Ferias artesanales y de comercio

POR: Germánico Solis

En la mente triunfal de mujeres y hombres de pasadas generaciones, de ibarreños y ciudadanos que hicieron patria en la ‘Ciudad a la que siempre se vuelve’, vive y persiste la famosa Feria Exposición Colombo Ecuatoriana, que se realizaba en los meses de septiembre y dejara imborrables recuerdos y enseñanzas, una premiada celebridad por los éxitos. Feria que se institucionalizó y tuvo como locación los ambientes del Colegio de Señoritas Ibarra, como se llamaba a la ahora Unidad Educativa Ibarra.

La referida feria tenía como ejecutantes a expositores de Colombia y a participantes del comercio, industria, ganadería y concurrentes de nuestra provincia, del norte ecuatoriano y del país. La muestra era esperada con afán, planificada con el tiempo necesario y con todos los detalles para esas mesas de negocios.

Los stands mostraban un sinfín de productos, maquinarias, equipos, herramientas e insumos, toda una oferta del vestido, alimentos, artesanías, gastronomía, animales de raza y pertrechos proveídos en la agricultura y ganadería. Muchas curiosidades hubieron, muestreos y negociaciones, adelantos de la tecnología de esos tiempos y resumidos en la habilidad de la palabra que fomentaba credibilidad. Uno de las efusiones de esos eventos fue la presencia de afamadas orquestas, cantantes, artistas, músicos, humoristas y presentadores.

La ilusión de los expositores para activar la economía no pasa con el tiempo. Se han hecho ensayos con relativo crédito que no superan la fama que tuvieran pasadas ferias. Acaba de realizarse una en los espacios del antiguo Cuartel. Apiñados como colmena, artesanos, artistas, comerciantes, fabricadores y flamantes emprendedores. Poco o nada vendieron los participantes, a excepción de los vendedores de comidas típicas ubicados en sitios de preferencia.

La feria asumió la ausencia de autoridades y un centro de información. Fecha equivocada. Desorganización. Improvisación. Falta de socialización. Muchos revendedores y pocos innovadores. Exceso de ruido. Artistas y presentadores aficionados. Aprietos para pagar el derecho a los retretes. Buena la seguridad, y la presencia de visitantes aunque sin poder adquisitivo.

POR: Germánico Solis

En la mente triunfal de mujeres y hombres de pasadas generaciones, de ibarreños y ciudadanos que hicieron patria en la ‘Ciudad a la que siempre se vuelve’, vive y persiste la famosa Feria Exposición Colombo Ecuatoriana, que se realizaba en los meses de septiembre y dejara imborrables recuerdos y enseñanzas, una premiada celebridad por los éxitos. Feria que se institucionalizó y tuvo como locación los ambientes del Colegio de Señoritas Ibarra, como se llamaba a la ahora Unidad Educativa Ibarra.

La referida feria tenía como ejecutantes a expositores de Colombia y a participantes del comercio, industria, ganadería y concurrentes de nuestra provincia, del norte ecuatoriano y del país. La muestra era esperada con afán, planificada con el tiempo necesario y con todos los detalles para esas mesas de negocios.

Los stands mostraban un sinfín de productos, maquinarias, equipos, herramientas e insumos, toda una oferta del vestido, alimentos, artesanías, gastronomía, animales de raza y pertrechos proveídos en la agricultura y ganadería. Muchas curiosidades hubieron, muestreos y negociaciones, adelantos de la tecnología de esos tiempos y resumidos en la habilidad de la palabra que fomentaba credibilidad. Uno de las efusiones de esos eventos fue la presencia de afamadas orquestas, cantantes, artistas, músicos, humoristas y presentadores.

La ilusión de los expositores para activar la economía no pasa con el tiempo. Se han hecho ensayos con relativo crédito que no superan la fama que tuvieran pasadas ferias. Acaba de realizarse una en los espacios del antiguo Cuartel. Apiñados como colmena, artesanos, artistas, comerciantes, fabricadores y flamantes emprendedores. Poco o nada vendieron los participantes, a excepción de los vendedores de comidas típicas ubicados en sitios de preferencia.

La feria asumió la ausencia de autoridades y un centro de información. Fecha equivocada. Desorganización. Improvisación. Falta de socialización. Muchos revendedores y pocos innovadores. Exceso de ruido. Artistas y presentadores aficionados. Aprietos para pagar el derecho a los retretes. Buena la seguridad, y la presencia de visitantes aunque sin poder adquisitivo.

POR: Germánico Solis

En la mente triunfal de mujeres y hombres de pasadas generaciones, de ibarreños y ciudadanos que hicieron patria en la ‘Ciudad a la que siempre se vuelve’, vive y persiste la famosa Feria Exposición Colombo Ecuatoriana, que se realizaba en los meses de septiembre y dejara imborrables recuerdos y enseñanzas, una premiada celebridad por los éxitos. Feria que se institucionalizó y tuvo como locación los ambientes del Colegio de Señoritas Ibarra, como se llamaba a la ahora Unidad Educativa Ibarra.

La referida feria tenía como ejecutantes a expositores de Colombia y a participantes del comercio, industria, ganadería y concurrentes de nuestra provincia, del norte ecuatoriano y del país. La muestra era esperada con afán, planificada con el tiempo necesario y con todos los detalles para esas mesas de negocios.

Los stands mostraban un sinfín de productos, maquinarias, equipos, herramientas e insumos, toda una oferta del vestido, alimentos, artesanías, gastronomía, animales de raza y pertrechos proveídos en la agricultura y ganadería. Muchas curiosidades hubieron, muestreos y negociaciones, adelantos de la tecnología de esos tiempos y resumidos en la habilidad de la palabra que fomentaba credibilidad. Uno de las efusiones de esos eventos fue la presencia de afamadas orquestas, cantantes, artistas, músicos, humoristas y presentadores.

La ilusión de los expositores para activar la economía no pasa con el tiempo. Se han hecho ensayos con relativo crédito que no superan la fama que tuvieran pasadas ferias. Acaba de realizarse una en los espacios del antiguo Cuartel. Apiñados como colmena, artesanos, artistas, comerciantes, fabricadores y flamantes emprendedores. Poco o nada vendieron los participantes, a excepción de los vendedores de comidas típicas ubicados en sitios de preferencia.

La feria asumió la ausencia de autoridades y un centro de información. Fecha equivocada. Desorganización. Improvisación. Falta de socialización. Muchos revendedores y pocos innovadores. Exceso de ruido. Artistas y presentadores aficionados. Aprietos para pagar el derecho a los retretes. Buena la seguridad, y la presencia de visitantes aunque sin poder adquisitivo.

POR: Germánico Solis

En la mente triunfal de mujeres y hombres de pasadas generaciones, de ibarreños y ciudadanos que hicieron patria en la ‘Ciudad a la que siempre se vuelve’, vive y persiste la famosa Feria Exposición Colombo Ecuatoriana, que se realizaba en los meses de septiembre y dejara imborrables recuerdos y enseñanzas, una premiada celebridad por los éxitos. Feria que se institucionalizó y tuvo como locación los ambientes del Colegio de Señoritas Ibarra, como se llamaba a la ahora Unidad Educativa Ibarra.

La referida feria tenía como ejecutantes a expositores de Colombia y a participantes del comercio, industria, ganadería y concurrentes de nuestra provincia, del norte ecuatoriano y del país. La muestra era esperada con afán, planificada con el tiempo necesario y con todos los detalles para esas mesas de negocios.

Los stands mostraban un sinfín de productos, maquinarias, equipos, herramientas e insumos, toda una oferta del vestido, alimentos, artesanías, gastronomía, animales de raza y pertrechos proveídos en la agricultura y ganadería. Muchas curiosidades hubieron, muestreos y negociaciones, adelantos de la tecnología de esos tiempos y resumidos en la habilidad de la palabra que fomentaba credibilidad. Uno de las efusiones de esos eventos fue la presencia de afamadas orquestas, cantantes, artistas, músicos, humoristas y presentadores.

La ilusión de los expositores para activar la economía no pasa con el tiempo. Se han hecho ensayos con relativo crédito que no superan la fama que tuvieran pasadas ferias. Acaba de realizarse una en los espacios del antiguo Cuartel. Apiñados como colmena, artesanos, artistas, comerciantes, fabricadores y flamantes emprendedores. Poco o nada vendieron los participantes, a excepción de los vendedores de comidas típicas ubicados en sitios de preferencia.

La feria asumió la ausencia de autoridades y un centro de información. Fecha equivocada. Desorganización. Improvisación. Falta de socialización. Muchos revendedores y pocos innovadores. Exceso de ruido. Artistas y presentadores aficionados. Aprietos para pagar el derecho a los retretes. Buena la seguridad, y la presencia de visitantes aunque sin poder adquisitivo.