Educación de Ecuador con un diagnóstico grave

ANÁLISIS. La Comisión de Educación realizará un informe sobre el proceso del examen Ser Bachiller.
ANÁLISIS. La Comisión de Educación realizará un informe sobre el proceso del examen Ser Bachiller.

La evaluación que hizo la Comisión de Educación del Legislativo al examen Ser Bachiller y al sistema educativo derivó en un diagnóstico crítico. El panorama: entre 2012 y 2019, 2,2 millones de bachilleres solicitaron un cupo para ingresar a las universidad públicas, pero solo 1,1 millones accedieron. Es decir, solo cinco de cada 10 estudiantes entró a la ‘U’.

No hay solo un responsable debido a que todo el sistema educativo tiene falencias. Así lo evidenciaron los asambleístas durante las comparecencias de las autoridades del Ministerio de Educación, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval) y de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt).

El diagnóstico es tan grave, que se busca que el sistema educativo sea declarado en emergencia y se analiza si cabe o no plantear un juicio político “a las autoridades que correspondan”, según la resolución que aprobó la Comisión el miércoles.

Bajo nivel
El primer síntoma es el perfil de salida del bachiller, debido a las deficiencias de la enseñanza y los profesores. En 2016, el Ministerio de Educación estableció un nuevo currículo y estándares educativos para mejorar la calidad del sistema. Pero los resultados siguen siendo bajos, como demostró la evaluación PISA-D, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

18,5%
de los estudiantes ha repetido el curso al menos una vez, según la OCDE. La OCDE identifica el nivel de desempeño de los países. El nivel básico es 2 de 6; Ecuador está por debajo de la media en varias áreas, confirmó Edwin Palma, director ejecutivo del Ineval. Por ejemplo, el 71,1% de los estudiantes que participaron del estudio estaban por debajo del nivel 2 en comprensión lectora y el 76,8%, en capacidad de cálculo.

Otra estadística: los estudiantes obtuvieron 409 en lectura, 399 en ciencias y 377 en matemáticas, cuando los promedios de la OCDE eran 490, 493 y 493, respectivamente. La cobertura sí es mejor que la media por casi 20 puntos, pero el país todavía no supera la tasa de abandono escolar, según el informe.

El examen
Hace siete años se creó la prueba estandarizada, con base en los estándares educativos que fija la cartera de Educación. Inicialmente era solamente para acceder a la universidad (se conocía como ENES), pero después se unificó con los exámenes de grado. El Ineval también toma en cuenta los criterios de las instituciones de educación superior y la eficiencia en la asignación de cupos para elaborar las pruebas. Así, en la última edición del examen en el régimen Costa, del que se denunciaron filtraciones, las universidades pidieron que la dificultad se fijara en función de un nivel de logro 2 (de tres niveles). Pero, por el perfil de los estudiantes se determinó que esa categoría era muy alta y se estableció la complejidad en nivel 1.

Además, el examen es estandarizado y no hace diferenciaciones, porque “debe ser capaz de responder de manera positiva a 2.200 carreras” que hay en el país, justificó Palma. Por eso, la Comisión pidió que se plantee un nuevo modelo de examen.

Poca oferta
En el país, las universidades no tienen la capacidad de cubrir la demanda de cupos. Solo en 2019, 311 mil personas solicitaron uno, cuando el sistema de educación superior ofertó 178 mil. En ese año, únicamente cuatro de cada 10 personas ingresaron a la universidad, confirmó la subsecretaria de la Senescyt, María Fernanda Maldonado.

Las universidades son autónomas, es decir, la Senescyt no puede obligarlas a cambiar su oferta de carreras, aunque sí sugerir la ampliación o reducción de ciertas carreras, en función de la demanda. Por eso, la funcionaria señaló que se necesita un compromiso de toda la comunidad universitaria para mejorar el sistema. (AGO)