Así no avanzamos

LUIS COELLO KUON YENG

Un notario público amenaza a un grupo de miembros de la Comisión de Tránsito del Ecuador. Al mismo estilo de la ‘abogada naranja’, pretendió disuadir y amedrentar a los uniformados, con su ‘poder e influencias’ con autoridades de alto rango para lograr su cometido. Pero no solo es el hecho de agredir, insultar y amenazar a los agentes de Tránsito, lo peor es que él sale en defensa de su hermano que conducía un vehículo cuya licencia le prohibía manejarlo. El documento era una licencia tipo B y el infractor manejaba un camión mayor de las 15 toneladas, por lo cual fue aprehendido, según la Ley de Tránsito y Movilidad.

Por lo tanto, existen infracciones: la primera, conducir un automotor que no corresponde a lo que estipula la licencia, y segundo, desacato e intimidación a personal de Tránsito que hacía su labor. Debemos tener claro que todo uniformado debe tener muy en cuenta su manual de procedimientos en casos de altanerías y falta de acato a su autoridad, pero también sus límites para no caer en la escabrosa maniobra de quebrar los Derechos Humanos de las personas. Sin embargo, hay circunstancias como estas en las cuales los agentes de control y personal del orden público sí deben actuar con mano firme.

En otros países donde la autoridad hace valer la Ley, lo mínimo que le hubiesen aplicado al notario era una descarga eléctrica para neutralizarlo, arrestarlo y luego colocarlo entre las rejas, sea quien sea, ocupe el cargo que ocupe, tenga las influencias que tenga. Así de sencillo. Pero poniendo los pies sobre la tierra, hay que reconocer que estamos en el Ecuador, si se hacía lo que escribí antes, quienes irían presos hubiesen sido los uniformados, porque más derecho tiene un infractor de la Ley que la misma autoridad que está para respetarla, ejecutarla y hacerla respetar. Día a día se observan discusiones en las que quienes transgreden las leyes y el orden público se envalentonan en contra de quienes trabajan para salvaguardar las leyes.

Como sociedad estamos dando el ejemplo, que, si bien no cumplo las reglas y luego me torno exaltado, eso es lo correcto. Nadie puede hacerme nada porque si lo hacen irán presos debido que mis Derechos Humanos están por encima de la autoridad de miembros públicos y estos al fin de cuentas tienen sus manos atadas. Así no avanzaremos hacia una sociedad justa, ecuánime e imparcial. Está en nosotros respetar las reglas ya aprobadas.

LUIS COELLO KUON YENG

Un notario público amenaza a un grupo de miembros de la Comisión de Tránsito del Ecuador. Al mismo estilo de la ‘abogada naranja’, pretendió disuadir y amedrentar a los uniformados, con su ‘poder e influencias’ con autoridades de alto rango para lograr su cometido. Pero no solo es el hecho de agredir, insultar y amenazar a los agentes de Tránsito, lo peor es que él sale en defensa de su hermano que conducía un vehículo cuya licencia le prohibía manejarlo. El documento era una licencia tipo B y el infractor manejaba un camión mayor de las 15 toneladas, por lo cual fue aprehendido, según la Ley de Tránsito y Movilidad.

Por lo tanto, existen infracciones: la primera, conducir un automotor que no corresponde a lo que estipula la licencia, y segundo, desacato e intimidación a personal de Tránsito que hacía su labor. Debemos tener claro que todo uniformado debe tener muy en cuenta su manual de procedimientos en casos de altanerías y falta de acato a su autoridad, pero también sus límites para no caer en la escabrosa maniobra de quebrar los Derechos Humanos de las personas. Sin embargo, hay circunstancias como estas en las cuales los agentes de control y personal del orden público sí deben actuar con mano firme.

En otros países donde la autoridad hace valer la Ley, lo mínimo que le hubiesen aplicado al notario era una descarga eléctrica para neutralizarlo, arrestarlo y luego colocarlo entre las rejas, sea quien sea, ocupe el cargo que ocupe, tenga las influencias que tenga. Así de sencillo. Pero poniendo los pies sobre la tierra, hay que reconocer que estamos en el Ecuador, si se hacía lo que escribí antes, quienes irían presos hubiesen sido los uniformados, porque más derecho tiene un infractor de la Ley que la misma autoridad que está para respetarla, ejecutarla y hacerla respetar. Día a día se observan discusiones en las que quienes transgreden las leyes y el orden público se envalentonan en contra de quienes trabajan para salvaguardar las leyes.

Como sociedad estamos dando el ejemplo, que, si bien no cumplo las reglas y luego me torno exaltado, eso es lo correcto. Nadie puede hacerme nada porque si lo hacen irán presos debido que mis Derechos Humanos están por encima de la autoridad de miembros públicos y estos al fin de cuentas tienen sus manos atadas. Así no avanzaremos hacia una sociedad justa, ecuánime e imparcial. Está en nosotros respetar las reglas ya aprobadas.

LUIS COELLO KUON YENG

Un notario público amenaza a un grupo de miembros de la Comisión de Tránsito del Ecuador. Al mismo estilo de la ‘abogada naranja’, pretendió disuadir y amedrentar a los uniformados, con su ‘poder e influencias’ con autoridades de alto rango para lograr su cometido. Pero no solo es el hecho de agredir, insultar y amenazar a los agentes de Tránsito, lo peor es que él sale en defensa de su hermano que conducía un vehículo cuya licencia le prohibía manejarlo. El documento era una licencia tipo B y el infractor manejaba un camión mayor de las 15 toneladas, por lo cual fue aprehendido, según la Ley de Tránsito y Movilidad.

Por lo tanto, existen infracciones: la primera, conducir un automotor que no corresponde a lo que estipula la licencia, y segundo, desacato e intimidación a personal de Tránsito que hacía su labor. Debemos tener claro que todo uniformado debe tener muy en cuenta su manual de procedimientos en casos de altanerías y falta de acato a su autoridad, pero también sus límites para no caer en la escabrosa maniobra de quebrar los Derechos Humanos de las personas. Sin embargo, hay circunstancias como estas en las cuales los agentes de control y personal del orden público sí deben actuar con mano firme.

En otros países donde la autoridad hace valer la Ley, lo mínimo que le hubiesen aplicado al notario era una descarga eléctrica para neutralizarlo, arrestarlo y luego colocarlo entre las rejas, sea quien sea, ocupe el cargo que ocupe, tenga las influencias que tenga. Así de sencillo. Pero poniendo los pies sobre la tierra, hay que reconocer que estamos en el Ecuador, si se hacía lo que escribí antes, quienes irían presos hubiesen sido los uniformados, porque más derecho tiene un infractor de la Ley que la misma autoridad que está para respetarla, ejecutarla y hacerla respetar. Día a día se observan discusiones en las que quienes transgreden las leyes y el orden público se envalentonan en contra de quienes trabajan para salvaguardar las leyes.

Como sociedad estamos dando el ejemplo, que, si bien no cumplo las reglas y luego me torno exaltado, eso es lo correcto. Nadie puede hacerme nada porque si lo hacen irán presos debido que mis Derechos Humanos están por encima de la autoridad de miembros públicos y estos al fin de cuentas tienen sus manos atadas. Así no avanzaremos hacia una sociedad justa, ecuánime e imparcial. Está en nosotros respetar las reglas ya aprobadas.

LUIS COELLO KUON YENG

Un notario público amenaza a un grupo de miembros de la Comisión de Tránsito del Ecuador. Al mismo estilo de la ‘abogada naranja’, pretendió disuadir y amedrentar a los uniformados, con su ‘poder e influencias’ con autoridades de alto rango para lograr su cometido. Pero no solo es el hecho de agredir, insultar y amenazar a los agentes de Tránsito, lo peor es que él sale en defensa de su hermano que conducía un vehículo cuya licencia le prohibía manejarlo. El documento era una licencia tipo B y el infractor manejaba un camión mayor de las 15 toneladas, por lo cual fue aprehendido, según la Ley de Tránsito y Movilidad.

Por lo tanto, existen infracciones: la primera, conducir un automotor que no corresponde a lo que estipula la licencia, y segundo, desacato e intimidación a personal de Tránsito que hacía su labor. Debemos tener claro que todo uniformado debe tener muy en cuenta su manual de procedimientos en casos de altanerías y falta de acato a su autoridad, pero también sus límites para no caer en la escabrosa maniobra de quebrar los Derechos Humanos de las personas. Sin embargo, hay circunstancias como estas en las cuales los agentes de control y personal del orden público sí deben actuar con mano firme.

En otros países donde la autoridad hace valer la Ley, lo mínimo que le hubiesen aplicado al notario era una descarga eléctrica para neutralizarlo, arrestarlo y luego colocarlo entre las rejas, sea quien sea, ocupe el cargo que ocupe, tenga las influencias que tenga. Así de sencillo. Pero poniendo los pies sobre la tierra, hay que reconocer que estamos en el Ecuador, si se hacía lo que escribí antes, quienes irían presos hubiesen sido los uniformados, porque más derecho tiene un infractor de la Ley que la misma autoridad que está para respetarla, ejecutarla y hacerla respetar. Día a día se observan discusiones en las que quienes transgreden las leyes y el orden público se envalentonan en contra de quienes trabajan para salvaguardar las leyes.

Como sociedad estamos dando el ejemplo, que, si bien no cumplo las reglas y luego me torno exaltado, eso es lo correcto. Nadie puede hacerme nada porque si lo hacen irán presos debido que mis Derechos Humanos están por encima de la autoridad de miembros públicos y estos al fin de cuentas tienen sus manos atadas. Así no avanzaremos hacia una sociedad justa, ecuánime e imparcial. Está en nosotros respetar las reglas ya aprobadas.