El camino que nos queda

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Termina el año para el país, sin crecimiento, en franca recesión, poniendo más impuestos a quienes generan empleo, y sin corregir falencias y ofrecer a cambio un camino creíble hacia el despegue económico. Y lo peor, sin que el Poder Judicial nos muestre resultados para que el ciudadano confíe en su justicia; y así, ni pensar en que las inversiones crezcan y generen empleo.

La Fiscal General, increíblemente, demora en la configuración de los delitos de quienes saquearon y maniataron al país. La Jueza Camacho continúa difiriendo las audiencias contra los culpables; porque hay tanta evidencia, que me cuesta usar la palabra “presuntos”. La jueza Guerra, obedeciendo consignas, libera a los que visiblemente cotizaron la patria en octubre. Vemos a jueces provinciales haciéndoles el juego a politiqueros de la peor especie. La Judicatura, sorda, ciega y muda, reacciona a paso de tortuga… en fin, nuestra justicia no mejora y, con honrosas excepciones, se muestra cómplice de los poderes políticos y económicos que aún mandan en el país.

Resulta curioso, que los señores Nebot, Lasso y Gutiérrez persistan en querer hacerse cargo de este desastre económico, cuando llevan en la política más de tres décadas sin que haya cambiado nada, o por lo menos, sin proponerle al país un camino creíble hacia un verdadero despegue. ¿Acaso son los rostros visibles de las mafias criollas? Por lo que va quedando claro, que fuerzas poderosas tras bastidores, rechazan que algo de honestidad y equidad ingresen en la política económica nacional, pues el caos y el rumbo hacia el Estado fallido, los beneficia. A los narcos, testaferros; contrabandistas; caducos dirigentes sindicalistas; oligopolios, entre otros, no les interesa enrumbar al país hacia el verdadero desarrollo sostenible. Y por supuesto, la mediocre justicia les colabora.

Salta a la vista, que solo -cediendo parte de sus enormes prebendas- y sentándose en una mesa para redactar un plan país, como lo hicieron Corea del Sur y Singapur hace 70 años, y dejando de robarse corporativamente los recursos nacionales, es la única vía que nos resta por optar.

¿Alguien tiene una mejor idea?

[email protected]

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Termina el año para el país, sin crecimiento, en franca recesión, poniendo más impuestos a quienes generan empleo, y sin corregir falencias y ofrecer a cambio un camino creíble hacia el despegue económico. Y lo peor, sin que el Poder Judicial nos muestre resultados para que el ciudadano confíe en su justicia; y así, ni pensar en que las inversiones crezcan y generen empleo.

La Fiscal General, increíblemente, demora en la configuración de los delitos de quienes saquearon y maniataron al país. La Jueza Camacho continúa difiriendo las audiencias contra los culpables; porque hay tanta evidencia, que me cuesta usar la palabra “presuntos”. La jueza Guerra, obedeciendo consignas, libera a los que visiblemente cotizaron la patria en octubre. Vemos a jueces provinciales haciéndoles el juego a politiqueros de la peor especie. La Judicatura, sorda, ciega y muda, reacciona a paso de tortuga… en fin, nuestra justicia no mejora y, con honrosas excepciones, se muestra cómplice de los poderes políticos y económicos que aún mandan en el país.

Resulta curioso, que los señores Nebot, Lasso y Gutiérrez persistan en querer hacerse cargo de este desastre económico, cuando llevan en la política más de tres décadas sin que haya cambiado nada, o por lo menos, sin proponerle al país un camino creíble hacia un verdadero despegue. ¿Acaso son los rostros visibles de las mafias criollas? Por lo que va quedando claro, que fuerzas poderosas tras bastidores, rechazan que algo de honestidad y equidad ingresen en la política económica nacional, pues el caos y el rumbo hacia el Estado fallido, los beneficia. A los narcos, testaferros; contrabandistas; caducos dirigentes sindicalistas; oligopolios, entre otros, no les interesa enrumbar al país hacia el verdadero desarrollo sostenible. Y por supuesto, la mediocre justicia les colabora.

Salta a la vista, que solo -cediendo parte de sus enormes prebendas- y sentándose en una mesa para redactar un plan país, como lo hicieron Corea del Sur y Singapur hace 70 años, y dejando de robarse corporativamente los recursos nacionales, es la única vía que nos resta por optar.

¿Alguien tiene una mejor idea?

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Termina el año para el país, sin crecimiento, en franca recesión, poniendo más impuestos a quienes generan empleo, y sin corregir falencias y ofrecer a cambio un camino creíble hacia el despegue económico. Y lo peor, sin que el Poder Judicial nos muestre resultados para que el ciudadano confíe en su justicia; y así, ni pensar en que las inversiones crezcan y generen empleo.

La Fiscal General, increíblemente, demora en la configuración de los delitos de quienes saquearon y maniataron al país. La Jueza Camacho continúa difiriendo las audiencias contra los culpables; porque hay tanta evidencia, que me cuesta usar la palabra “presuntos”. La jueza Guerra, obedeciendo consignas, libera a los que visiblemente cotizaron la patria en octubre. Vemos a jueces provinciales haciéndoles el juego a politiqueros de la peor especie. La Judicatura, sorda, ciega y muda, reacciona a paso de tortuga… en fin, nuestra justicia no mejora y, con honrosas excepciones, se muestra cómplice de los poderes políticos y económicos que aún mandan en el país.

Resulta curioso, que los señores Nebot, Lasso y Gutiérrez persistan en querer hacerse cargo de este desastre económico, cuando llevan en la política más de tres décadas sin que haya cambiado nada, o por lo menos, sin proponerle al país un camino creíble hacia un verdadero despegue. ¿Acaso son los rostros visibles de las mafias criollas? Por lo que va quedando claro, que fuerzas poderosas tras bastidores, rechazan que algo de honestidad y equidad ingresen en la política económica nacional, pues el caos y el rumbo hacia el Estado fallido, los beneficia. A los narcos, testaferros; contrabandistas; caducos dirigentes sindicalistas; oligopolios, entre otros, no les interesa enrumbar al país hacia el verdadero desarrollo sostenible. Y por supuesto, la mediocre justicia les colabora.

Salta a la vista, que solo -cediendo parte de sus enormes prebendas- y sentándose en una mesa para redactar un plan país, como lo hicieron Corea del Sur y Singapur hace 70 años, y dejando de robarse corporativamente los recursos nacionales, es la única vía que nos resta por optar.

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EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Termina el año para el país, sin crecimiento, en franca recesión, poniendo más impuestos a quienes generan empleo, y sin corregir falencias y ofrecer a cambio un camino creíble hacia el despegue económico. Y lo peor, sin que el Poder Judicial nos muestre resultados para que el ciudadano confíe en su justicia; y así, ni pensar en que las inversiones crezcan y generen empleo.

La Fiscal General, increíblemente, demora en la configuración de los delitos de quienes saquearon y maniataron al país. La Jueza Camacho continúa difiriendo las audiencias contra los culpables; porque hay tanta evidencia, que me cuesta usar la palabra “presuntos”. La jueza Guerra, obedeciendo consignas, libera a los que visiblemente cotizaron la patria en octubre. Vemos a jueces provinciales haciéndoles el juego a politiqueros de la peor especie. La Judicatura, sorda, ciega y muda, reacciona a paso de tortuga… en fin, nuestra justicia no mejora y, con honrosas excepciones, se muestra cómplice de los poderes políticos y económicos que aún mandan en el país.

Resulta curioso, que los señores Nebot, Lasso y Gutiérrez persistan en querer hacerse cargo de este desastre económico, cuando llevan en la política más de tres décadas sin que haya cambiado nada, o por lo menos, sin proponerle al país un camino creíble hacia un verdadero despegue. ¿Acaso son los rostros visibles de las mafias criollas? Por lo que va quedando claro, que fuerzas poderosas tras bastidores, rechazan que algo de honestidad y equidad ingresen en la política económica nacional, pues el caos y el rumbo hacia el Estado fallido, los beneficia. A los narcos, testaferros; contrabandistas; caducos dirigentes sindicalistas; oligopolios, entre otros, no les interesa enrumbar al país hacia el verdadero desarrollo sostenible. Y por supuesto, la mediocre justicia les colabora.

Salta a la vista, que solo -cediendo parte de sus enormes prebendas- y sentándose en una mesa para redactar un plan país, como lo hicieron Corea del Sur y Singapur hace 70 años, y dejando de robarse corporativamente los recursos nacionales, es la única vía que nos resta por optar.

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