiza la gran conmemoración. El anfitrión es el shuar rehabilitado, todos los miembros de la familia se organizan, invitan al resto de personas de la comunidad, amigos, familiares, entre otros de su agrado.

Previo al evento, la familia va de cacería, pesca y recolección de frutas. También, las mujeres se dedican a preparar abundante chicha para ese día.

Los espíritus se unen
La ceremonia comienza en la madrugada, a las 04:00, aproximadamente. Se convoca a las personas mediante el sonido del tuntui, instrumento musical tradicional de los shuaras.

Además, en el lugar se escuchan silbidos, gritos de alegría; se supone que los espíritus del bien se unen a la festividad.

El cuerpo del anfitrión es cubierto con figuras de culebras, que se las tiñe con pintura de sua (un colorante vegetal muy popular en la zona), y también lleva entre sus manos una lanza de palma de chonta.

Una vez reunidos, se da las gracias al uwishin o a la persona que curó al enfermo, y se previene a los invitados sobre el nuevo peligro de la selva.

Durante la conmemoración, el uwishin dice a los invitados: “Yapi yuitia-nupi umarta”, que quiere decir: “Coman la carne de la culebra, tomen la chicha, porque ellos encenderán los espíritus y la alegría de la fiesta”. Ese instante las mujeres sirven la chicha a los presentes.

Mensaje de alerta
En el instante en que los invitados son llamados a degustar la comida y la bebida, el uwishin también comparte con ellos un cangrejo, para que entre sus tenazas lleve un pedazo de carne y chicha y, después, dé un mensaje a todas las culebras venenosas de la selva: “Díganles a ellas que su veneno no es fuerte y que todas las personas estamos celebrando y riéndonos, porque son débiles y nosotros fuertes, en honor a ese hecho festejamos la gran fiesta a la persona que fue mordida”. (DLH)

Antecedentes
° La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con acontecimientos considerados sagrados, como la muerte y las enfermedades.

Entre los dioses principales de este pueblo, se menciona a Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo bien y hace invencible al shuar en la guerra, tomando en cuenta que este es un mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio de la naturaleza.

Los saberes, como filosofía, literatura, lingüística, cosmovisión, medicina, biología, geología y música, son descubrimientos realizados gracias a la experiencia de sus ancestros en comunión con la naturaleza.

Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos y Orellana, además de algunos departamentos de Perú son la casa de los shuaras. Se trata del pueblo amazónico más numeroso, con aproximadamente 110.000 personas.

Tradicionalmente han sido considerados como una comunidad guerrera. Antiguamente tenían la costumbre de ejecutar a sus enemigos después de sus guerras. Realizaban el rito de la reducción de la cabeza, conocido como tzantza; lo hacían con el fin de preservarla como ‘trofeo’ de guerra.

Pero hay más. Una de sus tradiciones populares es la llamada ‘Fiesta de la culebra’. Se da cuando alguien se ha recuperado felizmente después de tener un encuentro con uno de estos animales y resulta herido.

En el momento en que alguien ha sido mordido por una serpiente, el paciente acude al ‘uwishin’ (curandero) o a una persona anciana que sepa del tema para tomar un tratamiento. Las formas más comunes de reponer este mal es lavando la herida con ají, hiervas medicinales o incluso tomando un té especial para acabar con el veneno.

Cuando se ha curado a la persona, se organiza la gran conmemoración. El anfitrión es el shuar rehabilitado, todos los miembros de la familia se organizan, invitan al resto de personas de la comunidad, amigos, familiares, entre otros de su agrado.

Previo al evento, la familia va de cacería, pesca y recolección de frutas. También, las mujeres se dedican a preparar abundante chicha para ese día.

Los espíritus se unen
La ceremonia comienza en la madrugada, a las 04:00, aproximadamente. Se convoca a las personas mediante el sonido del tuntui, instrumento musical tradicional de los shuaras.

Además, en el lugar se escuchan silbidos, gritos de alegría; se supone que los espíritus del bien se unen a la festividad.

El cuerpo del anfitrión es cubierto con figuras de culebras, que se las tiñe con pintura de sua (un colorante vegetal muy popular en la zona), y también lleva entre sus manos una lanza de palma de chonta.

Una vez reunidos, se da las gracias al uwishin o a la persona que curó al enfermo, y se previene a los invitados sobre el nuevo peligro de la selva.

Durante la conmemoración, el uwishin dice a los invitados: “Yapi yuitia-nupi umarta”, que quiere decir: “Coman la carne de la culebra, tomen la chicha, porque ellos encenderán los espíritus y la alegría de la fiesta”. Ese instante las mujeres sirven la chicha a los presentes.

Mensaje de alerta
En el instante en que los invitados son llamados a degustar la comida y la bebida, el uwishin también comparte con ellos un cangrejo, para que entre sus tenazas lleve un pedazo de carne y chicha y, después, dé un mensaje a todas las culebras venenosas de la selva: “Díganles a ellas que su veneno no es fuerte y que todas las personas estamos celebrando y riéndonos, porque son débiles y nosotros fuertes, en honor a ese hecho festejamos la gran fiesta a la persona que fue mordida”. (DLH)

Antecedentes
° La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con acontecimientos considerados sagrados, como la muerte y las enfermedades.

Entre los dioses principales de este pueblo, se menciona a Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo bien y hace invencible al shuar en la guerra, tomando en cuenta que este es un mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio de la naturaleza.

Los saberes, como filosofía, literatura, lingüística, cosmovisión, medicina, biología, geología y música, son descubrimientos realizados gracias a la experiencia de sus ancestros en comunión con la naturaleza.

Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos y Orellana, además de algunos departamentos de Perú son la casa de los shuaras. Se trata del pueblo amazónico más numeroso, con aproximadamente 110.000 personas.

Tradicionalmente han sido considerados como una comunidad guerrera. Antiguamente tenían la costumbre de ejecutar a sus enemigos después de sus guerras. Realizaban el rito de la reducción de la cabeza, conocido como tzantza; lo hacían con el fin de preservarla como ‘trofeo’ de guerra.

Pero hay más. Una de sus tradiciones populares es la llamada ‘Fiesta de la culebra’. Se da cuando alguien se ha recuperado felizmente después de tener un encuentro con uno de estos animales y resulta herido.

En el momento en que alguien ha sido mordido por una serpiente, el paciente acude al ‘uwishin’ (curandero) o a una persona anciana que sepa del tema para tomar un tratamiento. Las formas más comunes de reponer este mal es lavando la herida con ají, hiervas medicinales o incluso tomando un té especial para acabar con el veneno.

Cuando se ha curado a la persona, se organiza la gran conmemoración. El anfitrión es el shuar rehabilitado, todos los miembros de la familia se organizan, invitan al resto de personas de la comunidad, amigos, familiares, entre otros de su agrado.

Previo al evento, la familia va de cacería, pesca y recolección de frutas. También, las mujeres se dedican a preparar abundante chicha para ese día.

Los espíritus se unen
La ceremonia comienza en la madrugada, a las 04:00, aproximadamente. Se convoca a las personas mediante el sonido del tuntui, instrumento musical tradicional de los shuaras.

Además, en el lugar se escuchan silbidos, gritos de alegría; se supone que los espíritus del bien se unen a la festividad.

El cuerpo del anfitrión es cubierto con figuras de culebras, que se las tiñe con pintura de sua (un colorante vegetal muy popular en la zona), y también lleva entre sus manos una lanza de palma de chonta.

Una vez reunidos, se da las gracias al uwishin o a la persona que curó al enfermo, y se previene a los invitados sobre el nuevo peligro de la selva.

Durante la conmemoración, el uwishin dice a los invitados: “Yapi yuitia-nupi umarta”, que quiere decir: “Coman la carne de la culebra, tomen la chicha, porque ellos encenderán los espíritus y la alegría de la fiesta”. Ese instante las mujeres sirven la chicha a los presentes.

Mensaje de alerta
En el instante en que los invitados son llamados a degustar la comida y la bebida, el uwishin también comparte con ellos un cangrejo, para que entre sus tenazas lleve un pedazo de carne y chicha y, después, dé un mensaje a todas las culebras venenosas de la selva: “Díganles a ellas que su veneno no es fuerte y que todas las personas estamos celebrando y riéndonos, porque son débiles y nosotros fuertes, en honor a ese hecho festejamos la gran fiesta a la persona que fue mordida”. (DLH)

Antecedentes
° La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con acontecimientos considerados sagrados, como la muerte y las enfermedades.

Entre los dioses principales de este pueblo, se menciona a Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo bien y hace invencible al shuar en la guerra, tomando en cuenta que este es un mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio de la naturaleza.

Los saberes, como filosofía, literatura, lingüística, cosmovisión, medicina, biología, geología y música, son descubrimientos realizados gracias a la experiencia de sus ancestros en comunión con la naturaleza.