Necesitamos unidad

Ángel Polibio Chaves

Parecería que esta fecha es propicia para plantear la necesidad de trabajar por recuperar la unidad de los ecuatorianos, pues es indiscutible que los sucesos de la primera quincena de octubre nos dejaron profundamente escindidos. De otra parte, el panorama socio económico del año venidero, no da lugar precisamente al optimismo: Un presupuesto con un déficit inicial pronunciado; dificultades en el legislativo para aprobar ciertas propuestas gubernamentales; la necesidad de cumplir compromisos con el Fondo Monetario Internacional para acceder a recursos indispensables para el funcionamiento del Estado; altísimos índices de desempleo; un año pre electoral en el que los posibles candidatos procurarán no evidenciar su cercanía a las propuestas del gobierno central, nos ponen en la necesidad de acordar una mínima plataforma, pues de no ser posible, con seguridad la situación del año 2020 será muy difícil y, lo que es más grave, afectará a las personas más desprotegidas.

No puede continuar la obcecada posición de una dirigencia sindical que solo piensa en sus reivindicaciones, sin que le importe la situación de más de cinco millones de personas que no tienen trabajo; de una dirigencia empresarial que en parte solamente aspira a ser eficiente en la medida en que el Estado le baje o elimine los impuestos; de un gobierno que poco o nada hace para alivianar la vida de pequeños emprendedores que deben sufrir el acoso de los ministerios; de una banca privada que mide su éxito en función de sus utilidades.

Es necesario entonces que comencemos a conjugar verbos distintos a los que hasta el momento han sido utilizados: no más ¡EXIGIMOS!; ¡NO TOLERAREMOS!; ¡DEFENDEREMOS NUESTROS DERECHOS HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS!, y otras expresiones parecidas. Es el momento del CONVERSEMOS, CEDERIAMOS; TE ESCUCHO; ME COMPROMETO. Solo entonces se podrá arribar a mínimos consensos que nos permitan superar las dificultades que se avecinan.

Ángel Polibio Chaves

Parecería que esta fecha es propicia para plantear la necesidad de trabajar por recuperar la unidad de los ecuatorianos, pues es indiscutible que los sucesos de la primera quincena de octubre nos dejaron profundamente escindidos. De otra parte, el panorama socio económico del año venidero, no da lugar precisamente al optimismo: Un presupuesto con un déficit inicial pronunciado; dificultades en el legislativo para aprobar ciertas propuestas gubernamentales; la necesidad de cumplir compromisos con el Fondo Monetario Internacional para acceder a recursos indispensables para el funcionamiento del Estado; altísimos índices de desempleo; un año pre electoral en el que los posibles candidatos procurarán no evidenciar su cercanía a las propuestas del gobierno central, nos ponen en la necesidad de acordar una mínima plataforma, pues de no ser posible, con seguridad la situación del año 2020 será muy difícil y, lo que es más grave, afectará a las personas más desprotegidas.

No puede continuar la obcecada posición de una dirigencia sindical que solo piensa en sus reivindicaciones, sin que le importe la situación de más de cinco millones de personas que no tienen trabajo; de una dirigencia empresarial que en parte solamente aspira a ser eficiente en la medida en que el Estado le baje o elimine los impuestos; de un gobierno que poco o nada hace para alivianar la vida de pequeños emprendedores que deben sufrir el acoso de los ministerios; de una banca privada que mide su éxito en función de sus utilidades.

Es necesario entonces que comencemos a conjugar verbos distintos a los que hasta el momento han sido utilizados: no más ¡EXIGIMOS!; ¡NO TOLERAREMOS!; ¡DEFENDEREMOS NUESTROS DERECHOS HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS!, y otras expresiones parecidas. Es el momento del CONVERSEMOS, CEDERIAMOS; TE ESCUCHO; ME COMPROMETO. Solo entonces se podrá arribar a mínimos consensos que nos permitan superar las dificultades que se avecinan.

Ángel Polibio Chaves

Parecería que esta fecha es propicia para plantear la necesidad de trabajar por recuperar la unidad de los ecuatorianos, pues es indiscutible que los sucesos de la primera quincena de octubre nos dejaron profundamente escindidos. De otra parte, el panorama socio económico del año venidero, no da lugar precisamente al optimismo: Un presupuesto con un déficit inicial pronunciado; dificultades en el legislativo para aprobar ciertas propuestas gubernamentales; la necesidad de cumplir compromisos con el Fondo Monetario Internacional para acceder a recursos indispensables para el funcionamiento del Estado; altísimos índices de desempleo; un año pre electoral en el que los posibles candidatos procurarán no evidenciar su cercanía a las propuestas del gobierno central, nos ponen en la necesidad de acordar una mínima plataforma, pues de no ser posible, con seguridad la situación del año 2020 será muy difícil y, lo que es más grave, afectará a las personas más desprotegidas.

No puede continuar la obcecada posición de una dirigencia sindical que solo piensa en sus reivindicaciones, sin que le importe la situación de más de cinco millones de personas que no tienen trabajo; de una dirigencia empresarial que en parte solamente aspira a ser eficiente en la medida en que el Estado le baje o elimine los impuestos; de un gobierno que poco o nada hace para alivianar la vida de pequeños emprendedores que deben sufrir el acoso de los ministerios; de una banca privada que mide su éxito en función de sus utilidades.

Es necesario entonces que comencemos a conjugar verbos distintos a los que hasta el momento han sido utilizados: no más ¡EXIGIMOS!; ¡NO TOLERAREMOS!; ¡DEFENDEREMOS NUESTROS DERECHOS HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS!, y otras expresiones parecidas. Es el momento del CONVERSEMOS, CEDERIAMOS; TE ESCUCHO; ME COMPROMETO. Solo entonces se podrá arribar a mínimos consensos que nos permitan superar las dificultades que se avecinan.

Ángel Polibio Chaves

Parecería que esta fecha es propicia para plantear la necesidad de trabajar por recuperar la unidad de los ecuatorianos, pues es indiscutible que los sucesos de la primera quincena de octubre nos dejaron profundamente escindidos. De otra parte, el panorama socio económico del año venidero, no da lugar precisamente al optimismo: Un presupuesto con un déficit inicial pronunciado; dificultades en el legislativo para aprobar ciertas propuestas gubernamentales; la necesidad de cumplir compromisos con el Fondo Monetario Internacional para acceder a recursos indispensables para el funcionamiento del Estado; altísimos índices de desempleo; un año pre electoral en el que los posibles candidatos procurarán no evidenciar su cercanía a las propuestas del gobierno central, nos ponen en la necesidad de acordar una mínima plataforma, pues de no ser posible, con seguridad la situación del año 2020 será muy difícil y, lo que es más grave, afectará a las personas más desprotegidas.

No puede continuar la obcecada posición de una dirigencia sindical que solo piensa en sus reivindicaciones, sin que le importe la situación de más de cinco millones de personas que no tienen trabajo; de una dirigencia empresarial que en parte solamente aspira a ser eficiente en la medida en que el Estado le baje o elimine los impuestos; de un gobierno que poco o nada hace para alivianar la vida de pequeños emprendedores que deben sufrir el acoso de los ministerios; de una banca privada que mide su éxito en función de sus utilidades.

Es necesario entonces que comencemos a conjugar verbos distintos a los que hasta el momento han sido utilizados: no más ¡EXIGIMOS!; ¡NO TOLERAREMOS!; ¡DEFENDEREMOS NUESTROS DERECHOS HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS!, y otras expresiones parecidas. Es el momento del CONVERSEMOS, CEDERIAMOS; TE ESCUCHO; ME COMPROMETO. Solo entonces se podrá arribar a mínimos consensos que nos permitan superar las dificultades que se avecinan.