Arcaísmos

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Estrictamente hablando, es un término antiguo pasado de moda y de uso, o hasta con significado distinto. También puede aplicarse a las ideas, costumbres, usos. Ideas arcaicas, modas arcaicas, anteriores a nuestro entender presente. Conceptos políticos o éticos que nos incomodan los declaramos, sin más ni más, arcaicos, perjudiciales a nuestros intereses. Me críe y maduré con el concepto de que, en nuestro Ecuador, la pena máxima para cualquier delito era la prisión hasta por 16 años.

Fue un momento de humanismo, de compasión, donde las mujeres lograron luchando sus derechos políticos, fuimos uno de los primeros países en América, mucho antes que Colombia, Brasil o Argentina. Así fuimos, luego nos resbalamos y subimos la pena máxima a los 20 y 25 años. Los odiadores de oficio deshumanizados lograron con artimañas llegar a los 40 años. Hoy, voces tremebundas claman por la prisión perpetua tal como en Rusia, China, y más cerca, Chile. Las esperanzas, la rehabilitación se convirtieron en arcaísmos.

Hubo una canción inolvidable ‘Sombras’, a un candidato a altos cargos se le exigía que no tuviera sombra de duda sobre su honestidad, esto se convirtió en una sombra viscosa inamovible. Mayor viscosidad mayor el éxito político y económico. La duda otro arcaísmo, el respeto al espacio ajeno otro arcaísmo, lo ‘modern’ ahora es yo me entrometo en todo y me impongo. En esa misma línea peroro, no predico, sobre las supuestas bondades de las leyes y me quedo callado ante el incumplimiento de esas mismas leyes.

Kilómetros de discursos en contra de la contaminación, del sonido, del aire, del agua y todos hacemos más bulla que el vecino y quemamos más basura que el vecino y envenenamos el agua de ríos y mares con plásticos indestructibles y difíciles de reciclar. Los gritos de batalla actuales son reciclar y emprender. Los arcaísmos: honradez, menos consumo, libre discusión y basta de armas.

[email protected]

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Estrictamente hablando, es un término antiguo pasado de moda y de uso, o hasta con significado distinto. También puede aplicarse a las ideas, costumbres, usos. Ideas arcaicas, modas arcaicas, anteriores a nuestro entender presente. Conceptos políticos o éticos que nos incomodan los declaramos, sin más ni más, arcaicos, perjudiciales a nuestros intereses. Me críe y maduré con el concepto de que, en nuestro Ecuador, la pena máxima para cualquier delito era la prisión hasta por 16 años.

Fue un momento de humanismo, de compasión, donde las mujeres lograron luchando sus derechos políticos, fuimos uno de los primeros países en América, mucho antes que Colombia, Brasil o Argentina. Así fuimos, luego nos resbalamos y subimos la pena máxima a los 20 y 25 años. Los odiadores de oficio deshumanizados lograron con artimañas llegar a los 40 años. Hoy, voces tremebundas claman por la prisión perpetua tal como en Rusia, China, y más cerca, Chile. Las esperanzas, la rehabilitación se convirtieron en arcaísmos.

Hubo una canción inolvidable ‘Sombras’, a un candidato a altos cargos se le exigía que no tuviera sombra de duda sobre su honestidad, esto se convirtió en una sombra viscosa inamovible. Mayor viscosidad mayor el éxito político y económico. La duda otro arcaísmo, el respeto al espacio ajeno otro arcaísmo, lo ‘modern’ ahora es yo me entrometo en todo y me impongo. En esa misma línea peroro, no predico, sobre las supuestas bondades de las leyes y me quedo callado ante el incumplimiento de esas mismas leyes.

Kilómetros de discursos en contra de la contaminación, del sonido, del aire, del agua y todos hacemos más bulla que el vecino y quemamos más basura que el vecino y envenenamos el agua de ríos y mares con plásticos indestructibles y difíciles de reciclar. Los gritos de batalla actuales son reciclar y emprender. Los arcaísmos: honradez, menos consumo, libre discusión y basta de armas.

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CARLOS TRUJILLO SIERRA

Estrictamente hablando, es un término antiguo pasado de moda y de uso, o hasta con significado distinto. También puede aplicarse a las ideas, costumbres, usos. Ideas arcaicas, modas arcaicas, anteriores a nuestro entender presente. Conceptos políticos o éticos que nos incomodan los declaramos, sin más ni más, arcaicos, perjudiciales a nuestros intereses. Me críe y maduré con el concepto de que, en nuestro Ecuador, la pena máxima para cualquier delito era la prisión hasta por 16 años.

Fue un momento de humanismo, de compasión, donde las mujeres lograron luchando sus derechos políticos, fuimos uno de los primeros países en América, mucho antes que Colombia, Brasil o Argentina. Así fuimos, luego nos resbalamos y subimos la pena máxima a los 20 y 25 años. Los odiadores de oficio deshumanizados lograron con artimañas llegar a los 40 años. Hoy, voces tremebundas claman por la prisión perpetua tal como en Rusia, China, y más cerca, Chile. Las esperanzas, la rehabilitación se convirtieron en arcaísmos.

Hubo una canción inolvidable ‘Sombras’, a un candidato a altos cargos se le exigía que no tuviera sombra de duda sobre su honestidad, esto se convirtió en una sombra viscosa inamovible. Mayor viscosidad mayor el éxito político y económico. La duda otro arcaísmo, el respeto al espacio ajeno otro arcaísmo, lo ‘modern’ ahora es yo me entrometo en todo y me impongo. En esa misma línea peroro, no predico, sobre las supuestas bondades de las leyes y me quedo callado ante el incumplimiento de esas mismas leyes.

Kilómetros de discursos en contra de la contaminación, del sonido, del aire, del agua y todos hacemos más bulla que el vecino y quemamos más basura que el vecino y envenenamos el agua de ríos y mares con plásticos indestructibles y difíciles de reciclar. Los gritos de batalla actuales son reciclar y emprender. Los arcaísmos: honradez, menos consumo, libre discusión y basta de armas.

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Estrictamente hablando, es un término antiguo pasado de moda y de uso, o hasta con significado distinto. También puede aplicarse a las ideas, costumbres, usos. Ideas arcaicas, modas arcaicas, anteriores a nuestro entender presente. Conceptos políticos o éticos que nos incomodan los declaramos, sin más ni más, arcaicos, perjudiciales a nuestros intereses. Me críe y maduré con el concepto de que, en nuestro Ecuador, la pena máxima para cualquier delito era la prisión hasta por 16 años.

Fue un momento de humanismo, de compasión, donde las mujeres lograron luchando sus derechos políticos, fuimos uno de los primeros países en América, mucho antes que Colombia, Brasil o Argentina. Así fuimos, luego nos resbalamos y subimos la pena máxima a los 20 y 25 años. Los odiadores de oficio deshumanizados lograron con artimañas llegar a los 40 años. Hoy, voces tremebundas claman por la prisión perpetua tal como en Rusia, China, y más cerca, Chile. Las esperanzas, la rehabilitación se convirtieron en arcaísmos.

Hubo una canción inolvidable ‘Sombras’, a un candidato a altos cargos se le exigía que no tuviera sombra de duda sobre su honestidad, esto se convirtió en una sombra viscosa inamovible. Mayor viscosidad mayor el éxito político y económico. La duda otro arcaísmo, el respeto al espacio ajeno otro arcaísmo, lo ‘modern’ ahora es yo me entrometo en todo y me impongo. En esa misma línea peroro, no predico, sobre las supuestas bondades de las leyes y me quedo callado ante el incumplimiento de esas mismas leyes.

Kilómetros de discursos en contra de la contaminación, del sonido, del aire, del agua y todos hacemos más bulla que el vecino y quemamos más basura que el vecino y envenenamos el agua de ríos y mares con plásticos indestructibles y difíciles de reciclar. Los gritos de batalla actuales son reciclar y emprender. Los arcaísmos: honradez, menos consumo, libre discusión y basta de armas.

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